pablo nocera el debate tarde durkheim

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  • 7/29/2019 Pablo Nocera El Debate Tarde Durkheim

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    El debate Gabriel Tarde - mile DurkheimDe las disparidades iniciales explcitas a las convergencias tardas implcitas

    Pablo Nocera(UBA-CONICET)

    Durkheim est un Bonald athe, et par consquent inconsquent. [] Dansses crits, et spcialement dans ses Rgles de la mthode sociologique,Durkheim met son style la torture, souvent pour viter demployer lesmots desimilitude et dimitation qui rendraient le mieux sa pense Maisalors elle apparatre ce quelle est : ne de la mienne.

    Gabriel Tarde

    Introduccin

    Recuperado habitualmente como un contrapunto clsico de los orgenes de la sociologa

    francesa, la polmica Durkheim-Tarde tiende a ser leda como un escollo que el socilogo de

    los hechos sociales habra superado a fines de la dcada de 1890, en su carrera afanosa por

    posicionar a la disciplina naciente como protagonista ineludible de las ciencias del hombre.

    Esa lectura es la responsable de un seguimiento de la querella, slo desde los textos

    durkheimianos, quedando los de Tarde en un lugar menor. El objetivo de este escrito es

    matizar esa perspectiva, advirtiendo los puntos de convergencia tardos que muestra la obra de

    Durkheim con las formulaciones de su contrincante, muchas de las cuales fueron expuestas

    ste ms de diez aos despus del fallecimiento de Tarde. En otras palabras, si bien es

    palpable un contrapunto en sus primeras formulaciones, muchas de las discrepancias que

    Durkheim sostiene se apoyan, a nuestro entender, en los cnones de cientificidad imperantes

    (formacin discursiva positivista) que reglan lo decible en el plano de la enunciacin, sin queello suponga necesariamente una disparidad manifiesta en las perspectivas de anlisis.

    Las pretensiones de un discurso constituyente no pueden ms que expandirse a travs de

    estrategias, entre las cuales la polmica se vuelve un recurso fundamental. No ha sido una

    excepcin el caso de Durkheim. Tal vez, en el concierto de contrapuntos que el socilogo

    bourdeuxiano supo instigar con sus contemporneos, el intercambio con Tarde1 haya sido el

    que ms popularidad despleg entre su legado2.

    1 A continuacin exponemos una breve semblanza de la posicin de Tarde en la academia gala, de forma tal,

    de poder contextualizar con ms precisin los trminos en que fue recuperado en la tradicin sociolgica eldebate con Durkheim. Para 1910, Henri Bergson consideraba a la Philosophie de lIimitation una de lasmanifestaciones ms originales del pensamiento del siglo XIX y le auguraba, sin dudas, un lugar eminente en lahistoria de las ideas. La prxima centuria se encargara de contradecir este presentimiento, dejando la obra deGabriel Tarde (1843-1904) bajo el manto de un olvido sintomtico y en gran medida injusto. Como intelectualsolitario, sin militancia poltica reconocida y sin pertenencia explcita a alguna escuela, Tarde no afianz entorno suyo ningn grupo de seguidores de forma tal de garantizar una marca epigonal. Al igual que muchos desus brillantes contemporneos galos, inici su carrera en la province (Sarlat) para desembarcar luego en Paris(1894) y desarrollar una prestigiosa labor tanto en la docencia universitaria como en la Direccin de Estadsticaen el Ministerio de Justicia. Desde 1878 fecha en que se pone en contacto con Thodule Ribot, director porentonces de la Revue Philosophiquedesarrolla una vasta produccin terica cuyas primeras repercusiones se

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    Aunque las intenciones y metodologas de su abordaje suelen ser diversas, varias de las

    aproximaciones tienden a acentuar una cierta posicin defensiva por parte de Durkheim frente

    a los ataques reiterados que habra realizado Tarde. Ese supuesto recurrente se expandi a

    partir del tratamiento que hiciera del intercambio Steven Lukes, en un libro ya clsico (1984:

    301-312) y que no siempre es contrastable con el desarrollo cronolgico de ambas

    posiciones.3 En trminos generales, podramos sintetizar tres posiciones que permitendesagregar los abordajes y estudios del que fue objeto la polmica 4. La primera de ellas tiene

    que ver con el contexto acadmico en que se posicionaron ambos autores. Deudora de una

    sociologa de los intelectuales, encontramos una perspectiva que reconstruye las trayectorias

    acadmicas de ambos pensadores, para advertir desde lo institucional, los caminos divergentes

    asumidos y las consecuencias que ello trajo aparejadas.5

    darn a conocer en sucesivos artculos en dicha publicacin a partir de 1880. En paralelo a sus preocupacionesen el terreno de la psicologa y que luego extendiera al plano sociolgico, Tarde desarrolla una amplia reflexinen temas de criminologa que obtiene su primera formulacin sistemtica en el libro La Criminalit Compare(1886). A partir de las repercusiones que dicha obra alcanzara, Alexandre Lacassagne lo convoca para colaboraren la revista especializada Archives danthropologie criminelle cuya participacin ser muy frecuente desde1887. Sin embargo, la mayor trascendencia nacional e internacionalla logra con la publicacin en 1890 deLes lois de limitation, libro al que suceden gran cantidad de estudios en el plano de la filosofa, criminologa,sociologa y economa. Su amplia labor intelectual no tard en generar un vasto reconocimiento institucionalque se expres, por entonces, en su eleccin como presidente del III Congreso Internacional de Criminologa enBruselas (1892), as como tambin en su nombramiento como primer presidente de la Sociedad de Sociologaque Worms fundara en Pars en 1895, labores que ejerce en paralelo a su ocupacin ministerial y que se coronanen enero de 1900 con la eleccin para la Ctedra de Philosophie Moderne en el Collge de France (Mucchielli,1998:114), cuya admisin se impone sobre la de Bergson, quien habr de ocupar dicha plaza, luego de sufallecimiento.2 mile Durkheim mantuvo varios enfrentamientos con referentes de otros campos disciplinarios. Los msconocidos fueron Seignobos (historia), Vidal de la Blache (geografa), Levy-Bruhl (religiones y mentalidadprimitiva), James-Bergson (pragmatismo-vitalismo)3 El libro de Lukes tiene mltiples mritos. No slo en lo que atae al temprano y exhaustivo relevamiento de labibliografa durkheimiana, sino a la precisin y detalle con que abord las diferentes aristas de su obra. Elcaptulo 16 destinado al anlisis de la recepcin de la obra de Durkheimno es la excepcin. All efecta unseguimiento de la polmica ciertamente minucioso, pero que acenta siempre la posicin agresiva de Tarde y ladefensiva de Durkheim. El comienzo del referido apartado es caracterstico Los ataques ms notables y mspersistentes vinieron de Gabriel Tarde [] (Lukes, 1984:301) Llamativamente, y a mero ttulo de ejemplocompensador, la virulencia de la polmica con Simon Deploige (quien acusaba a Durkheim de una manifiestagermanofilia, la cual habra justificado la importacin, no declarada por parte de aqul, de un vasto acervo deideas alemanas a la sociologa francesa) no es objeto de una consideracin por parte del autor ingls. Comocontrapartida de esta visin, encontramos el trabajo de Besnard (1995) quien advierte aquella peculiaridad,destinando un espacio mayor al anlisis de los trminos del intercambio a partir de la publicacin deEl suicidio.4 Tomamos como referencia inicial la sntesis enunciada por Mucchielli (2002:178-180), la cual consideramostil para desagregar los abordajes fundamentales del debate en cuestin.5 Un ejemplo paradigmtico lo ofrece Terry Clark en la investigacin Prophets and Patrons, desde la cual, el

    autor norteamericano traza un anlisis institucional de los orgenes de la disciplina sociolgica francesa en elsiglo XIX. Partiendo de una unidad bsica de organizacin acadmica que denomina cluster (grupo)5 el autorsostiene que en el Pars de segunda mitad de siglo, los clusters estaban organizados en torno a uno o dos titularesde ctedra, que generalmente tenan base en la Sorbonne o en el College de France. Estas unidades acadmicasse caracterizaban en primer lugar, por tener miembros de posiciones institucionales inferiores al patron(denominacin otorgada a los profesores que lideraban el cluster), y su medio de integracin e identificacinestaba sostenido por una publicacin cientfica (fundada generalmente por el grupo). Asimismo el patron soladirigir la coleccin de libros que produca el cluster, gestionando su publicacin en alguna de las casaseditoriales de mayor renombre. En tercer lugar, la capacidad del patrocinador era fundamental para obtenerfinanciamiento por va de la subvencin de la investigacin. No obstante, el rasgo ms caracterstico del clusterera la influencia ejercida por el patron sobre los miembros integrantes de menor nivel acadmico (Clark, 1973:

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    La segunda de las posiciones asumidas para dar cuenta del debate tiene que ver con cierta

    facilidad que habra desarrollado Durkheim para adecuarse y haber condensado de forma

    novedosaciertas ideas imperantes, mientras que Tarde habra planteado slo una posicin

    anticipatoria a un conjunto de perspectivas que se desarrollaran luego. Finalmente, la tercera

    sostiene que frente al rigor cientfico de la obra durkheimiana, la voluntad literaria de Tarde,

    habra oficiado como justificacin del olvido en la consideracin posterior de sus aportes.6

    Sin embargo, a grandes rasgos, todas ellas coinciden en sealar dos puntos centrales en lo

    que atae a las diferencias entre ambas posiciones discursivas. Mientras que Tarde sostiene

    una postura individualista (nominalista), Durkheim desarrolla un holista (realista). Mientras

    que el primero plantea sus desarrollos en el marco de una psicologa de proyeccin social, el

    segundo pretende efectuar un corte neto con cualquier clase de asimilacin de la sociologa a

    saberes constituidos previamente.

    El abordaje que aqu se inicia, se propone relativizar esas tensiones expresadas

    inicialmente que ambos pensadores manifestaron, para evaluar ciertas convergencias no

    declaradasidentificables, particularmente, en los ltimos escritos de Durkheim. Para ello

    no nos planteamos evaluar minuciosamente todas las escenas del contrapunto desplegado

    entre ambos, sino advertir lo que seran dos desplazamientos conceptuales evidenciados en las

    respectivos desarrollos, los cuales seran los responsables de una afinidad entre las posturas,

    que recin podra hacerse manifiesta en la ltima obra de Durkheim, particularmente Las

    formas elementales de la vida religiosa. Para ello, a continuacin, exponemos los ncleos

    duros de las visiones tericas de ambos autores, sealando para cada uno, ciertos

    desplazamientos conceptuales que permiten pensar cierta concordancia de posiciones. En la

    conclusin, se explicitarn detalladamente, los contactos y afinidades presentados en los

    apartados siguientes.

    El trayecto tardeano: la imitacin en los fenmenos sociales

    Los inicios de su reflexin terica tuvieron una impronta caracterstica: su lucha contra las

    perspectivas naturalistas. Su proyeccin alcanz mltiples frentes cuyas aristas no es posible

    desplegar aqu. Precisemos solamente que los destinatarios centrales de su crtica inicial

    68). A partir de esta caracterizacin tpico-ideal, Clark considera a Durkheim y su clustercomo un referenteparadigmtico de ese comportamiento, identificando a Tarde como la anttesis manifiesta (academic isolate).6 Esta perspectiva, es la que despliega, en parte, el trabajo de Wolf Leppenies (1994: 47-56). Decimos en parte,porque el recorrido del autor alemn traza una doble perspectiva. En primer lugar, posiciona la obra de Tarde yDurkheim en el contexto del surgimiento de la llamada Nueva Sorbona y en ella describe el comportamientohostil de los herederos de Tarde (El panfleto annimo Agathon, cuya circulacin alertaba a estudiantes yprofesores sobre las graduales innovaciones acadmicas que espritus germanfilos infiltraban en la tradicinnacional francesa, fue impulsado y sostenido por Alfred de Tarde (hijo de Gabriel) y Henri Massis. (Leppenies,1994: 44-45). En segundo lugar, reconoce en Tarde (siguiendo muchas de las afirmaciones de Henri Bergson)una manifiesta voluntad literaria que habra sido la responsable de una prosa no slo ambiciosa, sino altamentecompleja, circunstancia que habra sido bice para lograr una transmisin y aplicacin ms extendidas de susposiciones tericas. (idem, 51)

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    fueron, por un lado, los representantes de la escuela criminolgica italiana: Ferri, Garfalo y

    Lombroso; por el otro, los usos e influencias del pensamiento darwinista en las ciencias

    humanas en Francia. En cuanto a los primeros, Tarde sealar que el determinismo biolgico

    con que Ferri analiza el crimen, desatiende factores de tipo social como la educacin, cuya

    incidencia no reside slo en la asistencia escolar, sino en la totalidad del medio social en que

    se desarrolla la vida de los hombres (Tarde, 1883: 516). En consecuencia, el lugar de laherencia no puede ser central a la hora de focalizar una explicacin causal del

    comportamiento criminal. La criminalidad responde a un modo de vida producto de una

    seleccin social, lo cual permite pensar ms en la idea de un criminal profesional que en la

    de su equivalente puramente natural. En paralelo, profundiza esta crtica desmontando dos de

    las tesis fundamentales de Lombroso. En primer lugar, tomando como referencia los estudios

    craneolgicos y etnolgicos franco-ingleses, seala que ninguna de las evidencias que aportan

    respalda los determinismos fsicos descriptos en el criminal tpico (asociados a los del salvaje

    primitivo) que el autor italiano popularizara por entonces (Tarde, [1886] 1902: 10). En

    segundo lugar, tambin desmiente el vnculo con que Lombroso asociaba la criminalidad y lalocura, alegando que mientras que el loco puede ser visto como un extra-social, el

    delincuente guarda la forma de un anti-social (Tarde, [1886] 1902: 26). A fin de cuentas,

    la diferencia esencial que distingue la posicin tardeana radica en el peso especfico que

    adquiere la aproximacin sociolgica. Es necesario estudiar al criminal como miembro de

    una sociedad singular, que tiene sus hbitos, sus costumbres y su idioma. (Tarde, [1886]

    1902:38) Al igual que la crtica planteada al biologicismo italiano, su voz se alza contra

    algunas de las tesis del darwinismo, en particular la seleccin del ms apto que llamar

    formule magique (Tarde, 1884:607)y la de la lucha por la vida: no es cierto como se ha

    dicho que la lucha por la vida, la hostilidad radical de los seres y sus elementos sea el primer

    y fundamental principio del Universo [] el primero de ellos es, como se ha observado, laasociacin por la vida, la solidaridad interna de los seres en la cual la batalla es una relacin

    exterior. (Tarde, [1890] 1972: 105)

    Frente al peso de la herencia y las tradiciones racialistas, Tarde deposita en la creencia y el

    deseo los fundamentos de las sociedades humanas. Como resorte primario de la conciencia,

    el deseo es un cierto tipo de energa de tendencia psquica, de avidez mental, mientras que la

    creencia es una impresin intelectual, de adhesin y de constriccin mental (Tarde, 1898:31).

    A partir de ciertas interferencias, que se libran en el seno de la conciencia entre las creencias y

    deseos, nacen la mayora de los movimientos internos que suscitan el juicio y los actos

    voluntarios. De los desplazamientos, divisin o acoplamiento de ambas realidades surge uncampo de fuerzas resultante que es factible cuantificar. As como en el plano psquico, en el

    social sucede algo similar pero de forma amplificada. Las creencias, religiosas y morales

    principalmente, pero incluso las jurdicas, polticas, lingsticas [...] son las fuerzas plsticas

    de la sociedad. Las necesidades (o deseos), econmicos o estticos, son sus fuerzas

    funcionales.(Tarde, 1890:158-159) En la vida colectiva, tanto como en la individual, la

    creencia dirige al deseo. Pero son las creencias las que enriquecen, a juicio de Tarde, el

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    desarrollo de las sociedades. Estas ltimas se depositan de manera gradual, generando un

    vnculo de conciencias en cada sociedad, el cual sostiene todas las instituciones sociales. Esa

    dinmica se organiza de forma armnica a partir del fenmeno de la imitacin: este es el

    elemento constitutivo de toda sociedad y por ende la preocupacin fundamental de la

    sociologa.

    La centralidad de la nocin de imitacin emerge en su pensamiento en el contexto de auge

    de las teoras francesas de la sugestin-hipnosis como matriz terica para dar cuenta de

    fenmenos tanto individuales como sociales. La obra de Taine constituye una referencia para

    ambas perspectivas por dos razones fundamentales. En primer lugar, desde el punto de vista

    individual, la sugestin y la hipnosis en la percepcin del sujeto no son asociadas de forma

    peyorativa con la alucinacin (Taine, 1870). Las referencias del propio Tarde a las figuras de

    Berheim y Delboeuf advierten al lector sobre el desplazamiento que ambas nociones

    mostraban en el abordaje que diera el primero (siguiendo a Taine) como lder de la llamada

    cole Psychiatrique de Nancy. En la disputa con Charcot, Berheim proclamaba que el estado

    de hipnosis no era slo una condicin patolgica de los histricos, y que por tanto, mediadapor la sugestin, poda darse en sujetos normales (Ellenberger, 1970: 87) En segundo lugar,

    desde el punto de vista social, la imitacin refera a la forma de comportamiento de la

    multitud motorizada por el contagio y la sugestin (Taine, 1875-1893). En este plano, los

    trabajos de la llamada psicologa de las multitudes (Fournial, Sighele y Le Bon) aplicaron

    muchas de estas perspectivas para dar cuenta del funcionamiento de las masas y advertir sobre

    sus peligros latentes (van Ginneken, 1992:4-6). Tarde se sum a esas aproximaciones, sin

    obviarles crticas, desplegando el peso de una trama conceptual epocal de amplia utilizacin:

    El estado social, como el estado hipntico, no es ms que la forma de un sueo, un sueo de

    mando y un sueo de accin. De all que conceptos como sonambulismo y

    magnetizacin atraviesen sus primeros escritos para describir el tipo de lazo imitativo que

    se crea entre los individuos en sociedad.

    Para Tarde la repeticin es el factor fundamental para entender los fenmenos tanto

    naturales como humanos. La sociologa, como disciplina, se encargar de relevar las formas

    que adopta la repeticin social. Su punto de vista estar lejos de los cnones estipulados por

    las ya existentes perspectivas sociolgicas. A diferencia de Espinas o Durkheim, Tarde no

    reconocer otra realidad que la individual, y desde all habr de perfilar su aproximacin

    terica como una psicologa social. En efecto, Tarde distingue tres elementos de la vida

    psquica: a) el extramental, que hace referencia a la accin del mundo fsico sobre el mundo

    psquico, b) el intramental, que alude a la accin del mundo psquico sobre s mismo, y c) elintermentalque refiere a la mutua accin entre los espritus o conciencias entre s, a la que

    asigna mayor importancia y se constituye como piedra basal de su inter-psicologa. Desde su

    punto de vista, la herencia y la influencia del medio (extramental) slo tienen un rol

    secundario en la constitucin de las acciones de los hombres. Por el contrario, lo que opera

    como factor fundamental es el ejemplo y la imitacin. Lejos del asociacionismo de cuo

    anglosajn forjado desde Locke hasta Stuart Mill, nuestro autor postula un campo propio para

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    explicar el accionar individual que evite hacer extensivas las leyes de la naturaleza al

    comportamiento humano.

    En este contexto, Tarde entiende que la accin de los factores psicolgicos en la historia,

    se expresa a travs de dos formas esenciales: como causas y como condiciones. Las causas

    son los factores psicolgicos que activan las reacciones de tipo individual o social. Las

    condiciones son los factores psicolgicos, que transmiten los efectos producidos por las

    causas, a travs de la vida social. Su accin es considerable, pero el proceso de su desarrollo

    es a menudo aleatorio. Las causas psicolgicas son: A) la Creencia y elDeseo, que trabajan

    de forma complementaria, llevando a la accin a los procesos psicolgicos y sociolgicos. B)

    La invencin, que busca dar satisfaccin a los deseos y creencias, estimulando y manteniendo

    el movimiento de la historia, y C) las relaciones inter-psicolgicas que operan como

    multiplicadores de los efectos resultantes de las dos causas anteriores, activando nuevos

    procesos.

    Desde su primera publicacin en 1880, Tarde defiende la idea de que toda forma de

    reaccin humana es consecuencia de dos factores psicolgicos fundamentales: la creencia y el

    deseo. En su opinin, este binomio opera como el motor fundamental y con tal posicin

    intenta separarse tanto de la perspectiva inglesa como de la Escuela alemana, que con Fechner

    a la cabeza, sostena que el comportamiento era consecuencia de reacciones de origen psico-

    fsicas. A diferencia de Fechner, para Tarde son las creencias las que operan como races

    profundas de la accin en la que el sujeto no acta slo como consecuencia de las

    excitaciones que provienen del exterior. En el fondo de los fenmenos internos, sean cuales

    sean, el anlisis llevado hasta al final, no descubre ms que tres elementos irreductibles, la

    creencia, el deseo y su punto de aplicacin, el sentir puro. Los dos primeros trminos son las

    formas o las fuerzas innatas y constitutivas de un sujeto, los moldes donde recibe el materialbruto de la sensacin.(Tarde, 1880:153). Como resortes primarios de la conciencia, la

    creencia y el deseo son datos tan iniciales que impiden incluso una definicin precisa de cada

    uno. La creencia es para l, la adhesin del espritu a una idea cualquiera, mientras que el

    deseo lo considera como una derivacin del apetito leibniziano o bien como la pasin

    fundamental de Spinoza. En este punto de vista metafsico, Tarde recuerda a Schopenahuer,

    para quien los deseos, bajo el nombre de voluntades, resumen todas las fuerzas motrices y

    funcionales de la naturaleza (Tarde, 1897:165). Sin embargo, no es su intencin tallar en una

    posicin filosfica determinada, por el contrario, lo que busca es una base para pensar

    cientficamente la psicologa individual actuando en conjunto. En resumidas cuentas, el deseo

    ser una energa de tendencia psquica, de avidez mental, mientras que la creencia ser unaenerga de impresin intelectual, de adhesin y de constriccin mental (Tarde, 1898:31).

    A pesar de alejarse de las perspectivas materialistas en psicologa, Tarde considera la

    creencia y el deseo como cantidades con las que se puede operar. En su opinin, funcionan

    como energas que pueden acoplarse, dividirse o restarse y que se estructuran como un

    campo de fuerzas que se funden en una resultante. En el orden social sucede lo mismo.

    Los mismos fenmenos se reproducen de igual forma pero amplificada. Las creencias se

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    depositan de manera gradual, constituyendo un capital que genera el vnculo de conciencias

    en cada sociedad, y que alimenta todas las instituciones sociales. La subsistencia de una

    sociedad se debe a la acumulacin de creencias que ponen en comn sus miembros y que

    sufren alteraciones permanentes. Las estadsticas sobre las tendencias polticas, el

    movimiento de los mercados o las prcticas religiosas, son la muestra clara de la variacin

    cuantitativa de las creencias y deseos. Ellos pueden acumularse y constituir verdaderasreservas espirituales. En cada sociedad, ese potencial psicolgico toma la forma de un cierto

    capital energtico del cual ella dispone.

    Junto con la creencia, el factor psicolgico ms activo, tanto para el individuo como para

    la sociedad es la invencin. Gracias a la invencin, seala Tarde, el hombre puede introducir

    elementos absolutamente nuevos en el desarrollo histrico y lograr as, modificar su curso. El

    origen de la invencin debe buscarse en la necesidad: se inventa para poder satisfacer cierta

    caresta. Dado que la necesidad (o el deseo) es la expresin de una creencia, es en ella donde

    reside finalmente la raz de la capacidad inventiva del hombre. La capacidad de invencin

    establece, en su opinin, el curso del progreso y permite expresar lo propiamente humanofrente al resto de la naturaleza. As como la creencia y la invencin fijan las condiciones

    psicolgicas para pensar la realidad del sujeto y de la sociedad, Tarde aporta en este plano una

    novedosa forma de repensar la realidad de esas condiciones. Desde su punto de vista, el lazo

    que mantiene a las personas en relacin, que permite la explosin y expansin de la

    invencin, as como la combinacin, desarrollo y conflicto de las creencias y los deseos, es un

    tipo de conexin entre los sujetos de particular naturaleza, que denomina relacin

    interpsicolgica. Con ello Tarde intenta repensar de forma muy sugerente la realidad de los

    fenmenos sociales, sin vulnerar ni diluir el factor individual en su constitucin, desarrollo y

    perdurabilidad.

    Cualquiera sea la experiencia personal, las conciencias influyen unas sobre otras. Estas

    mutuas influencias dan origen a reacciones particulares en el sujeto, que entraan bsicamente

    una transformacin en el comportamiento, generando a su vez una influencia en otro

    individuo que sufrir y proyectar las mismas transformaciones. La accin de una conciencia

    sobre otra puede asimilarse a una cierta clase de hipnosis, en la cual el agente ejerce cierto

    tipo de sugestin sobre el paciente. Este vnculo se expresa desde el nacimiento, dado que

    existe un intercambio continuo de impresiones mentales entre el nio y su madre y desde all

    se proyectan como pequeas acciones que tejen la trama de la vida social. Tarde remarca el

    olvido de la sociologa al desconsiderar el carcter gentico del lazo social. Es el nio el que

    crea la sociedad y no el adulto (Tarde, 1909:161-172). Desde ya que para el autor, lainfluencia que expresa en la conciencia del nio la accin del adulto deviene de un respeto a

    la autoridad que este detenta para aquel. En este sentido, el fenmeno de la creencia, a su

    juicio, se gesta en la incidencia de la sugestin que el adulto genera sobre el nio y que poco a

    poco se expande desde la figura materna hasta el resto de los modelos maduros con los que

    entra en contacto.

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    Las tres causas psicolgicas actuantes fueron objeto de anlisis con anterioridad al

    tratamiento tardiano. El estudio de la creencia muestra desde Aristteles hasta Renouvier,

    diversas etapas. El estudio de la invencin es ms reciente, y all Tarde refiere a Cournot y

    Paulhan. Sin embargo, el estudio de las relaciones inter-psicolgicas permaneci hasta

    entonces inexplorado. All es donde su aporte se plasma en el intento de corporizar una nueva

    disciplina, que llamar Inter-psicologa. Para ello tomar prestados ciertos mtodos de lasociologa y otros de la psicologa, lo que har que en la clasificacin de las ciencias, la nueva

    disciplina ocupe tanto un lugar intermedio entre las antes mencionadas, como tambin un

    lugar al lado de ellas, integrndolas.

    Las causas psicolgicas ejercen su accin a consecuencia de ciertas condiciones, de lo

    contrario, permaneceran estriles y desapareceran. Las condiciones, tambin psicolgicas,

    que Tarde describe son: la Imitacin, la Oposicin y la Adaptacin. Para cada una de ellas,

    dedica un estudio en particular. Cada uno de estos procesos permitir a las causas propagarse

    y repercutir en todo el tejido social. Porimitacin Tarde entiende la reproduccin y difusin

    de fenmenos psicolgicos entre los hombres. De los tres, laImitacin es el ms importante,y sin el cual nada podra constituirse. Por otra parte, la Oposicin es la muestra de la reaccin

    del medio, como consecuencia de los cambios provocados por la Imitacin. Finalmente, la

    Adaptacin registra el resultado final de la Oposicin frente a la Imitacin, manifestando el

    efecto ms permanente en la realidad social. Por otra parte, cabe aclarar, que los

    condicionamientos comentados, son parte de una concepcin ms amplia que desarrolla

    Tarde, quien desde una perspectiva metafsica, los identifica como funcionando en trminos

    universales, y con ciertas peculiaridades en el registro de lo social. En este sentido, la

    Imitacin ser la expresin en el nivel de los fenmenos humanos, de la Repeticin universal.

    De acuerdo con esto, la ley de la repeticin, supone que todo fenmeno tiende a reproducirse

    de forma indefinida. Esta ley rige a todos los seres, ya sean fsicos o psquicos, y la

    encontramos de diversas formas: repeticin ondulatoria y gravitatoria del mundo fsico,

    repeticin hereditaria y habitual del mundo viviente, o repeticin imitativa del mundo

    social.(Tarde, 1898:158) Asimismo, la ley de la oposicin supone que todo fenmeno,

    suscita de forma necesaria, una reaccin contraria a la que proyecta. Esta ley rige tambin el

    mundo fsico (principio de accin y reaccin), el mundo biolgico (seleccin natural) y el

    mundo social (oposicin social). Finalmente, la ley de adaptacin (complementaria de las

    anteriores) que supone que los fenmenos que se hallan en oposicin no se destruyen

    mutuamente, sino que logran componerse uno con otro, dando como resultado los principales

    fenmenos del mundo.Es evidente que los puntos de partida de Tarde manifiestan claramente el desideratum de

    una poca, que, con o sin tamiz positivista, busca en la ciencia un nuevo esquema que

    consolide una totalidad, ya fracturada, con la decadencia de la metafsica. Claro est, que en

    su caso, intent no desechar, sino desarrollar esa transicin sin efectuar descartes categricos.

    A pesar de las disonancias que su interpretacin puede generar en el plano de la naturaleza (en

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    gran medida continuadas luego por Henri Bergson y cierto vitalismo francs) en el mbito de

    los fenmenos humanos, sus posturas ameritan una revisin y cautela mayor.

    Los desplazamientos tardeanos: la comunicacin

    La preocupacin tardeana por dar cuenta de los procesos de comunicacin que expresan lapropagacin de los fenmenos sociales no supuso una ruptura radical con las formulaciones

    anteriores que el autor desarroll. En realidad, implic una precisin mayor para pensar la

    peculiaridad da la prctica imitativa. Desde temprano, Tarde haba considerado que el

    lenguaje era el vehculo privilegiado para la imitacin (Tarde, 1890: 36), incluso hasta

    considerarlo como su condicin sine que non (dem, 302). Sin embargo, en el marco de las

    formulaciones tempranas, la imitacin no era percibida en clave comunicativa, sino ms bien

    en el lastre de las tradiciones del hipnotismo y la sugestin, tal como comentamos, muy en

    boga en Francia en la dcada de 1880. Esta precisin a la que aludimos se puso de manifiesto

    hacia finales de la dcada de 1890, en ocasin de dos artculos que publicara sobre el pblicoy la multitud, as como un anlisis de la conversacin7 que ahora, en breve, comentaremos.

    Sin embargo, es en ocasin de la respuesta que Tarde hiciera al captulo IV del libro I de El

    Suicidio, que hallamos un sugerente matiz (en trminos de comunicacin) en la exposicin

    tardeana sobre la imitacin, contrarrestando la que su contrincante haba caricaturizado a la

    hora de desechar ese potencial marco explicativo del susodicho fenmeno social. Mientras

    que Durkheim haba considerado el fenmeno de la imitacin en su expresin puramente

    refleja (utiliza las expresiones simiesca y maquinal para adjetivarla), Tarde responde en el

    artculo que su nocin de imitacin no responde a nada automtico sino a una comunicacin

    de alma en alma (Tarde, [1897] 2006: 526, itlica original) En el mismo artculo refuerza

    esta idea comunicativa cuando afirma: Ya he respondido ms arriba a esta objecinsuperficial, diciendo que la imitacin de la cual hablo es una comunicacin interpsiquica.

    (dem, [1897] 2006: 527-8, itlica original). Con estas posiciones, Tarde precisa en qu

    trminos debe pensarse la imitacin como propagacin de lo social, alejndose gradualmente

    de la tradicin de la hipnosis en la cual haba sostenido sus enunciados en la dcada de 1880.

    En poco tiempo ms, su inters se desplazar al anlisis del pblico y la conversacin como

    fenmenos modernos deudores de esta primaca del registro comunicacional.

    Aunque Tarde se coloca en cierta forma en la tradicin de los autores que ven con temor el

    fenmeno de las multitudes y su protagonismo en la escena poltico-social moderna (Sighele

    Fournial Le Bon Espinas) su anlisis se encamina detrs de otra intencin,interrogndose puede seguir reconocindose a la multitud como el actor protagnico de esta

    7 En el libroLopinion et la foule, editado en 1901, se recopilan una serie de artculos que haban aparecido conanterioridad y que vertebran los desarrollos que formulamos en este apartado. Nos referimos a: Le public et lafoule , en Revue de Paris, 15 juillet, p. 287-306 et 1er aot, p. 615-635. Lopinion et la conversation , inRevue de Paris, 15 aot, p. 689-719 et 1er septembre, p. 91-116 y finalmente un artculo publicado conantelacin Foules et sectes au point de vue criminel , in Revue des Deux Mondes, 15 novembre, p. 349-387.Las referencias son tomadas de la edicin en el formato de libro de 1904.

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    era? Tiene fundamento la perspectiva de Le Bon tal como habra de popularizarse a partir de

    sus estudios? Tarde parece orientarse por la negativa. Se trata, ciertamente, de pensar qu es

    lo distintivo de estos tiempos en trminos de grandes colectivos humanos. Para ello, se

    propone introducir en el anlisis un nuevo rtulo para identificar el proceso en que se

    organizan crecientemente los grupos sociales: el pblico. Dicho colectivo posee aspectos

    propios que lo alejan de su contraparte, la multitud. En esa caracterizacin, Tarde plantea unavance singular a la hora de concebir el funcionamiento moderno de les foules.

    La nueva forma de la existencia de los colectivos sociales no parece responder al

    parmetro que otrora lo defina como multitud. Las formas modernas de lo colectivo, tienen a

    juicio del autor, un vnculo de tipo espiritual, cuya forma material queda evidenciada por la

    dispersin de los individuos, separados fsicamente y entre los cuales slo existe una cohesin

    de tipo mental (Tarde, 1904:2). A travs de una perspectiva, en cierta forma evolucionista, su

    anlisis fija en el plano espiritual el grado mximo de adelanto que puede desarrollar una

    relacin social. Los colectivos sociales han perdido de forma progresiva, hoy da, la prioridad

    que en otro tiempo tena el espacio como soporte de toda asociacin. Si se quiere, en elpresente, no se necesita de un contacto corporal para formar parte de un grupo, como s era

    precondicin en otros tiempos. Dado que los hombres en la actualidad ya no se codean, ni

    se ven, ni se entienden [] Cul es el lazo que les une? (Tarde 1904:3) A ese interrogante,

    por cierto provocativo, se enlaza como respuesta, la reflexin en torno a un fenmeno

    concomitante, cuyas manifestaciones no han dejado de desplegarse desde ocurrida la

    Revolucin Francesa: la prensa escrita. Para Tarde, la des-incorporacin o des-

    territorializacin de la masa y su constitucin como pblico, en la mayor parte de los

    colectivos sociales, plantea inquietantes interrogantes, que lo separan de otras formulaciones

    de sus coterrneos, ya sea que pensemos en Le Bon o en Durkheim.

    Si el vnculo social est mediado por la imitacin, y la misma puede efectuarse a ladistancia, es comprensible porqu Tarde puede pensar la diferencia especfica del pblico

    frente a la multitud. El pblico, como colectividad puramente espiritual, permite concebir

    comunicaciones de espritu a espritu, de alma a alma, [que] no tienen por condicin

    necesaria la proximidad de los cuerpos (Tarde, 1904: 2) El miembro del pblico reserva su

    soledad, como lector, por ejemplo, frente al resto de sus congneres, pero an as guarda con

    ellos un vnculo invisible dado por la simultaneidad de su conviccin o de su pasin, la

    conciencia poseda por cada uno de que esta idea o voluntad es compartida en el mismo

    momento por un gran nmero de hombres. (dem)

    Frente al lmite material que caracteriza la multitud, ya sea por el alcance visual o sonoro

    de cada uno de los individuos que la componen, como por la disposicin fsica que

    materializa una densidad corprea que justifica y testimonia su presencia en el espacio, el

    pblico es indefinidamente ms extenso, y como a medida que se extiende, su vida particular

    se hace ms intensa, no se puede negar que no sea la agrupacin del futuro. (Tarde, 1904:11)

    Asimismo, el pblico reclama un tipo de pertenencia por parte de sus miembros que no es

    exclusiva, tal como se observa en la multitud. Dado que el vnculo no est sostenido por una

    presencia fsica, la simultaneidad de pertenencias e, incluso, la convivencia en muchos

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    pblicos, hace del integrante de ese colectivo un sujeto que puede salvaguardar sus

    diferencias sin que ello haga peligrar su integracin.

    La coincidencia de las influencias persuasivas que sufre cada miembro del pblico est

    motorizada por la prensa escrita. Elperidico es la expresin material paradigmtica de ese

    vnculo cuya dinmica es la de un contagio invisible. La sugestin a distancia8 de los

    individuos que forman parte de los pblicos, es la resultante de un proceso de desarrollosocial, en el que los intercambios de intensidad mayor copresencia fsicahan quedado

    como parte de un pasado en la evolucin mental de las sociedades. Para Tarde, aquello que

    Le Bon y Sighele denominaban multitud, es una realidad que ha perdido protagonismo en los

    tiempos que corren. El pblico es el formato caracterstico de las sociedades donde los nexos

    no se construyen como forma de solidaridad, sino ms bien como comunicaciones

    impersonales de frecuencia y regularidad suficientes. La multitud es un grupo social del

    pasado, cuya evolucin es un paso siguiente al del desarrollo de la familia. Como afirma

    Moscovici, a cada tipo de comunicacin, corresponde un tipo de sociabilidad: a la

    comunicacin tradicional de boca en boca, la multitud: a la comunicacin moderna quecomienza con el peridico, el pblico. (Moscovici, 1981:231)

    En este contexto, la imagen del publicista es el equivalente al inspirador o lder que

    moviliza y dirige a la multitud. Aunque su influencia sea menos intensa, es ms continuada y

    sostenida que la del vnculo multitudinario. En ello observa Tarde el nuevo peligro que

    encierra la soledad del lector como partcipe de un pblico homogeneizado por los peridicos.

    Aunque pueda pensarse que su libertad es un derecho no desafiado por la presin que pueda

    ejercer la masa, su homogeneidad y manipulacin a partir de la formacin de opinin que

    cumple la prensa se vuelve para Tarde la forma moderna de la manipulacin.

    El pblico es as un nuevo clivaje que organiza las sociedades actuales. Como divisin

    psicolgica acorde con diferentes estados del espritu, tiende a superponerse cada vez msvisible y eficazmente a su divisin religiosa, econmica, esttica, poltica, en corporaciones,

    en sectas, en oficios, en escuelas, en partidos. (Tarde, 1904:21-22) Esta primaca y

    superioridad frente a otros ejes de diferenciacin social se explica, desde su perspectiva, por

    una creciente necesidad de sociabilidad que vuelve fundamental que los asociados se

    comuniquen mediante una corriente continua de informaciones. Son estas particularidades las

    que cumplen la funcin de integracin sostenida por la comunin de ideas y pasiones

    frente a la creciente expansin de diferencias individuales. En otras palabras, a diferencia de

    Durkheim, una vez ms, Tarde identifica en el pblico un tipo de vnculo que se sostiene en la

    homogeneidad de la informacin que sutura de mejor manera la especializacin creciente de

    las sociedades modernas provenientes de los procesos de diferenciacin estructural. Frente al

    reservorio de solidaridad que las corporaciones auguraban para el socilogo de los hechos

    sociales, su contrincantedeposita en la comunicacin que nutre a los pblicos, las formas ms

    propicias de integracin cuya base son las diferencias. En contraste con la multitud donde la

    8 La nocin de imitacin tiene recurrencias mltiples en la prosa tardeana. En numerosos textos aparece bajodistintos equivalentes, entre los cuales encontramos: sugestin, repeticin y contagio. Los trabajos de fines delsiglo XIX hacen manifiesto cada vez ms su reemplazo por el de comunicacin.

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    semejanza visible organiza el principio de sugestin que uniforma la prctica colectiva, el

    intercambio de informacin motoriza un contacto de tipo psquico que permite, an en

    ausencia, consolidar vnculos de otra ndole, que Tarde ver reflejados de forma

    paradigmtica en la opinin pblica.

    La influencia a distancia de las conciencias unas sobre otras, tiene en la opinin su

    resultante final. De igual forma que el pensamiento oficia para el cuerpo como su expresinms elevada, la opinin es su equivalente para los pblicos (Tarde, 1904:VI). En ese

    contexto, nuestro autor ubica la conversacin como la prctica social fundamental que da

    forma y direccin a la opinin y cuyo anlisis ha sido objeto de un llamativo descuido por

    parte de la sociologa. Veamos de qu manera Tarde la examina.

    Para el socilogo francs la opinin se abre paso entre otras dos expresiones que nutren el

    espritu social, a saber: la tradicin y la razn. Con la primera, Tarde alude al conjunto de

    opiniones, prejuicios e ideas en general que subsisten por va de la herencia como legado de

    los muertos y cuya imposicin a los vivos se vuelve muchas veces una carga. Con la razn

    trmino que el propio autor considera precarioalude tanto al conjunto de juicios personalescomo de relaciones que caracterizan a la fraccin de una sociedad litey cuya posicin

    aislada y superior al resto de la sociedad le permite dirigirla y encauzarla (Tarde, 1904:65).

    Frente a estas dos ramas del espritu pblico, la opinin viene a posicionarse como la ms

    reciente y creciente de todas. Frente a la quietud de la tradicin, con sus rgidos lmites

    nacionales, la opinin expresa un dinamismo mayor y con ello un carcter mucho ms

    pasajero. En cambio la razn, con un alcance mucho mayor que ambas se expande de manera

    constante hasta proyectarse de forma internacional. En consecuencia, la opinin ser

    considerada por Tarde como una agrupacin momentnea y ms o menos lgica de juicios

    que, respondiendo a problemas actualmente planteados, se encuentran reproducidos en

    numerosos ejemplares en las personas de un mismo pas, de un mismo tiempo y de la mismasociedad. (Tarde, 1904: 68) Lo que ha permitido que los juicios se propaguen y agrupen en

    la modernidad ha sido la prensa. El medio particular de expansin ha sido el peridico. La

    opinin como expresin de un juicio individual se vuelve pblica a partir de esta mediacin.

    Pero ms all de la especificidad que le otorga la expansin y movilidad a los juicios que

    testimonian los diarios, la conversacin es la prctica fundamental que conforma el sustrato

    material de la opinin pblica. En ella Tarde observa el agente ms poderoso de la imitacin

    de la propaganda de los sentimientos, as como de las ideas y de los modos de accin.

    (Tarde, 1904: 84) Si la conversacin es entendida como todo dilogo sin utilidad directa e

    inmediata en el que se habla por el slo hecho de hablar, parecera impertinente la posicin

    que el autor le otorga como accin social central de toda sociedad. Sin embargo, lo que

    observa como fundamental son los niveles de atencin que la conversacin requiere y que

    nunca son tan exigentes como en esa forma de interlocucin. En la conversacin se juega no

    slo un contenido verbal que se vuelve objeto de intercambio permanente, sino toda una serie

    de movimientos, timbres, gestos y aspectos fisonmicos que actan como elemento a igual

    punto importante en la interaccin. Tarde considera que estos son aspectos de un conjunto

    mayor que se vincula con la sugestin o encanto que puede acarrear toda conversacin.

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    Dejando a un lado si sta supone una discusin o un simple intercambio de ideas, si es

    obligatoria o discrecional breve tipologa que el mismo desarrollala considera la autntica

    institucin social, verdadero agente de divulgacin de formas imitativas de accin

    individuales en constante propagacin.

    Llegados a este punto, se hace evidente que para Tarde la conversacin es el medio

    destacado a partir del cual se conforman los pblicos y particularmente se hace visible elregistro comunicacionalde toda sociedad. Si bien es verdad que la conversacin no es algo

    privativo del pblico frente a la multitud, como forma paradigmtica se expresa en el primero.

    En tanto y en cuanto el intercambio que oficia cada conversacin advierte a sus participantes

    de ideas, pasiones, opiniones cuya autora no necesariamente les pertenece ni requiere de su

    exacta comprensin para ser apropiada y transmitida, la opinin plantea un dinamismo y

    mutabilidad que la vuelve un ndice constante de cierto estado de los grupos sociales. La

    conversacin es el medio por el que se definen los pblicos y, por su mutable naturaleza, es la

    responsable de las borrosas fronteras que los separan, a diferencia de otra clase de grupos que

    antes ya hemos mencionado. En esta dimensin individual, Tarde ve la materialidad de losprocesos sociales de imitacin. Los libros, las cartas, el peridico, no seran ms que otra

    forma mediada de dar causa al mismo principio que gua toda charla: la comunicacin. En

    ellos se halla, como moderna nota distintiva, lo caracterstico de los grupos humanos.

    El trayecto durkheimiano: la exterioridad y coercin de los fenmenos sociales9

    Las primeras formulaciones durkhemianas se concentran fundamentalmente en torno a dos

    conceptos recurrentes: la conciencia colectiva y el hecho social. Esta aparicin asociada,

    advierte al lector que la creencia es parte constitutiva de los fenmenos en sociedad teniendo

    una relevancia manifiesta para pensar la dimensin ideal o intelectiva que caracteriza a estosprocesos. Si entendemos a la conciencia colectiva como el conjunto de las creencias y de los

    sentimientos comunes al trmino medio de los miembros de una misma sociedad, [que]

    constituye un sistema determinado que tiene su vida propia (Durkheim, [1893] 1993:104)

    definicin que se repite a menudo a lo largo deLa divisin del trabajo social, la creencia es

    ese componente que emerge en la vida social de un sustrato material de relaciones, que no

    puede subsumirse meramente a la estructura morfolgica que la origina. La nocin

    durkheimiana de conciencia colectiva fue integrada en sus reflexiones sobre la base de los

    aportes de su coterrneo Alfred Espinas y del alemn Albert Schffle. Ms all de las

    connotaciones que sus usos originarios pudieran tener, la aparicin de la creencia en estrecho

    vnculo con la conciencia colectiva evidencia la preocupacin durkheimiana por identificar laespecificidad de esa entidad (expresada en las formas del derecho) desde la cual se puede

    explicar la cohesin o integracin que toda sociedad muestra (o debe mostrar) en lo que

    9 El reconocimiento masivo del pensamiento de Durkheim nos permite establecer una referencia ms breve a susncleos tericos fundamentales que la formulamos con Tarde.

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    refiere a sus formas de actuar y pensar10. As como muchos de sus contemporneos,

    Durkheim intenta redefinir los trminos de un individualismo de raz ilustrada, que vea en la

    figura del sujeto, el pilar y basamento de cualquier orden social. En realidad, buena parte del

    planteo de su tesis doctoral se apoya en la intencin contraria, es decir, advertir, como lo

    hiciera Comte tiempo antes, que el individuo es un producto de la sociedad. En ello estriba la

    insistencia con que el autor enfatiza la superioridad de lo social frente a lo individual. Elaccionar de las personas est lejos de ser el producto de una soberana individual apoyada en

    la libertad. Los sujetos se hallan condicionados por el medio (social) sin advertir que la

    proyeccin de sus propias acciones en conjunto son la base de aquello que los limita y a su

    vez los cohesiona.

    El peso especfico que Durkheim diera a la conciencia colectiva y a la solidaridad en la

    tesis doctoral comienza a desplazarse, a partir de 1895, hacia la preocupacin por definir el

    objeto de estudio propio de la sociologa. En otras palabras, si la superioridad de lo social

    sobre lo individual es identificable es necesario justificar su diferencia especfica para que la

    nueva disciplina pueda abrirse paso por sobre los otros referentes de lassciences de lhomme,en particular la psicologa. Sobre ese punto se afinca uno de los vectores centrales deLas

    reglas del mtodo sociolgico. La aparicin de una definicin concisa sobre el hecho social

    permite advertir que, ms all de la conciencia colectiva, las creencias estn integrando el

    fenmeno social no slo como soporte para la cohesin e integracin de la sociedad, sino

    como una realidad que se impone al individuo, en su existencia como miembro de una

    sociedad. Nuestro autor sostiene que la especificidad de los fenmenos sociales radica en que

    consisten en maneras de actuar, de pensar y de sentir, exteriores al individuo y dotadas de un

    poder coercitivo en virtud del cual se le imponen. Por consiguiente, no podra confundrselos

    con los fenmenos orgnicos, ya que consisten en representaciones y acciones; ni con los

    fenmenos psquicos, que slo tienen existencia en la conciencia individual y por ella.

    (Durkheim, [1895] 1969: 24) Como podemos observar, las dimensiones del pensamiento y el

    sentimiento son aquellas mismas que albergaba en las formulaciones de 1893 la idea de

    conciencia colectiva. Si bien en ese primer texto, aqulla tambin guarda un carcter

    impositivo (ms claramente en las sociedades donde prima la solidaridad mecnica) ahora es

    el hecho social en su identificacin conceptual quien monopoliza analticamente esa

    condicin. La generalidad de los hechos sociales, a diferencia de la mera agregacin de

    acciones individuales es la referencia que Durkheim plantea para sostener la diferencia

    especfica entre el objeto de la sociologa y las visiones psicologistas o, incluso, aquellas

    provenientes de la filosofa poltica. En este particular, nuestro autor integra la nocin decreencia como equivalente a aquello que identifica como formas de pensamiento, refiriendo

    a lo social como lo constituido por las creencias, las tendencias, las prcticas del grupo

    tomado colectivamente; en cuanto a las formas que revisten los estados colectivos

    10 De forma similar, define a la solidaridad positiva (frente a la contraparte negativa que condensa slo lasrelaciones con las cosas) como un conjunto ms o menos organizado de creencias y de sentimientos comunes atodos los miembros del grupo: ste es el tipo colectivo. (Durkheim, [1893] 1993:161)

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    refractndose en los individuos, son cosas de otra especie. (Durkheim, [1895] 1969: 26). Por

    ello lo social guarda la forma de una imposicin y exterioridad, en la que la superioridad del

    todo sobre las partes se manifiesta continuamente como legado que se expresa como credo y

    accin: Esto es especialmente evidente a cerca de las creencias y prcticas que nos son

    transmitidas completamente formadas por las generaciones anteriores; las recibimos y las

    adaptamos porque, siendo a la vez una obra colectiva y una obra secular, estn investidas deuna particular autoridad que la educacin nos ha enseado a reconocer y respetar.

    (Durkheim, [1895] 1969: 27).

    Hasta aqu, la identificacin del objeto de estudio de la disciplina en estrecha vinculacin

    con las creencias y las prcticas, no permite justificar con claridad como pensar la diferencia

    frente a las posiciones que consideran lo social como la forma ampliada de lo individual. Para

    ello, nuestro autor introduce en Las reglas la idea de asociacin / combinacin, la cual

    permite explicar que lo social es una propiedad emergente de ese proceso que hace imposible

    remitir directamente su producto a ninguna de las partes intervinientes. Haciendo pie en la

    nocin de medio social interno (espacio integrado por personas y cosas desde donde slo esposible explicar el comportamiento de los fenmenos colectivos) Durkheim plantea: Sin

    duda, no puede producir nada colectivo si no estn dadas las conciencias particulares; pero

    esta condicin necesaria no es suficiente. Falta todava que estas conciencias estn asociadas,

    combinadas, y combinadas de cierta manera; es de esta combinacin de donde resulta la vida

    social y, por tanto, esta combinacin la que la explica. (Durkheim, [1895] 1969: 85).

    La potencia del modelo de la combinacin le ha permitido a Durkheim sortear muchas

    crticas que lo acusaban de hipostasiar o cosificar lo social frente a la nica materialidad que

    supone la existencia de los individuos. El argumento fue utilizado recurrentemente en El

    suicidiopara justificar su posicin frente al asedio de las posturas como las de Gabriel Tarde,para quien era imposible explicar lo social sin priorizar el componente de la conciencia

    individual.11

    Los desplazamientos durkheimianos: la comunicacin

    A pesar de la continuidad que tendr el argumento de la combinacin en la obra de

    Durkheim, a partir de 1898 se introduce un matiz en sus formulaciones cuyas repercusiones

    para nuestro anlisis son importantes. Veamos ahora que aporta el texto publicado ese ao:

    Representaciones individuales y representaciones colectivas. Destinado a un pblico de

    filsofos, el artculo referido (apareci en laRevue de Mtaphysique et de Morale) intenta darun peso mayor al argumento de la combinacin como fuente y explicacin de lo

    especficamente social. A diferencia de Las reglas, la terminologa empleada por Durkheim

    se apoya ms en las posiciones de la psicologa y la filosofa, particularmente la confluencia

    11 Cuando las conciencias, en vez de permanecer aisladas unas de otras, se agrupan y se combinan, hay algocambiado en el mundo. Desde luego, es natural que este cambio produzca otros, que esta novedad engendre otrasnovedades, que aparezcan fenmenos cuyas caractersticas no se encuentran en los elementos de que secomponen. (Durkheim, [1897] 1995: 340)

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    entre ambas que, desde varias dcadas antes, desarrollaba el espiritualismo. Tomando como

    referencia el vnculo y autonoma entre la biologa y la psicologa, Durkheim desarrolla, por

    medio de la analoga, un argumento que salva la especificidad de la sociologa frente a la

    psicologa. Discutiendo implcitamente con la postura de Gabriel Tarde, nuestro autor justifica

    que las representaciones colectivas adquieran autonoma de las individuales a partir de la

    combinacin que aquellas sufren en las interacciones particulares. El producto de laasociacin o combinacin de las representaciones de los individuos genera otras, de tipo

    social, que aunque vinculadas a las primeras no son dependientes de ellas: se organizan con

    autonoma de forma propia. Paradjicamente, en este texto Durkheim no menciona en ningn

    momento la nocin de conciencia colectiva cuya referencia era recurrente desde los trabajos

    de fines de 1880. Esta peculiaridad tambin supone un punto de inflexin en su produccin.

    Aunque este concepto no desaparece en las obras posteriores, su peso explicativo comienza a

    disminuir en paralelo al crecimiento de la nocin de representaciones colectivas.12

    En este contexto, nos interesa enfatizar cmo la dimensin morfolgica que oficiara como

    substrato de los fenmenos colectivos (medio social interno) se traslada ahora a lasconciencias individuales, cuyas representaciones son el soporte de las colectivas. Pero de

    mayor importancia para nuestro abordaje es que Durkheim analiza en este texto la posibilidad

    de que ciertas representaciones colectivas originen, a partir de su propia combinacin, otras

    representaciones colectivas que tendran a las primeras como substrato. En una cita a pie de

    pgina, Durkheim los llam en ese texto productos sociales de segundo grado. En otras

    palabras, nuestro autor reconoce que existen fenmenos sociales que tienen como substrato

    otros fenmenos (representaciones), tambin ellos sociales (y no individuales) a partir de los

    cuales se conforman los procesos de ideacin colectiva. (Durkheim, [1924] 2000: 56 nota 16)

    A partir de 1901, con la publicacin del trabajo conjunto con su sobrino Marcel Mauss, lamirada de Durkheim sobre las representaciones colectivas tiende a mostrar un desplazamiento

    que se expresa en dos planos: a) las representaciones colectivas son formas en que la sociedad

    establece sistemas de clasificacin b) los sistemas de clasificacin presuponen la primaca de

    formas de representacin de base conceptual que oficia como posibilidad misma de la

    identificacin.13 Esta especificidad aportada por Durkheim como consecuencia de la

    12El paulatino decrecimiento del potencial explicativo de la nocin de conciencia colectiva corre paralelo alcambio que Durkheim introduce en 1898 a la hora de pensar la nocin de substrato del cual aquella emergeracon caracteres propios. En los primeros textos, Durkheim entiende por substrato las condiciones particulares enque los individuos se encuentran colocados (Durkheim [1893] 1993: 104) o las condiciones en que se

    encuentra el cuerpo social en su conjunto (Durkheim [1895] 1969: 86) o la masa de individuos que compone lasociedad, el modo como estn distribuidos sobre el terreno y la naturaleza y la configuracin de las cosas de todotipo que afecta a las relaciones colectivas. (Durkheim 1969 [1897-1898]:181) En El suicidio el autor planteaque el substrato supone la combinacin de las conciencias individuales (Durkheim [1897]1995: 351) A partir de1898, la nocin se apoya ms directamente en el plano de las representaciones individuales (Durkheim [1924]2000: 55) cuya combinacin, nuevamente, dara pas a la diferencia especfica que caracteriza a las colectivas.Con stas ltimas, Durkheim comenzara a explicar la especificidad del funcionamiento de la concienciacolectiva, ms all de las condiciones que imperen en el nivel morfolgico de la sociedad.13 Una clasificacin lgica es una clasificacin de conceptos. [] La presin ejercida por el grupo social sobrecada uno de sus miembros no permite a los individuos juzgar en libertad nociones que la propia sociedad haelaborado y en las que ha depositado algo de su personalidad. (Durkheim [1901-1902] 1996:102)

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    profundizacin de los estudios sobre la religin arroja algunos corolarios de importancia en su

    ltima obraLas formas elementales de la vida religiosa (1912).

    En primer lugar, Durkheim se aparta un tanto de la trama discursiva que desarrollara en la

    dcada del 90 ahondando la exploracin de lo social tomando como referencia las formas

    originarias del fenmeno religioso. Algunos aspectos de estas innovaciones son cruciales

    para la apreciacin del lugar que empieza a ocupar el concepto de creencia. El primero de

    ellos se relaciona con la importancia que el autor le asigna a la comprensin del fenmeno

    social a partir de la accin conjunta o accin de los individuos. Lejos de la insistencia

    recurrente en la externalidad y, por ende, caracterstica coercin de los hechos sociales, la

    prioridad se halla ahora en el actuar social: Porque la sociedad, slo puede hacer sentir su

    influencia en acto, y slo se encuentra en acto cuando los individuos que la componen estn

    unidos y obran en comn. A travs de la accin comn, ella toma conciencia de s y se

    asienta, pues es ante todo cooperacin activa [] As que es la accin la que domina la vida

    religiosa, y ello gracias a que su fuente es la sociedad. (Durkheim [1912] 1993:655)

    Esta primaca otorgada a la accin est en ntima relacin con otra innovacin a la que

    aludimos. Nos referimos a la insistencia con que nuestro autor comienza a pensar la

    peculiaridad de la combinacin de las conciencias y las representaciones individuales a travs

    de formas comunicativas: Pues las conciencias individuales, de por s, estn cerradas a las

    otras; slo pueden comunicarse por medio de signos que traduzcan sus estados interiores. []

    Las mentes particulares slo pueden encontrarse y comunicarse a condicin de salir de s

    mismas [] (Durkheim [1912] 1993: 378-379). La comunicacin entre las conciencias

    presupone la forma conceptual como mediacin fundamental: Un concepto no es mi

    concepto, lo comparto con otros hombres, o al menos puedo comunicarlo. (Durkheim [1912]

    1993:677). Esta doble dimensin se potencia an ms en la reiterada referencia que el autorhace al hecho de que la sociedad slo existe en yporlas conciencias individuales (Durkheim

    [1912] 1993: 405).

    Todas estas posiciones argumentales se conjugan ntimamente. En sntesis, la sociedad

    expresa su existencia en las conciencias individuales a travs de procesos de comunicacin

    mediada por conceptos, nica posibilidad que hace viable un tipo de accin conjunta. En

    otras palabras, Durkheim nos aporta una idea de la sociedad cuya primaca est puesta en la

    accin social y cuyo desarrollo se vincula de forma estrecha con la creencia. Veamos cmo.

    Los estados exteriores a los que Durkheim alude para pensar la comunicacin son

    primariamente movimientos: [las conciencias] no pueden exteriorizarse ms que a travs delos movimientos. Es la homogeneidad de esos movimientos lo que da al grupo la conciencia

    de s y, por tanto, lo que le hace existir. Una vez establecida esa homogeneidad, una vez que

    esos movimientos han adoptado una forma y un estereotipo, sirven para simbolizar las

    correspondientes representaciones. Pero las simbolizan slo porque han contribuido a

    formarlas. (Durkheim [1912] 1993:379) Esa primaca de la accin como base de la

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    comunicacin es la que permite pensar porque la vida social slo es posible gracias a un

    vasto proceso de simbolizacin. (Durkheim [1912] 1993: 380).

    Ahora bien, la lgica de la simbolizacin es la que emerge de los procesos de accin como

    formas estables y permanentes de explicar y entender inicialmente el mundo: Slo las

    necesidades de la accin, y sobre todo de la accin colectiva, pueden y deben expresarse en

    frmulas categricas, perentorias y tajantes, que no admiten contradiccin; pues los

    movimientos colectivos slo son posibles a condicin de que sean concertados, o sea,

    regulados y definidos. Y como la actividad no puede pasarse sin la inteligencia, tambin sta

    es arrastrada por el mismo camino y adopta sin discusin los postulados tericos reclamados

    por la prctica. (Durkheim [1912] 1993:581-582)

    Las creencias son justamente esas formas fijas que emergen de la simbolizacin que

    requiere la accin conjunta y que el culto religioso corporiza. Son fundamentales para hacer

    viables la accin comn que permite que la sociedad exista. [] la mitologa es el conjunto

    de creencias comunes a ese grupo. Lo que expresan las tradiciones cuyo recuerdo se perpeta,

    es la forma en que esa sociedad representa al hombre y el mundo; una moral y una

    cosmogona, al mismo tiempo que una historia. As que el rito slo sirve, y slo puede servir,

    para mantener la vitalidad de esas creencias, impidiendo que se borren de las memorias, o sea,

    para dar nueva vida a los elementos ms esenciales de la conciencia colectiva. (Durkheim

    [1912] 1993:591). Las creencias religiosas son las que han sustituido el mundo tal y como lo

    perciben los sentidos, por otro mundo diferente que es el pilar fundamental para lograr por

    medio de los conceptos concertar un accin en la que media la comunicacin. No es casual

    que el propio autor identificara con la nocin de marco ese conjunto de categoras en que se

    afincan las representaciones que permiten la vida en comn. (Durkheim [1912] 1993:581)

    Pues bien, no slo la comunicacin, la accin social y el basamento de las creencias se hanvuelto centrales en las reflexiones durkheimianas. Aparecen en Las Formas Elementales

    recurrentes referencias a la lgica del contagio como fenmeno manifiesto en los ritos

    religiosos. En la descripcin que de ellos realiza, Durkheim enfatiza la dimensin mimtica

    de los ritos cuya expresin consiste en movimientos y gritos, cuyo objeto es imitar, en

    diferentes actitudes o aspectos, al animal cuya reproduccin se desea [] (Durkheim, [1912]

    1993: 555) Dado que lo sagrado es sumamente contagioso (dem; 366), lejos de permanecer

    apegado a las cosas que le pertenecen, parece dotado de cierta fugacidad. Basta un contacto

    superficial y mediado para que se propague de un objeto a otro. Las fuerzas religiosas siempre

    se representan mentalmente de modo que siempre parecen dispuestas a escapar de los lugares

    que residen para invadir todo lo que queda a su alcance. (dem, 507).

    Durkheim parece basar el anlisis del fenmeno religioso sobre la nocin de fuerza. sta

    se propagara de forma tal de extender lo sagrado de forma vertiginosa entre los fieles, siendo

    el rito la expresin concertada que oficia como vehculo de esa propagacin. En otras

    palabras, no slo lo sagrado se expande como mimesis, i.e. los poderes del objeto sacro son

    copiados por los fieles, sino que interviene como un proceso de propagacin inter-mental que

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    afecta profundamente a las representaciones de los devotos. Permtasenos citar in extenso:

    Ya hemos visto que el carcter sagrado de un ser no tena nada que ver con sus atributos

    intrnsecos. Que el animal totmico tenga tal aspecto o tal propiedad no determina que inspire

    sentimientos religiosos, sino que stos son el resultado de causas completamente ajenas a la

    naturaleza del objeto en el que acaban de fijarse. Estn formados por las impresiones

    reconfortantes y de dependencia que la accin de la sociedad suscita en las mentes. Por smismas, estas emociones, no estn relacionadas con la idea de ningn objeto en particular,

    pero como son emociones, y especialmente intensas adems, resultan tambin eminentemente

    contagiosas. Como una mancha de aceite se extienden a todos los dems estados mentales que

    en aquel momento pueblen el cerebro, y penetran y contaminan sobre todo las

    representaciones donde encuentran expresin los distintos objetos que en aquellos momentos

    tenga el hombre en la mano o al alcance de su vista. (dem, 515-516)

    Las resonancias tardeanas de estas afirmaciones son manifiestas. Algo de la religin

    funciona de forma similar a una propagacin, y por ende el contagio es la muestra cabal de

    que la externalidad de lo social ya no parece ser un atributo crucial de lo especficamentesociolgico en el abordaje de lo humano. Es ms, Durkheim llega a hablar de una ley del

    contagio (dem, 562) que caracteriza la propagacin de las fuerzas religiosas a travs del rito.

    Asimismo, apela a expresiones cuya cercana a Tarde es considerable: comunicacin por

    contagio (dem, 563) o comunicacin contagiosa (dem, 564). No deja de sorprender,

    frente a las diferencias sostenidas quince aos antes, que Durkheim pueda afirmar que las

    fuerzas colectivas que nacen en la vida comunitaria, se caractericen por ir ms all y a

    invadir nuevos dominios: ningunas ms contagiosas y, en consecuencia, ms comunicables.

    (dem, 576).

    A manera de conclusin: los trminos de la convergencia

    Los desarrollos aqu vertidos nos permiten pensar algunas conclusiones preliminares.

    Detrs de las diferencias explicitadas en cada uno de los trayectos tericos iniciales, las

    convergencias de la ltima produccin durkheimiana con las postulaciones de Tarde,

    advierten al lector sobre ciertos comportamientos en los discursos fundacionales. mile

    Durkheim intent separar en sus inicios el saber sociolgico de cualquier reminiscencia

    filosfica, para lo cual era necesario, tambin, desembarazar ese conocimiento de toda huella

    de empata psicolgica que caracterizaba ciertas tradiciones espiritualistas vigentes por

    entonces. Para ello le fue necesario recurrir a desarrollos conceptuales ya probados en otrasdisciplinas y cuyo reconocimiento bajo los imperativos de cientificidad, le podan proyectar

    su legitimidad a la empresa que l estaba impulsando. La coercin y exterioridad de los

    fenmenos sociales fueron los atributos que cobijaron la pretensin de objetividad que

    requera a su entender la sociologa si pretenda un lugar entre las ciencias humanas.

    Conceptos como hecho social, corriente de opinin, medio social interno, solidaridad,

    normalidad y patologa, entre otros, le permitieron contener a los fenmenos sociales con el

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    grado de distancia suficiente, como para abordarlos con las mismas pretensiones con que un

    mdico poda acercarse al cuerpo humano. Muchos de los campos semnticos de esos

    conceptos fueron los responsables de que lo social se hipostasiara, como tantas veces le

    recordar Tarde. A diferencia de aqul, este ltimo crey posible hacer de la sociologa un

    campo cuya especificidad no la alejaba necesariamente del continente filosfico, sino que le

    daba peculiaridad a un fenmeno que tena sus equivalentes en otros mbitos de la naturaleza.La sociologa tardeana es la comprobacin especfica de que ciertas regularidades naturales

    (ondulacin, herencia) se dan en continuidad (imitacin) en el reino social sin necesidad de

    pensar rupturas.

    Asimismo, es cierto que una vez que la sociologa adquiri cierto reconocimiento de

    acuerdo a los planteos durkheimianos, el socilogo de los hechos sociales dej de preocuparse

    especficamente de la separacin disciplinaria de la sociologa, para advertir, ms bien, que

    todas las disciplinas humanas (incluyendo la filosofa) podan quedar bajo su arco rector. Esa

    perspectiva no slo se observa en la lnea editorial de LAnne Sociologique, sino en las

    preocupaciones orientadas a una sociologa del conocimiento expuestas en Las formaselementales. En este ltimo texto, vimos como no slo la dimensin de la comunicacin,

    sino tambin el papel de la creencia y el contagio como pilares de la comprensin de los

    fenmenos religiosos (en ultima instancia, sociales), lo acerc notablemente a las

    postulaciones tardeanas. Lo social deja de ser visto como un estado (moral) de existencia

    supranindividual, para pasar a ser visto como un proceso (fuerzas colectivas) cuya

    propagacin y desarrollo requiere pensar que la sociedad slo existe en yporlas conciencias

    que la forman. Esta insistencia recurrente por parte de Durkheim podra justificar por qu

    anticipadamente, Tarde se haya referido a l como Mon lve sans le savoir.

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