combates por la historia febvre

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  • 5/13/2018 Combates Por La Historia Febvre

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    LUCIEN FEBVRE

    ~ '}-. I-~I)~ \ !.

    COMBATES POR LA HISTOR,IA

    Traducci6n castel lana deFRANCISCO J. FERNANDEZ BUE.Y

    Y ENRIQUE ARGULLOL

    POll t i llC ICI(Jrl lverSldaa Catb l lca del Peri lB I B L IO T ECA CE ,\T R AL

    DONAT IVO

    EDICIONES ARIELEspluquc s de lIobregat

    BARCELONA

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    multitud y desarrollando sus efectos a 1 0 largo delos tiempos, acaba a menudo por decir 10 contrariode 10 que queria decir (vease Lutero y el lute-ranismo) - tal es e1 deber propio del historiador,Por tanto, dque es 10 que puede molestarme, queridosenor, en su intento? Lo busco en vane, no 10 yeo.S610 yeo injurias; y me molestan. Nome considereusted una mujercita. Se decir no, como cualqu ier otro.Pero no creo en los ampulosos braceos de los fiscalesde cinema. No creo en las requisitorias filmadas, Nien los gestos despectivos del ministerio publico, Per-doneme, Soy un viejo historiador muy ridiculo. Quetengan suerte nuestros sucesores, si esc tono ha deconvert irse en regIa.

    1 74

    SOBRE UNA FORMA DE HACER HIE.TORIAQUE NO ES LA NUESTRA

    LA HISTORIA HISTORIZANTE

    He leido con cuidado y can interes, naturalmente,el librito que mi viejo amigo Louis Halphen ha com-puesto en Ia soledad, aprovechando el ocio forzado alque Ie sometia e1 gobierno de Vichy, 1ejos de sus Iibrosrobados y de su documentacion dispersada pOl' los"ocupantes", con su experiencia como {mica ayuda;Ia experiencia de un historiador que no ha dejado detrabajar des de 1900, ya sea pOl' cuenta propia a in-citando y dirigiendo eI trabajo de otros (pienso, natu-ralmente, en Ia coleccion Peuples et Cioil isai ions a Iaque esta Iigado, al mismo tiempo que eI de Sagnac ,su nombre).Haiphen titula este librito Introduction a Thistoire. 1Pero mas que una introducci6n 1 0 que el autor em-prende es una defensa de Ia historia, "Nlln?~ se hacriticado tan vivamente - nos dice - In utilidad delos estudios hist6ricos... Mi proyecto no es a bogar pOl'una causa que se defiende pOl' S 1 ,mis~n~.,." iAhl Noesta tan claro, esa es Ia verdad; 51 aSI tuera, hace yatiempo que los ataques hubieran ccsado, Louis Halphentiene sus dudas, tantas que inmediatamente empieza adefender, a [ustificar una toma de posicion conocidahace tiempo y que no tiene misterio.

    1. Paris, Presses Universitaires, 1946.] 7 5

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    "De toclns las fidelicladcs - escribe e1 Gide de losPrctextcs ( p'\g . U 7) - - - la mas irnbecil es la fidelidada uno misrno purqllC y o . no es espontanea". Nada masespontanco y, por tanto, m{IS legitime que la fidelidaddel historiador de Carlomagno a sus ideas. Volvemosa encontrarlc bnjo sus laureles tal como era al salir deIa Ecole des Charles: paladin convencido de esa formade hacer historia que Henri Berr ha bautizado de ma-nera afortunada como la historia historizante, LouisHalphen ha dcdicado a ella su viela. Y si hoy nos pro-porc iona una Introduction (1 Thistoirc, haceos a la ideade quc no cs Cll absolute a la un iversal Clio a quien seofrccc cxtc sucrilicio - Clio, que bajo los pliegues desu pcplo encicrra todas las Iormas, todas las varieda-des, todas las divcrsidadcs de las escuelas hist6rieas,de la rnisma manera que la Virgen de la Misericordiaabrigaba hajo su manto a todos los verelaeleros repre-senluntes de In cristi andad. j\.J(IS modesto y mas or-gulloso, Halphen solo piensa en una cierta formade historia: ]a ([tiC 61 cultiva; y nos concede el honor depcnSflr que todos nosutros la aceptarnos como la jinicavalida. ,J,Jntmduccion a la historia? dDefensa de 1 a his-toria? No. Abogar por la historia 'historizante, sobrela q1le Berr cscribia en 1911: "Reside en ella una for-ma de historia que, adomas de bastarse a S 1 misrna,prctende bnstar al conocimicnto historico", La frase megusta, PO l' S1 sola es In recension critica del libra deHalphcn.F

    o o

    d Q u c es , en efecto, un hi storiador h istori zante? Hen-ri Berr responde sustancialmente, utilizando los termi-nos do una carta que e1 propio I-Ialphen le escribio en

    2. L'hisioirc trnditionnelle et in sijnthcse historique, Paris , AI -can, 1921, 146 !lAgs. L~ "Discus iou con un historiador histori-zantc", '1"(, const ituyo cl fondo del capi tulo II, data va de 1911.176

    1911: un hombre que, trabajando sobre .iechos parti-culares establecidos pOl' 61 mismo, se propone ligarestes hechos entre S 1, coordinarlos, y despues (cito alHalphen de 1911) "analizar los cambios politicos, 50-ciales y rnorales que los textos nos reve1an en un mo-menta deterrninado". Apuntad bien: los cam b ios par-ticulares, ya que la historia, en opinion de nuestroautor se define como una c ienc ia de 10 parti cular."AS l pues, abrarnos la Introduction a Thistoire de1946. Tres capitulos Iundamentales a 1 0 largo del li-bro: I, el establecirniento de los hcchos; II, la coordi-nacion de los hechos, III, la exposicion de los hec1105.La doctrina, Ia vieja docrrina de las dos opcracionesque constituyen la historia, no 11a cambiado: primero,establecer los hechos, despues, operar con ellos, As]- se nos dice - procedian Herodoto y Tucidides,Asi tam bien, Fuste1 y Mommsen. As], todos nosotroshoy, Perfectamente. Estab1ecer los hechos y operar coneIlos: una de esas formulas elm-as que dejan ansiosos yestupefactos a todos los espiritus curiosos .. ,

    Porque, en fin, los hechos ... dA que se llama loshechos? cQue hay detras de la palabrita "heche"?~.Pensais que los hechos estan dados en Ia historiacomo realidades sustanciales que el tiempo ha en t erra-do mas 0 menos profundamente, y que se trata de de-senterrar, limpiar y presentarlos bellamente iluminadosa los conternporaneos? 0 se trata de una repeticionpar su cuenta de Ia Erase de Berthelot ensalzando laquimica inmediatamente despues de sus primeroslriunfos - la quimica, su quimica, In unica entre todaslas ciencias, decia orgullosamente, que [abrica su ob-

    3. Un particular que, captado en el inter ior de un mismo ClrCU-10 de civil iz ac ion, en una epoca determinada , se pareceria furiosa-mente a un general. Si se concede audiencia a esta gran dama,car a a Pircnne, cara a Marc Bloch, car a a todos nosotros, quese llama "isimia comparada.

    1771 2. - -- :nnn; ~I

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    [eto, En este punto Berthelot se equivocaba. Porquetodas las ciencias fabrican su objcto.Vale para nuestros predecesores, los contempora-neos de los Aulard, los Seignobos, los Langlois, valepara esos hombres a quienes "la ciencia" imponia tan-to respeto (y que 1 0 ignoraban todo sobre la practicade las ciencias y sus metodos), para ellos es correctocreer que un histologo es un hombre al que basta po -ner debajo de su microscopic un trozo de cerebro der~t6n: inmediatamente se ocupa de hechos diferen-ciados, de hechos indiscutibles, de hechos "ya a pun-to", por decirlo asi, 1 0 unico que tiene que hacer esalinearlos en su s cajones. Don, no de Michelin, sinode la propia naturaleza ... Hubiera sorprendido muchoa nuestros antepasados historiadores diciendoles queun histologo, en realidad, fabrica primero el objetopropio de sus investigaciones y de sus hip6tesis, cangran despliegue de delicadas tecnicas y sutiles colo-rantes., En cierto sentido, 1 0 "revela" en la acepci6nfotografica de la palabra. Despues de 1 0 cual, 1 0 in-t~rpreta. "Leer sus resultados", operaci6n que no essimple. Porque describir 1 0 que se ve [todavia pasel,pero ver 1 0 que debe describirse leso S 1 que es dificil!Bien s~ hubiera sorprendido, 5 1 , a nuestros mayores,denominando a los hechos, como un filosofo contem-poraneo, "clavos en los cuales se cuelgan las teorias",Clavos que hay que forjar antes de clavarlos en lapared. Y tratandose de historia, es el historiador quienlos forja. No, como dice Halphen, "el pasado". 0, me-diante una extrafia tautologia, "la historia",dEstais de acuerdo? Decidlo. dNo estais de acuerdo?Discutid, Pero, por favor, no dejeis este problema en elsilencio. Este pequefio problema. Este problema ca-pital.

    o o c

    Ya tenemos aqui un primer silencio que nos serara.y lcuantas consecuenciaslHabeis oido bastantes veces repetir a nuestros rna-yores: "E1 historiador no tiene derecho a elegir loshechos. dCon que derecho? dEn nombre de que prin-cipios? Elegit, atentando contra la "realidad" y pOl'tanto contra la "verdad". Siempre la misma idea; losh~chos: cubitos de mosaico muy dist intos, muy homo-geneos, muy pulidos. Un temblor de tierra disIoc6 elmosaico; los cubos se hundieron en cl suelo. ret iremos-los y, ante todo, veamos de no olviclar ni uno solo; al-cemoslos todos. No escojamos . .. Eso decian nuestrosmaestros, como si pOl' el solo hecho del azar que des-truy6 tal vestigio y protegi6 tal otro (no hablamos, eneste momento, del hecho que constituye el hombre)toda la historia no fuera una eleccion, dY si no hubieraen ella mas que esos azaresr En realidad, la historiaes elecci6n. Arbitraria, no, Preconcebida, S 1 . Y esto,todavia, querido amigo, nos separa.Hip6tesis, program as de investigacion, incluso teo-rias son otras tantas cosas que uno busca en su Intro-duction; pero no se encuentran en parte alguna.Ahora bien, sin teoria previa, sin teoria preconce-bida no hay trabajo cientifico posible. La teoria, cons-trucci6n del espiri tu que responde a nuestra necesidadde comprender, es la experiencia misma de la ciencia.Toda teoria esta fundada, naturalrnente, en cl postu-lado de que la naturaleza es explicable. Y el hombre,objeto de la historia, forma parte de la naturaleza, Elhombre es para la historia 10 que la roea para e1mine-ralogista, e 1 animal para el biologo, las estrellas para e1astrofisico: alga que hay que explicar. Que hay queentender. Y pOl' tanto, que hay que pcnsar. Un histo-riador que rehusa pensar el heche humane, un his-

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    toriador (lue prolesa la sumision pura y simple a los he-chos, como si los hechos no cstuvieran Fabricados parel como si no hubieran side elcgidos pOl' el, previa-m'ente, en todos los sentidos de la pal.abra "esc?ger"(y los hechos no pueden no ser esccgidos pOl' el) esun ayudante tccnico, Que puede ser excelente. Perono es un histonador."

    "

    en los buncos del scxto, del quinto y del cuarto clasico,;Que bien consiguieron impcdi rrne hacer matematicaslY cs que las reducian a pequefios procedimientos, pe-QUci 10S nrtificios, mezquinas recetas para resolver losproblemas. "Truces", como deciamos en nuestro argotesco1ar, hoy pasado de mocla ...

    Pero, esta claro, los "truces" no me interesaban enabsolute. Me daban "buenas razones" para hacer algasobre 10 q ue nadie me decia nunca pOl' q ue ese algo va-lia la pena haccrse. Como y par que se habia inven-tado. Y , fina1mente, para que servia ... - ~para entrarun db en la Escuela Politecnica? Pero 1a Politecnicano es un fin en S 1. Y desde ague! tiempo (tanto pearpara mi) tengo ciertas exigencias fundamentales de es-piritu ... Adcmas, era bien sencillo. Yo daba Ia espal-cia a las maternaticas. Y aquellos de mis cornpafierosque no pedian tanto triunfaban ...La historia historizante exige poco. Muy poco. De-masiado poco para mi y para otros muchos. Esta esnuestra queja; pero es solida. La queja de aquellospara quienes las ideas son una necesidad, Las ideas,esas valientes mujercitas de las que habla Nietzsche,que no se dejan poseer par hombres con sangre derana.

    Termine COll mi gran critica. Introduccion a la his-toria metodo de la historia, teoria de la historia, de-Iensa de la historia ... Pero dque es, entonces, Ia his-toria?

    Voy a deciroslo ... Hccogecllos hcchos. Para ello id alos archives, csos graneros de hechos. A lH no hay masque agacharse para recolcctar. Llenad bien los cestos.Desempolvadlos bien. Ponedlos enc ima de vuest ra mesa .Haced Io (lue hacen los nirios cuando se entretienen can"cubos" y trabajun para reconstituir la bella figura que;a proposito n050lr05 Ics hemos dcsordenado ... Se acabo, '1 1 Q " , . ?el trabajo. La historia esta aec ra, ~ ue mas querels.- Na~a. S610 : saber pOl' q u e . . ~~or que hacer historia?~Y que es, entonces, la historiai'No me 10 dccis? Entonces, me voy. Me recuerdaa e~os pobrcs hombres. ~ quienes 1a Universidad,. ?~runa deplorable aborracion, confiaba [a tarea - dillellentre las clificiles - de iniciar en las matematicas alos pequeiios "alumnos de Ietras" que eramos nosotros,

    4. En el libro de Louis Halphen hay un in dice onornastico deautorcs. En ciert a forma es un testimonio. 2No es notable que noIl gurcn en et ni Camille jullian, ni Henri Pirenne, ~i. Marc Bloch ,ni Georges Lefebvre ni ninguno de los que, en deflnitiva, son ~aranosotr os los histori ador cs, l os vcrdadcros histori arl or cs de esta epo-ea? ]'\0 hablo de Virlnl : In gcogruf ia no tiene derecho de ciudada-nia en Ia historia lustoriz.ante.180 18 1

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    DOS FILOSOFfAS OPORTUNISTAS DE LA I-IISTORIADE SPENGLER TOYNBEE

    Tres gruesos Iibros sobre mi mesa. En la primerapagina un nornbre muy conocido en Inglaterra (e in-eluso fuera de Inglaterra) tanto pOl' meritos pragma-t icos como pOI' obras cientificas: Arnold J . Toynbee.Titulo: A Study of Histortj? No pretendemos descu-brir una obra de la que se asegura debera alinearse,por su estilo y sus dimensiones, junto a la celebre ohmde Sir James Frazer. AS l como el autcr de Rameaudor ha instaurado el estudio comparative de las ins-tituciones religiosas "primitivas", Toynbce pretendeIlevar a cabo en veinte volumenes un cstudio compa-rativo de las civilizaciones que Ia humanidad ha idocreando sucesivamente: el estudio, si se quiere, de lasexperiencias humanas en materia de civilizacion,Amplio y generoso proyecto. Annque desde el pri-mer momenta nos inspira un horror que 110 intentamosdisimular en absolute, aunque, una vez bien sopesadastodas Jas cosas, debe inspirarnos Iinalmente un mete-dico y razonado alejamiento, no opondremos, sin em-bargo, a su autor ninguna cuesti6n previa. No entra-remos en estes gruesos libros con un deseo aspero deorquestar la facil revancha del "especialista" sobre elensayista seductor. EI libro es complejo. Positive y

    1. Oxford Universi ty Press; Londres , Humphrey Milford; l.'ed., junio 1934.l~

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    negativo a la vez, 5C liga mediante un evidente lazo atoda una serie de recientes manifestaciones (divers as ensu forma, sernejantcs en su espiritu),Dcscle haec alglll10s ai10S los historiadores tienen

    el privilcgio de verse en el lianquillo colocado par unvariado lore de hombres notables - poetas, novelistas,periodistas, cnsuyistas - que, distrayendo en favor deClio algunos ratos de una vida dedicada a otros cultos,eomprendcn instantanearnente (0 al menos, as} Jo ase-guran) 1 0 que los historiadores no han sido capaces decap tar y exprcsar en afios de estudios exclusivos. Tras10 cunl, est o s hrillantes y dinarnicos espiritus nos eo-munican en unos poeos trazos apasionados sus descu-brimientos 0 sus sistemas, con una caridad vel a da porIn ironia Iranccsa en unos y pOl' furor gerrnanico 0humor ingles Cll otros, 2QllC haeer? 2DarIes las grac iassin Falsa vcrgucnza, examinar eon tacla sinceridad suscriticas, entregarnos 0 rcsistir? Hay que decirles S 1 , sivemos en ellos camaradas de eambate y que puedeninteresarnas ya sea con argumentos racionales 0 me-diante llamadas ul sentimiento (porque historiadores,al fin y al cabo, vivimos en la misma atmosfera de cri-sis que l()s dendi, hombres contcrnporaneos nuestros ypara perse\'erar nos haee falta conlianza en nosotrosy en nuestras obras). No, si tras un biornbo de histo.ria, descuhrimos en esos hombres la seduccion de loserr ores y las ilusioncs, No, deeididamente no, si com-probamos en SliS cseritos la accion de un veneno paracl cspiritu. De ahi que esteinos obligados a hacer unamplio examen.

    Un recordatorio, sin embargo, antes de abordar aToynbee y su ohm. A manera de introduccion, perono de ent rcmcs.

    O s ui al d S p en gl er . Crasuleza y decadencia de u n p ro fe taEn 1922, aparecia un libro, en Alemania, Nombredel desconocido autor: Spengler. Titulo al efecto: DerUntergang des Abendlrzndes.2 Todavia 'leo elevarse en

    los escaparates de las librerias renanas las pilas impre-sionantes de esos in-octavo; desaparecian como la nie-ve bajo e1 sol. En a1gunas semanas el nombre de Os -wald Spengler era celebre en el mundo germanico ysu Iibro alcanzaba el mayor exito que ha conoeido enAlemania un libro de Illosofia hist6rica desde Gibbon.Ni siquiera exito es la palabra apropiada; habria quehablar de revelacion.En el extranjero, la aeogida fue menos calurosa,Reservada curiosidad en Inglaterra; entre nosotros,desconfianza ironica; tres afios hubo que esperar parala aparicion del librito de Fauconnet que eatalogabalos temas spenglerianos, y dos afios para una traduc-cion de efecto retardado. Sin embargo, una copiosaliteratura (Del ' Streit urn Spengler; 0, Spengler unddas Christen tum, etc.) repetia en todos los aspectosposibles, eon una paciente monotonia, las ideas delprofeta, de aquel que no dudaba en proclarnarse a S 1mismo "cl Copernico de la historia", No Ie juzguemos,juzgar no es tarea de un historiador. Intentemos com-prencIerle, 1 0 quc en sustancia quiere cIecir poner Sllobra y so exito en relacion con las necesidades de unaAlernania en la que se gestaba aquello de 1 0 que sal-dria e1 nacional-socialismo hitleriano.EI hombre - murio en 1936 completamente aban-dona do -, e1 h ombre habia nacido en 1880 , en la Pru-

    2.. C. H. Beck, Munich, 2." ed. 1934, t . I. Gestalt und \I' irk-lichkeit, t. II, \Yelthistorische Perspekticen; en 8., 549 y 666 p a .ginas.

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