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«He escrito muchos millares de
cartas, sin pensar en guardar copiade ellas. No fue sino a partir de1927, en colaboración con mi mujercuando comenzamos a guarda
ocasionalmente cartas cuyocontenido nos pareció relevante oen las cuales encontramo
formulado con particular precisióun problema de interés general».
Así escribió Hermann Hesse e
1951, en el epílogo para la segundaedición alemana de este volumenEn el ínterin, a varios años de s
muerte, se ha podido valorar la
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magnitud de su correspondenciaHesse contestó más de treinta mcartas. A partir de ese inmensomaterial de valor inapreciable se hahecho la presente selecciónniciada por el propio Herman
Hesse. Contiene esencialmente lacartas en que el autor se pronunciarespecto de problemas de su época
as relaciones conflictivas entre endividuo y la sociedad, cuestionede política, religión, arte psicología. Cartas escogidas es, as
un documento fundamental paraabarcar el pensamiento deHermann Hesse e iluminarlo en la
multitud de sus facetas.
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Hermann Hesse
Cartasescogidas
ePub r1.0JeSsE 29.04.15
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Título original: Ausgewahlte BriefeHermann Hesse, 1951Traducción: María A. Gregor
Retoque de cubierta: JeSsEEditor digital: JeSsEePub base r1.2
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Las cartas queno indican el lugar desde donde han
sido enviadas
fueron escritas por Hesse en Montagnola. Se
omiten las fórmulasde salutación finales, salvo enaquellos casos enlos que setransparenta una
forma personal.
Los cortes para
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abreviar los textosestán indicados por
puntos suspensivos.
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Al barón Alexander von Bernus,Convento Neuburg, cerca de
Heidelberg
Calw, 24 de abril de 1904
Distinguido señor barón:Su amable y amistosa carta y subellos versos me han deparado una graalegría y le agradezco por ellos de todcorazón.
Hace poco, me demoré un día medio en Ulm, lugar que me es mu
caro, y al llegar aquí me encontré e
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plena primavera. Paso pues más tiempen el jardín que en la sala. He traído sibro[1] conmigo y ya lo conozco bien. E
poema que más me agrada es el de lpágina 45, magnífico por cierto. Luege siguen en orden de preferencia los d
as páginas 16, 30, 42, 59 y otras. Hencontrado en su forma algo delicadoalgo del primor de una joya que m
embelesa y fascina.En realidad, soy insensible a lsocial que ocasionalmente evoca usteen su obra, quizá porque siempre fui u
pobre diablo y conozco y me gusta lpoesía y el humor del no tener nada.
Claro que ahora empiezo
pavonearme y a ponerme petulante,
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hace poco hasta he concebido el firmpropósito de contraer matrimonio eotoño. Ello ocurrirá cuando Camenzin
legue a su tercera edición, de acuerdcon las expectativas del editor.
Recibí gozoso los bocetos d
Paquet, en particular «Susto». A modde broma le envío algo mío[2] del mismestilo, que tal vez quiera imprimir, per
sólo si desea hacerlo.Lamentablemente, no podré ir Tubinga, pues para esa fecha espervisitas. Sin embargo, estoy seguro d
que nos volveremos a ver en Múnich en otra parte.
Quizá encuentre en alguna ocasió
en el lago de Constanza a un hombr
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alto, muy apuesto, de rostro graveorlado de barba rubia y ojos de miradfirme y penetrante. Ese es Emil Strauss
quien a partir del primero de mayo sradicará en Uberlingen.
Amenaza caer un aguacero y deb
apresurarme a plantar aún algunaflores. Tendrá que contentarse pues coesta breve misiva y mis mejore
saludos. Espero que no me olvide vuelva a enviarme con frecuencia usaludo o alguna cosa impresa.
Le ruego transmita mis respetos a s
distinguida esposa.Cordialmente suyo: Hesse.
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Al barón Alexander von Bernus,Convento Neuburg, cerca de
Heidelberg.
Gaienhofen, 19 de noviembre de1904
Estimado señor von Bernus:Su suposición acerca de lo bien qu
se está aquí, junto al lago, es hart
acertada. Le digo más: el tiempo emagnífico y hace poco tuvimos una graormenta de espectacular grandiosidad.
He dedicado noches a la lectura d
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su nuevo libro[3], lamentablemente simi esposa, pues a la sazón se encuentrde viaje. Sus últimos poemas han sidpara mí un verdadero deleite. No es quno me hayan agradado cada uno de elloen particular, pero el conjunto del libr
en su totalidad es un hermoso y preciadogro. En la fusión de la forma y la ide
alcanza lo posible imaginable. Me ha
gustado en especial «Amanecer», págin48, luego «Rapto», página 91 y lopoemas de las páginas 65, 162, 143, 8 161. Su simbolismo es muy vigoroso
sencillo y en este libro su forma erealzada de una manera eminente. Lengo aún junto a mí, en mi mesa, y l
hojearé a menudo todavía. Se l
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agradezco alborozado y les deseo usted y a su libro mucha, mucha suerte.
Recibí con interés la noticia de
compromiso de Thomas Mann. Unnoche estuve con él en Múnich y mpareció un hombre distinguido
simpático. No, no temo al invierno. Yestoy acostumbrado a la vida de camp a estar solo. ¡Y esas veladas junto a l
chimenea! Quizá algún día haré uso dsu gentil invitación, aun cuando no seen un futuro inmediato. Si en lapostrimerías del invierno no fuera
talia por un corto período, es muprobable que visite Múnich.
¿Ha visto por fin a Paquet? Po
favor, salúdelo de mi parte.
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Con cordiales saludos para usted su distinguida esposa.
Sinceramente suyo.
A Wilhelm Einsle
1912
Estimado señor Einsle:Para usted no debe ser tan difíci
escribirme, como me resulta a mcuando deseo escribirle, pues m
conoce mejor de lo que yo pued
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conocerle.Sólo puedo aceptar la cordia
adhesión que brinda a mis libros, per
no agradecerla, pues no hay respuestpara un elogio. Su atenta carta me hcausado gran alegría y quiero hacérsel
saber. Usted dice:«Así recorreré mis camino
agradecido, sin saber adonde llegar
algún día». Esto es muy cierto. Aucuando, por diversas situaciones, uderrotero parezca bien determinadosiempre entraña todas las posibilidade
de vida y transformación de lo que ehombre es capaz de crear. Y estas soanto mayores cuanto más infancia
gratitud y capacidad de amar llevemo
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nosotros. La autolimitación de lprofesión y de la edad viril no debenterrar nuestra juventud. «Juventud» e
o que en nosotros se conserva niño cuanto más tengamos de ello, más ricopodemos ser en una vida fríament
consciente.Con toda cordialidad, le deseo u
buen camino.
A Hans Sturzenegger [4] , Bel-Air,Schaffhausen
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25 de diciembre de 1916
… En estos días el Dr. Bloesch mcontó que lo vio en Zúrich y sentí dpronto un gran apego y me puse a pensaen usted, en sus cuadros, en la India y e
Bel-Air, en el arte y la amistad y todaas demás cosas espléndidas de las qua guerra me privó.
Y entonces llegó como presente dochebuena su «Playa de Penang»portador de una nueva oleada de esmundo maravilloso. Querido amigopermítame expresar una vez más msincero agradecimiento por estexquisito y querido cuadro de la playa
por la deferencia de haber pensado e
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mí. Estimado Sturzenegger, en lactualidad se oye afirmar a algunobárbaros que antes de la guerr
habríamos vivido en medio de lujos sensiblería y no sería sino en el presentcuando estaríamos descubriendo la vid
real y los verdaderos sentimientos. Estno puede ser más insensato y falaz. Hosé por experiencia que componer u
poema y cantar una canción no sólo emás bello, sino también infinitamentmás sabio y valioso que ganar unbatalla o donar un millón para la Cru
Roja. Este mundo «organizado» de lopolíticos y los generales es nada, y auel más loco de nuestros sueños de artist
sigue siendo mucho más valioso. Cre
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en este pobre diablo de un poeta qudesde hace catorce meses no vive sinen medio de negocios, política
explotación y organización.Por esta razón, su cuadro ha sid
recibido en este preciso momento por u
corazón doblemente sensitivo y le estodoblemente obligado y agradecido. ¡Aha playa de Penang, con sus lejano
archipiélagos y su multitud de bahías! Ebueno guardar en el recuerdo lo mejode todo ello, porque de lo contrarienfermaríamos de nostalgia.
¡Venga alguna vez a Berna! Y cuandhaya paz iré a visitarlo y lo espantarmostrándole mis cuadros al paste
pintados con mis propias manos. Com
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a no tengo tiempo para componer pensar, me he entregado a la pintura emis ratos libres y por primera vez e
casi cuarenta años he tomado entre lodedos carbones y colores. Yo no le harcompetencia, pues no pinto la realida
de la naturaleza, sino sólo lo soñado…
Membrete: Deutsche Kriegsgefangenen
Fürsorge (Asociación alemana de ayuda a loprisioneros de guerra). División: Centrabibliográfica, Berna.
A Kurt Wolff, Leipzig
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Berna, 30 de diciembre de 1916
Distinguido señor Wolff:Con el envío del volumen d
Heinrich Mann me ha deparado una graalegría y se lo agradezco. Poseí
algunas de las obras anteriores, perestoy lejos aún de tenerlas todas. Mpredilecta fue siempre la Pequeñ
ciudad que me merece gran estima. Esu momento, algunas de las primeranovelas me parecieron algnofensivamente sensacionales. Per
Heinrich Mann, quien siempre fumucho y supo mucho, siguió trabajandcon decisión y alcanzó fama cuando e
nuestra literatura estuvo de mod
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descansar después de un único ensayo éxito y seguir produciendo luego esocachivaches como para hacer negocio.
Siento una gran nostalgia, rayancasi en lo enfermizo, de volver dedicarme con tranquilidad a las bella
cosas, leer, escribir y todo lo que srelaciona con esto. Desde hace meseestoy en un trabajo que de tanto en tant
me produce satisfacciones, pero que egeneral y a la larga me aniquila. Mrespeto por el «mundo real» de lonegocios y las organizaciones no se h
modificado. Ahora y siempre el arte nsólo será más bello, sino también máreal y serio que todos esos aspavientos.
En lo que se refiere al libro d
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guerra de Scheler, en realidad debrevocar mi primera impresión… Aeerlo, conocí por primera vez con má
seriedad a este genio, a lo cual se sumel entusiasmo de la lectura. No hcomprobado ninguna de sus idea
respecto a la época y a la historia. Comis mejores saludos, su affmo.
Membrete: Asociación Alemana de ayuda a lo prisioneros de Guerra. División: Central
bibliográfica, Berna.
A Kurt Wolff, Leipzig
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Berna, 19 de setiembre de 1917
Estimado señor Wolff:He escrito en «März» algunas línea
sobre Armen de Heinrich Mann. Siembargo, debo confesarle que el libro e
una desilusión. Tiene usted mejoreobras en su editorial.
No diré nada del aspecto teórico, e
parte brillante otra vez, pero lo malestá en que Mann, al emprender uproblema de tan nítidos contornossimplifique la cosa como un saineteroal degradar a uno de los partidos hasta ridiculez. Es una lástima. La luch
entre los obreros y los capitalista
resulta interesante y difícil cuando exist
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en ambas facciones algo como la buenvoluntad, cuando el capitalista, si bierico, es de todos modos un individu
decente. Si ha robado su dinero como eel libro de Mann, el problema pierde sseriedad y la cuestión intelectual s
convierte en una novela detectivesca. Euna lástima porque en el libro hay alggrande, pero sólo en su composición
Como idea no es grande.Estuve con el Dr. Scheler en doocasiones y he hecho buenas migas coél.
Lo saluda.
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A Samuel Fischer, Berlín
27 de agosto de 1919
Mi querido señor Fischer:
Me ha hecho muy feliz volver recibir una extensa carta de usted, a lcual atribuyo tanto más valor cuanto qu
engo en cuenta lo breve de suvacaciones.Su juicio acerca de Dehmel es mu
acertado. Yo también venero y estimo s
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otalidad como persona. Pero en su libradvierto de pronto el abismo que lsepara de la juventud actual. Ocurre l
mismo con Hauptmann y con la posicióde los escritores alemanes respecto a lpolítica. Hace poco, le escribí a s
esposa sobre este particular. Durante lguerra y desde un principio he pasadpor un proceso diferente en cuanto
estas cosas y cuestiones y desdentonces me encuentro situado en otraconstelaciones en relación con el mund con la patria. (Mi primer artícul
sobre la degeneración de lntelectualidad alemana en la guerra y
apareció en Zúrich en el otoño de 1914)
En el folleto anónimo El retorno d
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Zarathustra, que escribí en enero, hntentado exponer mi relación persona
con la política. A pesar de mi particula
empeño porque se lo tuviera econsideración, el «Neue Rundschau» nhizo mención alguna del librito, tal ve
con razón. Pero la juventud hreaccionado con vehemencia desddistintas direcciones. Me ha
nterrogado mucho, me han atacadmucho, me han brindado muchconfianza. Lamentablemente, todo estme llega tarde, después de los años d
guerra y de los golpes del destino quhan cambiado y aserrado mi existenciaTambién ha llegado demasiado tarde s
cordial invitación a visitar Berlín. En u
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momento de inconcebible soledad desesperación, he debido hallar yo solun derrotero y ahora debo quedarme e
él, no por ponderaciones y razones, sinsimplemente por la ley de gravitación.
¡Vayamos a los asuntos de negocio
o debe preocuparse por ese libro queditó Tal, en Viena[5]. Se trata, en efectodel libro que debía ser publicado po
una editorial suiza. El editor es mamigo, y me paga los derechos efrancos. Tal es tan sólo impresor editor técnico.
Además, formar parte de esta series para mí como un pequeño documentque atestigua mi afiliación con el grup
de Rolland, Barbusse, Zweig, y otro
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pocos intelectuales a quienes cobrmucho afecto durante los años de lguerra. Este librito será editado un
única vez y ya no volverá a aparecerampoco en su editorial. Quizá en u
futuro distribuya los fragmentos que l
componen entre otros libros.Al respecto puedo decirle poco e
este momento. Usted mismo ha advertid
a que también como literato me hransformado y mudado de piel en loúltimos años. Hoy no sé aún cuantiempo seguiré guiándome por la paut
de los expresionistas, pero por ciertodesde la guerra, desde 191aproximadamente, mi rumbo ha variado
Escribí el Zarathustra en form
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anónima para no espantar a la juventucon el conocido nombre de un viejo. Tacomo su esposa adivinó, escribí e
emian en forma anónima (ya en 1917)pero deberá conservarlo todavía eabsoluto secreto. Todo esto y tambié
os más recientes de mis «cuentos» hasido los primeros intentos hacia uniberación que pronto considerar
ograda. Aquí, en Montagnola, herminado dos trabajos de ciertmportancia, de los cuales pienso envia
el segundo dentro de algún tiempo a
Rundschau.Presumiblemente, usted tambié
debe sufrir con el cambio en su calida
de editor. El círculo de compradores d
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mis libros, al menos de los nuevos, sreducirá con sorprendente rapidez. A mme da lo mismo. Lo que pudier
perjudicar y cambiar mi vida pocompleto debido a una bancarrotfinanciera, jamás me sacará de quicio.
Y ahora otro pedido. Por momentoengo la sensación de que pudier
ocurrirme algo. Si así sucediera le rueg
omar nota que todavía deben salir losiguientes libros:Un volumen con tres novelas, lo
rabajos revolucionarios má
novedosos. Su contenido: una novellma de niño, actualmente en poder d
a Deutsche Rundschau (Paetel)
Segundo: una novela Klein y Wagner
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una composición algo fantástica: Eúltimo verano de Klingsor . Estos domanuscritos se encuentran aún en m
poder, el segundo no está concluido deodo y tan pronto lo termine se l
ofreceré a la Rundschau.
Este volumen integrado por las trenovelas citadas será mi libro mámportante. Este y Demian. Todavía n
he pensado un título adecuado.Otra cosa que deseo, por si nlegara a hacerlo por mí mismo es qu
no se emprenda en mi memoria l
publicación de ninguna edición de ObraCompletas u otra de esas cosasuperfluas, pero sí una breve selecció
de mi poesía, bella y económica. Yo y
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he reservado material para tal selecciónLe ruego guardar muy bien estos dopedidos míos.
Me place saber que a Strauss le vbien. A raíz de la caprichosa revocacióde cierta palabra, no sólo me perjudic
me puso en una situación embarazospor una cuestión literaria, sino me hizenojar seriamente.
Querido señor Fischer, el viento demundo y del destino sopla aquí tambiénen Montagnola, en mi estudio que da aviejo jardín. Berlín no cambiará nada e
mí. Pero de cualquier manera, el hechde que usted haya pensado en mí y mnvitara como también la certidumbre d
poder contar con su amistad, m
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conforma y consuela.Lo saluda cordialmente suyo.
Tarjeta postal a Kurt Wolff
Múnich, sello del 21 de agostode 1925
Estimado señor Kurt Wolff:Agradezco sus líneas del 6 d
agosto. Los volúmenes de Zolanunciados seguramente llegarán e
estos días. Hasta ahora no los h
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recibido.Quiero hacerle otro pedido. Soy u
gran admirador de Kafka, y po
desgracia sólo poseo de él Médico dcampo y la Colonia penitenciaria. Esu momento, su casa editó otras obrita
suyas menos importantes: Lmetamorfosis, El calefactor, El juicio otras. Le agradecería muy especialment
me proveyera estos libros. He leído coextraordinario deleite la novela póstumde Kafka, publicada hace poco por uneditorial berlinesa.
Lo saluda cordialmente
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A Oskar Loerke, Berlín
Zúrich, 9 de marzo de 1927
Estimado señor Loerke:
Le doy mis más expresivas graciapor haberme escrito de manera taamistosa y prudente sobre El lob
estepario. Su juicio respecto al prólogme satisface, de modo que lo dejaré…… Un asunto que por momentos m
fastidia un poco sin que lo llegue
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omar muy en serio, es mi afiliación a lAcademia. Daría mucho por vermnuevamente fuera de ella. Ya e
cuestionario que me mandaron, similaal de los postulantes a un empleo en eservicio ferroviario prusiano, fue alg
atroz y las publicaciones de la seccióse me antojan tristes y ridículas.
Cuando me fue comunicada m
elección, creí poder evadirme de unmanera cortés y poco escandaloshaciendo notar a la Academia que yo nera ciudadano alemán sino suizo, y po
consiguiente no podía aceptar lelección. Cuando advertí que ese motivcarecía de validez, accedí simplement
por comodidad y para no parece
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descortés…… Si alguna vez, en una ocasión s
e ocurriera una forma decente par
formalizar mi retiro, le ruego me haga uguiño…
… Adiós, y mi cordia
agradecimiento.
A Oskar Loerke, Berlín
22 de julio de 1927
Estimado señor Loerke:
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Hará pronto tres semanas, el día dmi cumpleaños, recibí su amable generosa carta y enseguida la apart
para salvarla de la suerte del otrmontón de papeles que me llegó ese día
Y ayer, por casualidad, tuve ocasió
de leer el artículo escrito con motivo dmi onomástico en un periódico berlinéno sé cual).
Así como entre las muchas cartas, lsuya fue una de las pocas gratas auténticas, también lo fue su artículentre los artículos periodísticos en s
mayoría muy malos, que alaban censuran de una manera superficial y nienen la menor noción de las cosas. As
pues, me han causado una doble alegrí
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le agradezco por ello.Este verano lo he pasado aquí má
grato que de costumbre, pues cuento co
a prolongada visita de una amiga. Poo demás, la estación no me ha resultad
favorable. Vine aquí en primavera, mu
cansado y con la salud quebrantaddespués de un invierno en la ciudadPensé que unas cuantas semanas de vid
de campo, baños de sol y mucha lechme ayudarían a recuperar mi estadnormal, pero no lo conseguí.
Al menos, brilla el sol, si bie
alternando con lluvias más frecuenteque en otros años. No obstante, lucradiante y calienta. No pocas vece
dispongo de una buena hora para pinta
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entonces me siento en medio de lavides y los pequeños maizales, escuchzumbar a los lucanos y correr a la
agartijas, contemplo el vuelo de laóvenes golondrinas y me solazo en l
contemplación de la policromía de la
montañas y los aires. Entonces todo mparece perfecto.
Acepte mi gratitud, querid
camarada. Me ha dado una alegría.
A Ninon Hesse
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Zúrich, abril de 1928
Hoy, antes del almuerzo, realicé ucorto paseo, uno de esos ridículopaseos ciudadanos normales, por lomuelles, un trecho entre los amarradero
del lago de Zúrich y hasta las pajarerasdonde las avecillas multicolores gorjea se divierten porque ninguna person
puede adivinar sus nombres, indicadode manera tan confusa en las tarjetalustradas. Escuché a una de ellas canta
nítidamente.
¡Oh, qué bueno, que nadie sepaque mi nombre es «Astrild
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azul»!
Vi allí pequeños pajaritos deyenda, celestes, procedentes de
Africa, irisados como las maripositaazules del verano en las altas montañas
cuando se posan junto a un hilo de agua beber y levantan vuelo en grandebandadas cuando uno pasa por el lugar
Al contemplar a estos pajaritos pensé ei, porque sé que te gustan también porque han sido mirados por tus ojoclaros y buenos y los amas.
Había sol pero el viento norte erfrío. Esta es una primavera para la vistano para la piel. No obstante, tuve un dí
de suerte, en primer lugar por lo
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pájaros, porque llegó poccorrespondencia por la mañana y lueg—imagínate— al pasar por la sala d
conciertos, vi expuesto el programa paresta noche. ¿Qué crees que tocaránTocarán de veras la más hermosa y má
cara para mí de las sinfonías de Mozarta Sinfonía en sol menor cuyo prime
movimiento comienza de manera ta
alegre y el segundo con tan enigmáticsuspenso.Ya es la tercera vez que la escuch
este año, en un lugar distinto en cad
ocasión, con un director diferente, unorquesta diferente y todas las veces hsido un hallazgo casual, durante u
viaje, y todas las veces constituyó u
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signo de buena fortuna.Ya en casa, después del «gran
paseo por la orilla del lago, realicé e
mi cuarto el paseo ocular. Deambulentamente por el pequeño jardín d
cactus del tamaño de una mano. Estuv
diez minutos en México bajo laeuforbias y me detuve un minuto antnuestra Urania verde dorada, l
mariposa mágica de Madagascarmagino que en París verás todos lodías muchas cosas hermosas, queridmía, pero por cierto no aventajarán a l
Urania en esplendor y, por lo demásambién se puede hablar francés con la
mariposas.
Ha aparecido mi nuevo libro Crisis
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Tu ejemplar te espera en Ticino. Parmí, ha llegado demasiado tarde, comsiempre, y ahora debo escuchar de mi
amigos reproches y expresiones delogio sobre cosas a las que atribuactualidad e importancia hace dos o tre
años y hoy hace mucho han dejado denerlas y esos amigos, que hoy está
disgustados con el libro, dentro de cinc
o seis años (época en que les habrdado motivo para otro enojo) dirán questoy en decadencia y que debería ponemás empeño y volver a escribir algo ta
bonito como Crisis.Esto no te interesa, ya lo sé. E
cambio, quisieras saber en qué esto
rabajando en la actualidad. Yo tambié
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quisiera saberlo, pero escapa a minvestigaciones. No se debe ser mu
curioso respecto a estas cosas y e
principio me ocurre que en ocasionedespierto en medio de la noche de usueño olvidado y creo saber con certez
que lo que soñaba era la nuevcomposición pero ya no sé nada arespecto.
No obstante, soy laborioso. Si en efondo no fuera un individuo murabajador, ¿cómo hubiera llegado a ldea de concebir cantos de alabanza
eorías sobre el ocio? Los haraganenatos, geniales, no lo hacen jamás, comes sabido.
En estos momentos, es decir, desd
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anteayer, estoy atareado de nuevo con umanuscrito ilustrado. Sabes que esta emi actividad predilecta y preferirí
pasar la mitad de mis días realizandestos bellos y frívolos trabajos dnspiración. Pero verás, no hay tant
gente rica como se pudiera pensar. Hoen día cualquier muerto de hambre andcon tal aire de distinción que uno l
omaría por un consejero comerciaPero de esos millares de individuos quencargan al sastre cuatro o cinco trajeal año, solo una escasa media docen
son realmente tan acaudalados y amantede lo bello y particular como para nsólo suscribirse a un par de revistas
mantener un papagayo y alguno
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pececitos de colores, sino tambiéencargar a un poeta la confección de umanuscrito con poemas y viñeta
ejecutados a mano. No, sólo una escasminoría concibe semejantes ideas. Lmayor parte de los ricos nunca concib
deas.Sin embargo, ha venido de nuev
uno de ellos, un caballero hart
simpático. Como llegara a sus oídos lde mis manuscritos y pinturas, mencargó la confección de un fascículo ddoce poemas manuscritos, amén de la
lustraciones multicolores respectivasEn consecuencia, por unos días dejarde ser ocioso para convertirme e
empleado, honrado con un encargo, y m
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cada uno. Hoy ya pinté dos paisajeicineses en miniatura, uno con un árbo
desnudo y una torre de pájaros e
primavera, el otro con el Monte SaGiorgio en el fondo. En este momentme dedicaré a una nueva página. Piens
pintar en ella una coronita de flores eodos los colores de mi paleta, pero co
preponderancia del azul. En parte
omaré flores que recuerdo y en partnventaré otras nuevas. En unoportunidad, hace varios años, inventuna flor que existe realmente. Era par
mi amada de ese entonces (de la épocprevia a tu ascensión lunar) y me esforcen imaginar una flor particularment
bella y especial. A los pocos día
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descubrí esa misma flor en una floreríaSe llamaba gloxinia, un nombre algpretencioso y en cierta medid
cloqueante, pero era exactamente la floque había imaginado.
¿Qué más iba a escribirte? ¡Ah, sí
Ayer tuve una experiencia graciosa coel teléfono. Quería llamar a un amigo maniobré exitosamente con el aparato
anhelante por averiguar si las maravillade la técnica se dignarían funcionar, no, pues son harto caprichosas. Mubien. Conseguí una comunicación. M
envolvió la acostumbrada música lejande campanillas. Por fin alguien sacercó al teléfono, una criada, y le rogu
lamar al dueño de casa. La mujer s
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marchó y por un instante hubo silenciopero al poco rato empezó a ladrafuriosamente un perro. El can tenía un
bella voz de barítono a juzgar por lcual hubiera podido tratarse de ucachorro de perro de aguas. Ladró
adró durante cinco minutos, dieminutos, y en ese intervalo dudé si eugar de un perro de aguas no sería u
ratonero. De cualquier modo, la cosa mresultaba extraña, pues hasta entoncemi amigo no había criado perros. Pofin, al cabo de una espantosa y larg
espera matizada con ladridos, aparecialguien en el otro extremo, compuso svoz y me preguntó qué deseaba. No se l
hice saber porque comprobé que m
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habían dado con una personequivocada.
La vida sin ti se desarrolla de un
manera excelente, por lo tanto no tapresures. La mayoría de las veces estoen encantadora compañía, ora d
pájaros, ora de flores o mariposas, y poas noches bebo del buen cognac, qu
ahora que tú no me acompañas dur
bastante, más. Todavía no se ha acabada botella que dejaste al partir. Cuandregreses te regalaré algo que no lograráadivinar y yo tampoco, pero ya se m
ocurrirá.Deambular tan solo por la ciudad
sin ojos —pues tú te los has llevad
contigo—, es en verdad terriblement
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edioso. Cuando brilla el sol, y alguieme encarga un manuscrito ilustrado amanecen días faustos como el de hoy
odo es soportable, pero cuando llueve no canta un solo pajarito, y te sé tadistante, la vida pierde valor.
A Emmy Ball-Hennings
Zúrich, 1928
Querida Emmy Hennings:
¿De modo que está vagando d
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nuevo por esas regiones de Salerno ápoles y de momento se ha tomado u
descanso en Positano? Hay allí mucho
alemanes y para usted este hecho debener evidentemente la ventaja de l
comunicación verbal. Sin embargo, cre
que podría entenderse y convivir muchmejor con las criaturas meridionalescon los pescadores y viñadores, que co
esos artistas e intelectuales, aun cuandden la impresión de entender el alemán.Sí, y si deposita sus cartas en eso
viejos y oxidados buzones, colocado
entre las piedras y luego se entera dque desde hace años ya no son usados nvaciados y de que desde tiempo
nmemoriales no existen llaves par
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abrirlos, no se afane, querida Emmyque, dentro de algunos deceniosencontrarán sus cartas y las exhumará
como las ruinas de Pompeya, volarácomo mariposas, liberadas de lcrisálida, y algún profesor interesado e
realizar una compilación y un editor sharán famosos y adquirirán fortuna ravés de estas cartas. Muy pronto, todo
serán de la opinión unánime de que partir de Bettina Brentano jamás fueroescritas cartas semejantes.
Naturalmente, hoy no les damos l
mportancia que tienen. Su profesor nha nacido aún, las cartas yacen en ubuzón oxidado y ni usted ni yo no
beneficiamos con ello.
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Y como al parecer tampoco le llegamis cartas y la zona donde vive estanegada y la correspondencia de lo
ocos extranjeros es arrojadpresumiblemente al fuego de suchimeneas por los carteros que menea
a cabeza, le escribo esta carta a travédel periódico, del mismo modo en quos muy desesperados buscan novia e
sus columnas. Al fin y al cabo, la gentde nuestra clase no hace ni ha hecho otrcosa en todo tiempo que pedir por lomedios más desesperados y en lo
enguajes secretos más complicados demundo un poco de amor y comprensiónpues a pesar de toda nuestr
desesperación y nuestros fracaso
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conservamos aún en un rincón decorazón la creencia de que la músicque hacemos tiene sentido y provien
del cielo.En lo que atañe a mi obra
aparentemente me va mucho mejor que
usted. Hace años escribió La prisiónuno de los libros más veraces emocionantes de nuestro tiempo, u
ibro maravilloso y nadie lo conoce. Loibreros llenan sus escaparates coodos esos productos de la literatura d
moda que son devorados hoy, y mañan
por la noche ya están en la basuramientras que los libros como el suyo nse conocen.
Pero si me va mejor y mis libros s
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venden más, no por eso la aventajoEmmy, en lo de ser comprendido, ni mva mejor de lo que le fue a nuestr
querido Hugo. Nosotros tocamos nuestrmúsica y por incomprensión de vez ecuando alguno nos arroja una moneda e
el sombrero, porque cree que nuestrmúsica es algo didáctico, moral o sabioSi supiera que es sólo música también
seguiría de largo y se guardaría smoneda.Sin embargo, aun los más grande
cánones de la moda se enmohece
rápidamente, Emmy, y la literatursobrevive. Recuerdo ejemplos. No voa hablar de los autores antiguos
quienes desde hace cien años y más s
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os entiende mal en forma permanente a pesar de ello no sucumben y sigueviviendo y ardiendo en una decena o e
un centenar de corazones encendidosRecuerdo, por ejemplo, a cierto KnuHamsun, que es hoy un anciano y goz
de fama universal; los editores y laredacciones lo tienen en muy alta estim sus libros se han reeditado varia
veces. Este mismo Hamsun fue udesesperado sin patria en la época eque escribió sus libros más bellos iernos, andaba descalzo y andrajoso
cuando nosotros, jóvenes rapaceentonces, abogamos por él y ldefendimos con fanatismo, cosechamo
a risa de los demás o no no
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escucharon.Y no obstante, esta es su hora; est
significa que finalmente las mente
perezosas han recibido su flujo en ecurso de tres décadas a través del lentproceso asimilatorio que conocemos ta
bien, y se han estremecido y han debidadmitir que se han puesto en contactcon algo que emana maldita vitalidad.
Por otra parte, he descubiertrecientemente algunos hermosos libroque merecen nuestro elogio. El editoWolfgang Jess, de Dresde, ha sacado po
primera vez una edición completa de loragmentos de Novalis, un libr
nagotable. Joachim Ringelnatz h
narrado sus experiencias en la guerra, u
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volumen algo extenso pero musimpático, titulado Als Mariner im
rieg (En la guerra como marino). Ni e
príncipe heredero ni ninguno de logenerales han hecho hasta ahora tabuenas descripciones de la guerra. Y y
e han levantado también su monumental pobre Gustav Landauer. Scorrespondencia ha sido publicada e
dos volúmenes por Rütten y LoeningEstas cartas muestran a un individunoble y sapiente, que no obstante corria ciegas hacia la máquina infernal d
una revolución que con excepción de é otros dos asesinados, tuvo muy poc
espíritu. Pero la novedad predilecta qu
desde hace un mes me captura todos lo
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días durante dos horas y me tendrocupado aún durante meses, es una obrque probablemente también le hubier
agradado a Hugo: Der heilige Thomavon Aquin (Santo Tomás de Aquino), dedominico Sertillanges, versión aleman
publicada por Hegner, de Hellerau. SabDios, que la «visión del mundo» de udominico de la Edad Media no er
sencilla. Se requiere para ello máespíritu que el de un literato alemán dnuestra era o de un presidentamericano.
¿Lleva consigo también en este viajsu pequeña cajita de música redondcon esas tres antiguas y tierna
canciones, de melodía tan delicada, fin
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e infantil que tantas veces nos fascinó¿Y conserva aún su pasaporte y el bolsde mano, o ya los perdió, los regaló o l
fueron hurtados?¡Ah, Emmy, es bueno que no teng
ningún acompañante de viaje! No estarí
nada satisfecho con usted y le prohibirímuchas cosas y le estropearía ldiversión. También es bueno que en s
ugar la acompañe su ángel custodio quparece tan tímido y ajeno a la realidadpero que no obstante la guía en forma tadecidida y generosa por el curios
mundo y esta curiosa y exigente épocade la cual nuestro Hugo ha huido coanto éxito.
Las pocas cartas de Hugo
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publicadas en el número de diciembrdel «Neuen Rundschau» no hacontribuido a cambiar el mundo, n
acercado el tiempo a la eternidad, perdespertaron amor en dos docenas dpersonas, les arrancó lágrimas y le
alivió su supervivencia. Vuestras vidasa suya y la de Hugo pronto s
convertirán en leyenda, y así como e
padre de Hugo sabía contar en medio dsus informes comerciales, que durantsus viajes de negocios los pájarohabrían bebido de su jarro de cerveza
del mismo modo se relatarán cosaextravagantes y confortadoras de usted de Hugo. Se originará una bella serie d
eyendas y todo será cierto y más qu
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cierto.El hombre que le ofreció café d
malta y le endilgó sermones sobre l
salud no quiso matarla. Es injusta en saseveración. Sus intenciones erabuenas. Pensó que siendo usted mujer l
sería beneficioso ser más sana y robustpara soportar mejor los viajes, ehambre y el desconsuelo. Si hubier
sospechado que usted es un avencantada y un pequeño ángel se lhubiera acercado sin dejar de hacereverencias y no le hubiese ofrecid
sino café a la turca, Marsala añejo cigarrillos egipcios. ¡Más adelantremediará su error, no lo dude! Hoy l
considera todavía un poco enferma y u
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poco extraviada. En realidad, todos noienen por tales, pero llegará el moment
en que sollozando le pedirá perdón po
el café de malta.Querida Emmy, si tuviera su técnic
para viajar iría a visitarla, pero usted y
sabe que sólo puedo alzar vuelo tendiden mi cuarto o en un prado estival. Tapronto me ponen en contacto co
ferrocarriles y aparatos parecidos, lacosas salen mal. Fracaso yo, o bien fallel aparato. Hace un año, cuando cocargos de conciencia tomé por primer
vez en mi vida un boleto para Berlín me dirigía a esa curiosa ciudad, nuestrren se detuvo media hora en medio de
campo, a poca distancia de Berlín. No l
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miento. Los funcionarios corríadesorientados en torno a la locomotordeclarada en huelga. Vimos los pino
mecidos por el viento, vimos correr as liebres por los secos pastizales. Per
aquella vez el Señor me obcecó. Yo n
hice caso de la advertencia y a pesar dodo seguí mi viaje a Berlín con un
hora de atraso y tuve que conocer e
Kurfürstendamm, el Paseo triunfal y lGalería Nacional y otras cosas tristesBueno, esto se hace una sola vez en lvida.
En aquellos días visité aquí, eZúrich, con mi amada, la cervecerídonde cierta vez usted y Hugo s
presentaron en Cabaret. El local seguí
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estando colmado y se seguía exhibiendCabaret. Un imitador remedaba con sugesticulaciones las caras de Lenbach
Menzel y Hindenburg, y la graciosbailarina era tan bonita que podía darsel lujo de olvidar las únicas tre
palabras que le tocaba decir y quedarsconfundida. Pero la mujer del escenarino era Emmy, ni tampoco era Hugo e
que estaba sentado al pianito. Por lmenos, ese individuo no daba lmpresión de pasar los días escribiend
dramas y poesías, ni estar preparand
una revolución artística. Pero eso nuncse puede saber. Muy cerca de vuestrcabaret se levanta la casa en la cual e
pobre e insignificante señor Leni
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ocupaba un cuarto en el año 16, hastque lo vinieron a buscar de Rusia parque embarullara un poco el mundo.
Si desea escribirme, eche su carta eAmalfi. Allí parece funcionar el correoo bien échela al mar. El mar también e
de fiar. Y no se le ocurra volar hacia loángeles, pues aquí la necesitamos muchodavía. Hasta la vista y un centenar d
saludos.
Destinatario desconocido
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17 de octubre de 1928
Comprendo su situación. Sírvasentender también la mía. Será casmposible, pues es usted joven. Esto
constantemente enfermo, dos veces a
día me llega una montaña dcorrespondencia y la mayoría de lodías no puedo pensar siquiera en m
propio trabajo. Los corresponsales nme lo permiten. Hace ya bastante tiempque he debido sacrificar mi vida privad desde hace una década vivo en u
aislamiento que al menos exteriormentme proporciona tranquilidad y lposibilidad de concentrarme en m
rabajo.
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Piense un instante, póngase en mugar y comprenderá que aquellas carta
que no pueden ser contestadas con u
ademán cortés, a menudo resultan mumolestas.
Pues precisamente lo que busca
quiere de mí no se lo puedo dar. Yo nsoy un conductor. No quiero ni puedserlo. A veces, a través de mis libros h
ayudado a los jóvenes lectores a llegahasta el lugar donde comienza el caoses decir hasta el lugar donde senfrentan solos y sin el auxilio de la
convenciones, al enigma de la vida. Para mayoría esto ya es un peligro y l
mayoría vuelve otra vez por el mism
camino y busca nuevas conexiones
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vínculos. La escasa minoría, a la que latrae entrar en el caos y vivir conciencia el infierno de nuestra época
o hace sin «conductor».Mis libros guían al lector, hast
donde éste se muestra dispuesto a ver e
caos tras los ideales y la moral dnuestro tiempo. Si quisiera «conducirlomás allá, tendría que mentir. La intuició
de que la redención, de la posibilidade establecer un orden nuevo en el caosno puede constituir hoy en día ningundoctrina, se cumple en la más íntima
nexpresable sensación del individuo.
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Destinatario desconocido
24 de noviembre de 1929
El viaje resultó algo triste, com
suele ocurrir cuando se está enfermo viejo y se vuelve a ver un lugar dondotrora se fue muy joven, lleno S
esperanzas y pasión. Estaba enfermo, npude comer nada ni dormir y tuve qudisertar y escuchar a muchas personas decirles algo. Mientras lo hacía
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pensaba para mis adentros que ese podíser un juego muy bonito si no se lomaba en serio, pero sólo si se lo habí
aprendido un poco.Por otro lado, volví a ver árboles
casas y personas que me conociero
hace treinta años o más y el sobrevivir haberse abierto paso también es algo sabe al ademán de una rama torcida e
un árbol añejo.
A Oskar Loerke, Berlín
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Arosa, enero de 1929
Estimado señor Loerke:Por su amabilidad al escribirme ta
pronto y dado que el accidente sufriddurante una excursión por la montaña m
obliga a permanecer postrado, deseenviarle en señal de mi agradecimienteste papelito en el que he pintado u
pedacito de este paisaje de ArosaAcéptelo como muestra de mi gratitud mi afecto.
Algunas de sus informaciones somuy valiosas para mí pero mucho mávalioso es poder sentir hacia usted unverdadera y leal camaradería. En medi
de los informes de la Academia… s
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nombre siempre se me presenta comuna buena estrella.
Lo saluda cordialmente su affmo.
Al señor T. G. M., Glatz
9 de agosto de 1929
… Como usted sabe, durante toda mexistencia he anhelado la vida, una vidreal, intensa, personal, no reglamentadni mecanizada. Al igual que todos deb
pagar el exceso de libertad personal qu
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me tomé en parte con renunciamientos necesidades pero en parte también comayor trabajo. De modo que con e
iempo mi profesión de literato no sólse convirtió en un recurso paracercarme a mi ideal de vida, sino cas
en un fin absoluto. Me he convertido eun escritor, pero no en un hombre. Halcanzado una meta parcial, pero no l
meta principal. He fracasado. Quizá cosaldos más decentes y menoreconcesiones que otros idealistas, perhe fracasado al fin. Mi obra es personal
es intensa, a menudo me llena de dicha mí mismo, pero no es mi vida. Mi vidno es más que disposición para e
rabajo, y los sacrificios que ofrezco po
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una vida en gran soledad, están lejos dser dedicados a la vida, sino sólo a literatura. El valor y la intensidad de m
vida reside en las horas en que produzcobras literarias o sea precisamentcuando expreso lo insuficiente
desesperado de mi vida.Usted apreciará mi confesión, au
cuando lo decepcione.
Tal vez nos encontremos en algunocasión.
Al estudiante H. S., Troppau
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En viaje, 13 de abril de 1930
Muy señor mío:He recibido su consulta. Desconozc
fuentes literarias relacionadas con lque se dice en Demian sobre Caín, per
pienso que en los gnósticos debe habealgo parecido. Lo que entonces ereología, es más bien para lo
contemporáneos psicología, pero laverdades son las mismas.Así como el «conocimiento», o se
el despertar del intelecto, es presentadpor la Biblia como pecadrepresentado por la serpiente en e
Paraíso), también la hominización, l
ndividuación, el abrirse paso e
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ndividuo para separarse de la mascomo personalidad, siempre es visto codesconfianza por la costumbre y l
radición, del mismo modo que eenfrentamiento entre el adolescente y lfamilia, entre padre e hijo, que es alg
natural y archiviejo, es considerado nobstante por todo progenitor como unnsólita rebelión.
Y de este modo, Caín, el infammalhechor, el primer homicida puede semuy bien interpretado, a mi juicio, comun Prometeo desfigurado en lo opuesto
como un representante del intelecto y da libertad, castigado con l
abominación por su indiscreción
osadía.
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No me preocupa hasta qué punto tanterpretación pueda ser compartida poos teólogos, o si es comprendida
aprobada por los autores desconocidode los libros de Moisés. Los mitos de lBiblia, como todos los mitos de l
humanidad, no nos serán útiles en tantno nos atrevamos a interpretarlopersonalmente para nosotros y nuestr
iempo. Entonces pueden llegar adquirir mucha importancia.
A la señorita G. D. estudiante de
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filosofía en Friburgo (Breisgau)
15 de julio de 1930
… Afirma que para usted hay ugrande y un sapiente, autor de lsentencia de la eterna rueda del retornognoro a quién se refiere, pero sospech
que se trata de Buda. Ahora bien, l
doctrina y la parábola de la rueda deeterno retomo no es una invención dBuda, sino que ya existió mucho ante
que él. Y eso por lo que Buda se afanen sus centenares de prédicas, no es leoría de la rueda del retomo por todo
conocida, sino una nueva doctrina de l
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redención del eterno retomo, del caminhacia el Nirvana.
Con toda sinceridad, tengo hoy l
mpresión de que vosotros, los jóvenessimplificáis demasiado las cosasHabláis de Buda y lo amáis por idea
que de manera alguna fueron suyas y nveis en él aquello por lo cual vivió y sesforzó. Termináis demasiado pront
con todo, hacéis uso acelerado exhaustivo de las religiones y filosofíasBuda y Nietzsche os son apropiadopara entregarlos a la censura después d
una fugaz lectura. Debo decir que estmanera de actuar no me merece ni lmenor consideración. Ponéis cien vece
más empeño y cuidado y dedicación e
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vuestras prácticas de remo o natacióque en lo intelectual. Está bien, perentonces quedaos con el deporte y deja
o intelectual.Estáis llenos de aspiraciones, tenéi
muchos anhelos, muchos oscuro
mpulsos que de alguna manerquisierais sublimar. Pero lo que nenéis es respeto. No lo podéi
remediar. Sin respeto todo espíritu es umal espíritu y la credulidad con la quun tonto y buen boy americano venersus reglas de remo, es más fecunda qu
el esnobismo irreverente que no conocas distancias y el maligno nihilismo co
el que arrastráis hacia vosotros todo l
espiritual para volverlo a desecha
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enseguida. Nada de esto me merecconsideración alguna.
El espantoso desorden de nuestr
iempo también es padecido ponosotros, los viejos y no sólo povosotros, los jóvenes. También nosotros
os viejos, podemos establecer siesfuerzo que la vida humana es una cosdudosa y mal reputada. Nosotros (e
decir, en realidad yo hablo sólo de mípero presumo que en mi generación hamás de mi clase) intentamos explicamo tener conciencia de esta desesperació
uno de los impulsos para ello es Eobo estepario) pero también intentamo
darle un sentido a esta vida terrible, e
apariencia absurda, referirla a pesar d
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odo a algo ultratemporal ultrapersonal. El lobo estepario no sólhabla de música de jazz y de mujeres
sino también de Mozart y los inmortalesY de este modo, toda mi vida estsignada por un intento hacia la unión y l
abnegación, hacia la religión. Yo no marrogo la pretensión de poder hallapara mí o para un tercero algo así com
una nueva religión, una nuevformulación y posibilidad de unión, pera lo que me aferro es a perseverar en mpuesto aun cuando desespere de m
época y de mí mismo, a no desechar erespeto por la vida y por la posibilidade su sentido a riesgo de tener qu
quedarme solo, a riesgo de quedar e
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una posición ridícula. No lo hago en lesperanza de que con ello mejoren lacosas para el mundo o para mí, lo hag
simplemente porque no quiero vivir sirespeto, sin una entrega a Dios.
Por ejemplo, ¿qué quiere decir uste
cuando define a la vida como una graparadoja?, porque la reacción y lrevolución, el día y la noche se sucede
relevan, porque siempre hay doprincipios presentes y ambos siemprienen razón o no la tienen. Con est
sólo dice que la vida es inexplicabl
para su entendimiento, quevidentemente, se cumple segúprincipios diferentes de los de la razó
humana. De esto se puede sacar l
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conclusión de que escupimos sobre lvida, o de que confrontamos lncognoscible no con el escepticismo d
a razón decepcionada, sino con erespeto; que en lugar de una tontparadoja, vemos una maravillos
agitación entre muchos pares de polos antípodas.
En resumen, no sé como entenderm
con usted. Tal vez haya tenido unuventud difícil. Y bien, el año 191ampoco fue fácil para los adultos eanto tuvieran conciencia y razón, no fu
fácil compartir la experiencia de lguerra observando y condenando, comampoco lo fue para los muchachos qu
al menos marcharon a la guerr
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animados por sus cantos y descomunaledeales, hasta que se perdió y de pronta juventud recordó que no fue ella l
que marchó a la guerra, sino que fuerosus padres quienes lo hicieron. ¿Ququiere dejar y transmitir a sus hijos est
generación? No puedo contestar a sus preguntas
no puedo contestar a mis propia
preguntas, yo estoy tan desorientado agobiado por la crueldad de la vidcomo usted. No obstante, tengo fe en quel absurdo pueda ser superado si n
dejo de imponer a mi vida un sentidoCreo no ser responsable por el sentido el absurdo de la vida, pero sí por lo qu
o mismo haga con mi propia y únic
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vida. Me parece que vosotros, loóvenes, tenéis muchas ganas de hacer
un lado esa responsabilidad. Aquí e
donde nos separamos…
A la señorita G. D. estudiante de filosofía, Duisburg
21 de julio de 1930
… En respuesta a su saludo le envíun cuadrito que he pintado en papel e
estos días (dibujar y pintar es mi maner
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de descansar). El cuadrito le dirá que lnocencia de la naturaleza, la vibració
de unos cuantos colores, aun en medi
de una vida problemática y difícil puedvolver a engendrar en nosotros la fe y libertad en cualquier momento.
Es poco lo que puedo responder sus preguntas y debo suplicarle que nme involucre en un intercambi
epistolar. Esta carta de hoy no debpasar de ser una excepción.Se me ocurre que su manera d
formular la pregunta es inexacta. N
debería inquirir: «¿Es correcta mmodalidad y mi postura frente a lvida?», pues no hay respuesta para ta
pregunta. Cada modalidad es ta
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correcta como cualquier otra. Todas soun fragmento de vida. Antes bien debpreguntar: «Dado que soy como soy, y
que tengo en mí estos problemas necesidades de los que al parecer estáexentas tantas personas, ¿qué debo hace
para soportar la vida a pesar de ellos en lo posible lograr algo bello de lexistencia?», y si escucha realmente la
voces más íntimas, la respuesta será máo menos esta: «Dado que eres así, ndebes envidiar ni despreciar a otros poser distintos. Y no debes inquirir por l
“rectitud” de tu ser, sino aceptar tu alm sus necesidades tal como aceptaste t
cuerpo, tu nombre y tu origen, como alg
que se da, algo inevitable, a lo que se l
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dice sí y que habrá de defenderse aucuando todo el mundo estuviera econtra».
No sé más. No conozco ningunsabiduría que pudiera facilitarme lvida. La vida no es fácil, jamás lo fue
pero no tenemos por que preguntar si les o no. Debemos desesperar en la vid—cualquiera que está en libertad d
hacerlo— o bien proceder como loaparentemente sanos y eficientes. Loaparentemente exentos de problemas de alma. Debemos tratar de toma
nuestra naturaleza como lo únicverdadero, acordándole a nuestra almodos los derechos.
Le estoy dando consejos y e
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realidad no creo en su valor. Usted loaceptará en la proporción que lo permitsu naturaleza, ni más ni menos. N
podemos cambiar, pero seremos tantmás fuertes cuanto más reconozcamos lvida, cuanto más nos unifiquemos e
nuestro interior con lo que nos acontecdesde el exterior.
Adiós.
A un lector
Julio de 1930
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… Cuando un lector le escribe a uautor para decirle que su obra le hgustado mucho y por añadidura l
congratula, por lo general añade luegalgunas observaciones negativas sobrotra obra cualquiera del mismo escritor
Al menos, a mí me ha sucedido así cassiempre. Quienes me felicitaron por eSiddharta, rechazaron en su mayoría
emian o El último verano dlingsor . Quien elogió El lobestepario, juzgó flojo el HuéspeKurgast). Quien me expresó su
alabanzas acerca de Narciso yGoldmundo, lo hizo en su mayoría nsin dejar entrever que nadie me hubier
creído capaz de escribir una obra ta
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decente después de El lobo esteparioan poco grato y malogrado.
Ninguno de estos lectores diría a un
madre perteneciente a su círculo damistades que la felicita por su hija Anaen tanto considera a Emil y a María fea
criaturas deformes.Un autor es como una madre. Par
mí Knulp, Demian, Siddharta, Klingsor
El lobo estepario o Goldmundo son caduno hermano de los demás, cada uno unvariación de mi tema. No es mi culpque haya lectores que no encuentren e
l lobo estepario sino informaciósobre música de jazz y bailes, en tantno ven el teatro mágico, ni a Mozart, ni
«los inmortales» que constituyen e
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verdadero contenido del libro; que otroectores no reparen en Goldmundo, sin
en Narciso y den la impresión de habe
eído tan sólo las escenas de amor. Pootra parte, las más de las vecedesconfío de los libros que merecen l
aprobación de la mayoría, son alabado adquieren fama a costa de mis otroibros.
En cambio, no puedo decir que en efondo me duela que algunas de miobras sean mal comprendidas desconocidas. Me gusta el éxito y m
complace escuchar elogios, pero a larga puede resultar tedioso y reducir l
autoestimación. Me sentí perplejo y u
poco herido por la absolut
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ncomprensión que encontró El lobestepario por parte de la crítica, perpronto empezó a gustarme. Y así, desd
hace años ha sido para mí un orgullo una íntima satisfacción que algunas dmis obras fueran poco conocidas y otra
acabaran públicamente por unexpresión o un juicio mal interpretadoEstas obras, mis predilectas, m
pertenecen y pertenecen a mis amigosson mi jardín, no un lugar públicoPuedo pasearme por ellas solo. A vecesuelo releer fragmentos de estas obras
o que jamás hago con las «famosas»…
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A la señora M. W.
Zúrich, 13 de noviembre de1930
¡Muchísimas gracias! Recibmuchas cartas parecidas a la suya, pera mayoría no son tan simpáticas ni ta
benévolas, por esta razón quiercontestarle brevemente aun cuando estosufriendo un mal ocular y me encuentrncapacitado para trabajar. Me h
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aplicado una medicina y calculo estasin dolores durante una o dos horas.
Esta es la realidad: lo que usted
muchos otros me escriben sobre Narcis Goldmundo es bien intencionado, per
no coincide con mi opinión. Los lectore
se muestran complacidos por l«armonía» y porque en lugar deespantoso Lobo estepario, ahora h
producido algo que si bien recuerda upoco los abismos, no los abre; algo qunos puede hacer aparecer prudentes nostálgicos, pero que no nos molestar
en nuestra empresa de ganar dinero criar hijos, pues se desarrolla en lEdad Media y no es más que literatura.
Yo lo veo de otro modo. Desde e
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punto de vista puramente artístico, Eobo estepario es por lo menos ta
bueno como Goldmundo. En torno a
ntermezzo del tratado su construccióes tan concisa y rigurosa como unsonata y ataca su tema con limpieza
Pero recuerda la guerra (que pasadmañana volverá a estar aquí) y lmúsica de jazz, el cine y toda vuestr
vida actual, cuyo infierno no permitíque el escritor señale. Por supuesto, loectores no lo saben, leen confiados
obedecen la ley de la menor resistencia
se dejan llevar hacia donde duelmenos. El problema de Goldmundo es edel artista, un problema terriblement
rágico, pero el lector no es artista
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puede observar desde la distancia siarriesgarse, mientras que en El lobestepario debe enfrentarse con su propi
época, sus propios problemas, debavergonzarse de sí mismo y eso no lgusta. «La misión del arte no e
astimar», piensa, y no reflexiona quambién puede tolerar y hasta «disfrutara música de Bach, sólo porque la fe d
Bach y sus problemas ya no le importademasiado.Discúlpeme por contestar de est
modo su amable carta. No es mal
ntención. En general, soy más proclival silencio que a la locuacidad, percuando llega el momento de hablar, trat
de hacerlo en lo posible con sinceridad
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Sé no obstante que una parte de scarta es cierta y tiene valor y lagradezco por ello. De lo contrario, n
hubiera escrito estas líneas.
Al señor St. B., Naumburg
Zúrich, 24 de noviembre de1930
… Estoy más cerca de sconcepción de la vida que de la de s
hija. Por cierto, no considero el no vivi
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mejor que vivir, pero comparto lconcepción de todos los sabios depasado, en el sentido de que una ciert
superioridad sobre el dolor y lpreocupación sólo puede provenir de«despertar» interior, de la introspecció
o más bien de la vivencia según la cuael mundo físico y el acontecer exterioson intrascendentes y ficticios y nosotro
no nos podemos salvar de ellos ni poentrega a niñerías y preocupaciones da vida, ni por un ascético apartamient
de ellos, sino sólo por el conocimient
experimentable una y otra vez y en todiempo de la unidad de Dios que s
encuentra tras el abigarrado velo de lo
procesos de la vida. Lo que redime e
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esta introvisión no sólo es una mayoranquilidad respecto a las exigencia
del mundo y de los propios apetitos
sino también una resignación ante lmposibilidad de realizar nuestra
exigencias morales, pues nosotro
somos vividos, somos hilos del velonada más. Este es más o menos easpecto de la fe y el consuelo de mi
horas de reflexión.Sin embargo, no siento la necesidade predicar esta fe a los demás. Sólcuando la vida pone en mi camino gent
hondamente afligida, trato de decirlalgunas palabras, en caso contrario noni siquiera a mis propios hijos…
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Al señor B. B., Solingen
Noviembre de 1930
… No estoy en condiciones d
asegurarle si será usted escritor. No haescritores de diecisiete años, hoy menoque nunca. Si posee el don, lo tendrá ponaturaleza y habrá estado en usted desd
niño. Pero si de ese don surgirá algo, sendrá usted algo que decir o significar
eso no depende sólo de su don, es
depende de si usted puede tomarse e
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serio a sí mismo y a la vida, si vive cosinceridad y es capaz de resistir lentación de hacer meramente lo que l
resulta fácil al talento. En resumendepende de cuanta proeza, sacrificio abnegación sea capaz. Es dudoso que e
mundo le retribuya y le agradezca poodo esto. Si no está poseído por la idea
si no prefiere sucumbir enseguida ante
que renunciar a la literatura, póngale finSu escepticismo no tiene nada quver con las cuestiones que en estomomentos lo absorben. Es natural a s
edad. Si dentro de algunos años no hpodido superarlo, puede convertirse eperiodista, pues habrá pasado l
oportunidad de ser escritor. Se
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nteligente y hablar con sensatez nadiene que ver con la literatura.
Mis mejores deseos y un favor: n
vuelva a escribirme hasta dentro de unoaños.
A Hans Carossa
Fines de noviembre de 1930
Distinguido y querido señoCarossa:
Le confieso que su carta me h
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colmado de felicidad, no sólo poacoger a Narciso y Goldmundo coagrado y por gustarme tanto sus libros
Hay algo más. Hace un año y medio, eel verano de 1929 volví a leer despuéde mucho tiempo su libro de la infancia
Ocurrió así: Estaba sentado al sol en merraza de Montagnola y sobre la
macetas revoloteaba esa maripos
lamada esfinge o cola de paloma (eSuiza «paloma»). De pronto, recordque era mencionada en un bello libro poco a poco me vino a la memoria qu
era el suyo. Lo busqué y empecé a leerlde nuevo. Durante unos cuantos díapasé con él las mejores horas. L
encontré más bello aun que el recuerd
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que guardaba de él y me sentí mucomplacido por la existencia de algo taexquisito en la Alemania actual
ambién por haberlo visto en Múnich eaquella ocasión. Entonces me senté a mmesa, como un estudiante entusiasmad
que escribe a un venerado escritor, pintun pequeño paisaje en mi pliego dpapel, como he vuelto a hacerlo hoy y l
escribí sobre la mariposa y la terraza mi amor por sus libros. Creo que desdmi época de juventud no escribí ninguncarta semejante a un escritor. E
realidad, tampoco esperabcontestación, pero cuando transcurrieroos meses y el año sin recibir eco algun
de usted, tuve una sensación curiosa
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algo así como vergüenza por mdeclaración amorosa y tambiédesilusión y la idea de haber sid
despreciado.Al principio, rechacé ta
pensamiento, luego lo admití
posteriormente empecé a examinarlpara poner en claro cual podía ser smodo de pensar acerca de mí y de m
carta. Salió entonces a la luz en unautocrítica esto y aquello. En ssilencio, lo veía sonreírse a causa de mcarta, no con aire de burla, pero sí d
superioridad. Y así, paulatinamente, mcarta a usted y la falta de una respuestse convirtieron para mí en una piedra d
oque. Me vi compelido a comparar m
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ser y mi trabajo con los suyos, debreconocer en usted algo para mnalcanzable, pero que creía comprende
sentir en forma absoluta, y luego debhacer valer también mi propio ser, mpropia problemática vehemente y m
duda como algo necesario. Y de estmodo se convirtió en un ligero examede mi vida y de mi trabajo ante m
mismo, para lo cual lo ubiqué como unespecie de polo opuesto, y a pesar dos contrastes, únicamente encontré m
confirmación en el polo opuesto y l
concedí sólo a él el derecho dcomprenderme y criticarme. Era unsituación como la existente entr
arciso y Goldmundo. Pero d
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cualquier modo, Carossa habícontestado a mi carta con silencio, se lguardó y sonrió.
No es sino hoy, cuando ya habíolvidado esta historia de la carta varias veces en este ínterin me ocupé d
sus trabajos en forma harto objetivrecientemente de la reedición doctor Bürger ) y he recibido carta suya
que me parece posible y probable qumi carta de entonces no llegara a sumanos. Las fantasías, los juegos autoexámenes tejidos en tomo a la cart
no cambiaron por ello ni perdieron svalor. Frente a toda obra humangenuina y todo trozo de Naturalez
debemos examinarnos a diario y en l
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posible acreditamos. Pero hubierpreferido que aquella carta del verande 1929 se hubiese perdido realmente.
Ocho días antes de la llegada ddicha carta, regalé a la señora Ninon s
octor Bürger . Está pasando conmig
el invierno en Zúrich y le ha halagadque pensara en ella en forma tan amableLe envía sus cordiales saludos.
Le he robado mucho de su tiempoo tema que vuelva a esperar respuesto que pretenda enredarlo en uncorrespondencia. No he pensado en ello
Pero espero que esta carta llegue a sumanos y me place que retribuya
arciso y Goldmundo, el amor qu
desde hace varios años le profeso a s
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obra. Durante varios años no le hmanifestado este amor en forma directaMi comportamiento fue como el de l
uventud respecto a todo lo bello, edecir que encuentra lógico y correcto lexistencia de un Eichendorff y u
Schubert, un Stifter y un Mozart, uBrentano y un Goethe y asimila lo buencomo lo hace con el bendito aire. No e
sino más tarde, con el correr de los añoque sabemos apreciar la singularidad do bello, y qué milagro es en realida
ver florecer las flores entre las fábrica
los cañones y, vivas aún, las obraiterarias entre los periódicos y lo
boletines bursátiles. Y entonce
experimentamos una sensación d
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emoción y gratitud.Adiós, le agradezco su amable carta
Podrá ver ahora cuánto ha significad
para mí.En primavera regresaremos
Montagnola. Con la ayuda de u
mecenas nos están edificando allí uncasa. Ninon está atareada en la eleccióde papeles y otras cosas para s
decoración y se sonríe cuando adviertas preocupaciones y también el temoque me da la casa.
Reciba los cordiales saludos d
ambos.
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A Wilhelm Kunze, Nuremberg
17 de diciembre de 1930
Estimado señor Kunze:
Hoy he recibido su artículo de«Würzburger General-Anzeiger». Me hcausado mucho agrado y sólo lament
que haya llegado en un momento en ecual usted debe estar algo desilusionadcon respecto a mí.
Si me permite diré lo siguiente e
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relación con este artículo que me hgustado mucho: no creo que «idílicosea una expresión sólida. Yo mism
considero el impulso religioso como lcaracterística decisiva de mi vida y dmi trabajo. Considero como primordia
dominante signo distintivo de mespecie que el individuo, ya afronte lguerra mundial o se detenga frente a u
ardín florido, experimente el mundexterior como mundo visible, de lo UnoDivino y se subordine a él. Que esvivencia básica religiosa que po
supuesto en mí no transcurre en laformas tradicionales de la Iglesia, snflame en causas «idílicas» o en otras
carece de importancia para m
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Considero la palabra «idílico» uadjetivo con el cual el hombre de lagrandes urbes tilda aquellos contenido
de la vida que le son desconocidos extraños, mientras que para el hombrde campo son primordiales.
Más adelante volveré a repasar sibro. Sin mediar culpa de mi part
ocurrió que a raíz de su aparición, tuv
aguda conciencia de un argumentesencial que tengo contra ciertaposturas de su generación y por tamotivo fue formulado. Jamás me result
simpático el insistir u organizar de luventud; en realidad el ser joven
viejo sólo se da entre los individuo
mediocres. Los individuos más dotado
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diferenciados son ora viejos oróvenes, así como se muestran or
alegres, ora tristes. Bueno, ya e
suficiente, lo que ocurrió es que auzgar su libro cobraron importanci
para mí ciertos sentimientos
consideraciones de carácter general.Este se corregirá por sí solo, así l
creo. Comprendo asimismo que con est
consideración demasiado general no sousto con su persona y su singular librpersonal, ¿pero qué son nuestrapalabras? ¿Y por qué nuestra generació
habrá de tener menos derecho expresarse libremente qué la suya?
Esas palabras suyas: «Primerament
debieran enseñárnoslo» me hirieron. S
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desesperar. Si ha nacido para llevar unvida propia y no del montón, hallarambién el camino que lo llevará a
desenvolvimiento de su propipersonalidad y de una vida propia, sbien debo advertirle que es una send
difícil. Si no está destinado para ello, sas fuerzas no le alcanzan, tarde emprano deberá renunciar y se plegar
a la moral, al gusto y a las costumbrede la generalidad.Es una cuestión de fuerza, o com
prefiero pensar, una cuestión de fe, pue
a menudo se encuentran individuos mufuertes que fracasan pronto y otros mudelicados y débiles que a pesar de l
enfermedad y la debilidad dominan l
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vida de una manera maravillosa y aun emedio de sus sufrimientos sabemprimirle su sello. Cuando Sinclai
iene fuerza (o fe), Demian va a él, latrae hacia él con su fuerza.
La fe a la cual aludo, no pued
raducirse fácilmente en palabrasPodría expresarse más o menos así: ycreo que a pesar de su absurdo evidente
a vida tiene un sentido. Me resigno a npoder comprender este último sentidcon la razón, pero estoy dispuesto servirlo, aun cuando deba sacrificarme
Escucho la voz de este sentido en mmismo, en los instantes en que estoy rea totalmente vivo y despierto.
Quiero intentar realizar lo que l
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vida exige de mí en esos instantes, aucuando contraríe las modas y las leyevigentes.
Esta fe no se puede imponer, nampoco es posible someterse a ella
Tan sólo se la puede vivir, así como e
cristiano no puede ganar, forzar o hacerampas con la «gracia», sino sól
experimentarla con fe. Quien no l
puede hacer busca entonces su fe en lglesia, o en la ciencia o junto a lopatriotas o los socialistas, o bien alldonde proveen morales, programas
recetas ya. No estoy en condiciones de juzgar s
un individuo es capaz y está destinado
recorrer el bello y arduo sendero qu
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conduce a una vida propia y a usentido, ni aun viéndolo con los ojosMuchos miles oyen el llamado, mucho
recorren un tramo del camino, unopocos lo transitan más allá del límite da juventud y tal vez nadie lo recorra e
su totalidad hasta el fin.
Al señor F. v. W., Waldenburg
Alrededor de 1930
Distinguido señor F. v. W.:
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He recibido su carta. Comprendo sconflicto pero no puedo ayudarle. A lsumo, le aconsejaría no permanecer fie
a ideales en los que ya ha comenzado dudar por sentimientos piadosos.
Mi obra literaria y mi persona le ha
servido durante cierto tiempo y le haestimulado. Pero esto no es motivo parno dejarlos de lado y apartarse de ellos
si así se lo exige su evolución.Evidentemente, usted se vendió dmanera unilateral a un romanticismo y ahacerlo se alejó del hoy, de l
«realidad» más de lo que podísoportar. En tal caso debe corregirse.
Sin embargo, deberá hacerl
seriamente y a más conciencia de lo qu
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muy posible que, en efecto, la vida en literatura y en la contemplació
signifique para usted un estado egoísta
desagradable. Una vez en mi vida, yambién me vi precisado a sacrificaoda mi tranquila y contemplativ
filosofía y entregarme con manifiesta otal abnegación. Eso ocurrió al estallaa guerra y durante casi diez años l
protesta contra la guerra, la protestcontra la grosera estupidez del hombresediento de sangre, la protesta contra lo«intelectuales», en particular los qu
predicaban la guerra fue para mí udeber y una amarga necesidad. En lmedida en que estas cosas s
convirtieron en problema las investigu
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a fondo, dilucidé mi posición respecto ellas, mi propia participación en lculpa, también estuve prácticament
durante años de parte de una pequeñoposición luchadora. Luego retomcambiado a Hölderlin y a Nietzsche,
Buda y a Lao Tsé, a la literatura y a lcontemplación, pero confirmado eodos los dogmas importantes
consciente de lo que estaba haciendo.Encuentre su camino y no se apegua las personas y a los ideales que por umomento le fueron caros.
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A un lector en busca de consejo
Hacia 1930/31
Quiero responder a su carta en pocapalabras, aun cuando ésta, como todaas cartas similares, me encuentra en un
posición de defensa.Muchos de los lectores de mis obra
me toman de una manera completamentpersonal como amigo, como conductor, menudo directamente como medico
padre espiritual, confesor o consejerosin contemplaciones hacia mi persona mi trabajo, sin tener en cuenta que todaestas funciones (consejero, médico
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etcétera) sólo tienen sentido en un íntimcontacto personal y que sin econocimiento de las personas
cultivadas a la distancia, a través de untercambio epistolar, carecen de valor.
Cuando a veces contesto po
excepción algunas de estas cartaporque me ha emocionado la desgracia a aflicción en ellas expuestas, por l
general estos corresponsales me envíaenseguida cartas a intervalos regularesa veces casi a diario y se acostumbran utilizarme como descargadero de tod
estado de ánimo.Con bastante frecuencia, si rechaz
ales pretensiones, se suceden de part
de los remitentes explosiones d
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desórdenes psíquicos de carácter tadesagradable y deprimente que durantdías quedo como baldado e incapacitad
para realizar mi labor. Se muestrentonces lo feo: precisamente, lomismos lectores que más profundizan e
mis libros, los que en su mayoría sencuentran en ellos a sí mismos, soquienes no tienen el menor respeto po
a personalidad de los ajenos, no tienepara el escritor un ápice dcomprensión. Si éste, como persona, sresiste a sus exigencias a menud
desvergonzadas, se irritan y enojan con frecuencia reaccionan con descargade vergonzosa hostilidad. Precisamente
o único que quisiera «enseñar» o a l
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que quisiera apelar como escritor: erespeto, falta por completo y la juventualemana de estos días parece deja
bastante que desear en este sentido. Npretendo significar que el lector deberícontemplar al escritor como a un se
superior a él, sino al contrarioconsiderarlo como su igual y no exigirlo que él mismo no está dispuesto a da
de sí por ningún motivo.Ya conoce pues mi postura y mrelación respecto a estas cartas, como lque me escribió.
Sin embargo, creo poder decirlalgo que tal vez le confortará. Si por umomento pudiera ver su relación haci
mí desde afuera, en forma «objetiva»
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percibirá algo que le permitirá corregiesta relación. Usted verá lo siguiente: EHesse al cual llama, al cual lee, al cua
ama o acusa, es una imagen de su propio, existe para usted hasta donde l
parezca semejante y estrechament
emparentado. Usted quisiera sabersconfirmado por este Hesse. Ustequisiera escuchar una que otra palabr
de él, a él le dirige usted de vez ecuando exteriorizaciones de su enojcon la intención de lastimarlo mostrarle su desprecio.
Pero este Hesse es su espejo y lque a él le grita, debería gritárselo a smismo, lo bueno y lo malo. Si una part
de su camino a Hesse es realmente u
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camino a sí mismo, por momentos scamino a Hesse es al fin y al cabo udesvío, un cambio de dirección, u
apartar sus impulsos de sí mismo haciun objeto aparentemente extraño: eresumen, una huida hacia el exterior d
su propio interior.Por supuesto, todo lo que digo pued
rebatirse fácilmente. Es apenas un
pequeña parte de la verdad, como todo que se dice con palabras. No obstantquizá vea en esta carta a la cual hdedicado una mañana, algo que le sirva
quizá vea también que Hesse no le tienmala voluntad.
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A Thomas Mann
Chantarella, Engadina, 20 de
febrero de 1931
Querido y venerado señor Thoma
Mann:Le agradezco muy especialmente ssaludo y el ensayo de su hermano. Hacpoco, Ninon se sintió muy feliz a
recibir el saludo de su esposa y todoos días vosotros tres fuisteis frecuente
amable tema de conversación.
En estos momentos estamo
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bloqueados por la nieve. Nieva sicesar desde hace tres días y desde ayeno es posible moverse afuera sino co
gran esfuerzo por unos pocos senderodespejados a medias. La nieve nuevque alcanza una altura de varios metros
es peligrosa. De momento, es imposiblesquiar. Cualquier cosa provocdeslizamientos de nieve y enseguida s
forman aludes. Esta mañana, cerca de lcasa un campesino y sus dos caballodebieron ser desenterrados a pala pohaber sido arrastrados por u
deslizamiento de nieve.El hecho de haber sido arrojado po
o pronto en una olla con los demá
dados de baja, me hace ver en l
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cuestión de la Academia algo dudosoEn el artículo de su hermano también shabla sólo de los «caballeros» dados d
baja.Esto caerá pronto en el olvido y lo
nacionalistas extremos que hoy tambié
me invocan a mí, muy pronto tendráoportunidad de reconocerme y tratarmcomo enemigo.
Entre nosotros, mi postura personarespecto a este asunto eaproximadamente la siguiente:
No soy disidente en relación con e
Estado actual, porque sea nuevo republicano, sino porque me parece mupoco nuevo y muy poco republicano
unca consigo olvidar del todo que e
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Estado prusiano y su Ministerio dCulto, los protectores de la Academiason a la vez la instancia responsable d
as universidades y su fatal rémora, veo en el intento de reunir a lontelectuales «libres» en la Academia
un poco el intento de mantener a raycon mayor facilidad a esos incómodocríticos de lo oficial.
A esto se suma que en mi carácter dciudadano suizo de manera alguna est