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    IINNTTRROODDUUCCCCIIOONN

    AALL

    MMAARRXXIISSMMOO

    HHeennrrii LLeeffeebbvvrree

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    Henri Lefebvre Introduccin al marxismo - 2 -

    IInnttrroodduucccciinn aall mmaarrxxiissmmooHHeennrrii LLeeffeebbvvrree

    EEuuddeebbaa,, BBuueennooss AAiirreess,,

    11996611

    MMaaqquueettaacciinn aaccttuuaall:: FFllyy22000088

    nnddiiccee

    Introduccin.................................. ............................ 3Captulo I La filosofa marxista ....... ................................ 13

    A) El mtodo dialctico ....... ...........................13

    B) La alienacin del hombre ...........................21

    Captulo II: La moral marxista ....... ...........................28

    Captulo III: La Sociologa marxista ...........................35

    Captulo IV La economa marxista .. ...........................44

    Captulo V: La poltica marxista ........ ................................ 53

    Conclusiones ................................. ...........................61

    A) El dominio filosfico ............. ...........................62

    B) El dominio econmico .......... ...........................65

    C) El dominio sociolgico .......... ...........................68

    D) El dominio poltico................ ...........................70

    Bibliografa sumaria ....................... ...........................73

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    Henri Lefebvre

    IINNTTRROODDUUCCCCIINN AALL MMAARRXXIISSMMOO

    INTRODUCCIN

    Poco antes de la ltima guerra, la revista catlica Archives de philosophie dedical marxismo un grueso volumen (n. XVIII de esa publicacin). Desde el co-

    mienzo de su exposicin, los redactores de esa revista advertan a sus lectoresque no se debe considerar al marxismo como una simple actividad poltica oun movimiento social ms.

    Una visin tan estrecha falseara las perspectivas. El marxismo no es solo

    un mtodo y un programa de gobierno, ni una solucin tcnica de los pro-

    blemas econmicos; menos todava un oportunismo vacilante o un tema para

    declamaciones oratorias. Se presenta como una vasta concepcin del hombrey de la historia, del individuo y de la sociedad, de la naturaleza y de Dios;

    como una sntesis general, terica y prctica a la vez; en resumen, como un

    sistema totalitario.

    Ya en esta declaracin liminar la hostilidad se revelaba en ciertas palabras(se presenta...), pero sobre todo en la confusin deliberada entre doctrinacompleta y sistema totalitario.

    Poco importa eso aqu; lo que no se debe pasar por alto es que sus enemigosms encarnizados reconocen actualmente que el marxismo es una concepcindel mundo. Las polmicas de nivel inferior dirigidas contra l miden la tras-cendencia de esa declaracin de importantes telogos y escritores catlicos.

    Qu es una concepcin del mundo? Es una visin de conjunto de la natura-leza y del hombre, una doctrina[1 ] completa. En cierto sentido, una concepcindel mundo representa lo que se denomina tradicionalmente una filosofa. Pe-ro posee un sentido ms amplio que la palabra filosofa.

    En primer lugar, toda concepcin del mundo implica una accin, es decir,algo ms que una actitud filosfica. Y esa accin existe inclusive cuando no

    1 Cf. CLAUDE BERNARD: Cuando la hiptesis se halla sometida a la verificacin experimental se

    convierte en una teora; pero si solo est sometida a la lgica se convierte en un sistema (Mdecineexprim., Ed. Gibert, 285).

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    es formulada y relacionada expresamente con la doctrina, cuando su co-nexin queda sin formular y no da lugar a un programa.

    En la concepcin cristiana del mundo la accin no es otra que la poltica de laiglesia, sometida a la decisin de las autoridades eclesisticas; y aunque esaaccin carece de conexin racional con una doctrina racional, no por ello dejade ser muy real. En la concepcin marxista del mundo la accin se define ra-cionalmente, en relacin con el conjunto doctrinal, y da lugar, abiertamente, aun programa poltico. Bastan estos dos ejemplos para mostrar que la activi-dad prctica, social, poltica, desdeada o relegada a segundo plano por losfilsofos tradicionales, es parte integrante de las concepciones del mundo.

    En segundo lugar, una concepcin del mundo no es necesariamente la obrade tal o cual pensador. Es ms bien la obra y la expresin de una poca.Para comprender plenamente una concepcin del mundo se requiere estudiarlas obras de quienes la formularon, pero sin prestar atencin a los matices, alos detalles; hay que esforzarse por captar el conjunto. Pero si nos ocupamosde filosofa propiamente dicha o de historia de la filosofa en el sentido tradi-cional de esa palabra, buscaremos por el contrario los menores matices quedistinguen a los pensadores y expresan su originalidad personal.

    Cules son las grandes concepciones del mundo que se postulan actualmen-te? Son tres, y solo tres.

    1) La concepcin cristiana, formulada con gran rigor y claridad por los

    grandes tericos catlicos. Reducida a lo esencial, se define por la afirmacinde una jerarqua esttica de seres, actos, valores, formas y personas. En lacima de la jerarqua se halla el Ser Supremo, el puro Espritu, el Seor-Dios.

    Esta doctrina, que trata, en efecto, de dar una visin de conjunto del universo,fue formulada con mxima amplitud y rigor en la Edad Media. Los siglosposteriores agregaron poco a la obra de Santo Toms. Por razones histricasque requeriran un estudio especial, la teora de la jerarqua se adecuaba par-ticularmente a la Edad Media (no porque la jerarqua esttica de personashaya desaparecido desde entonces, sino porque era ms visible, ms oficial

    que posteriormente).[2]

    Esta es la concepcin medieval del mundo, cuya validez se postula an ennuestros das.

    2) Viene a continuacin la concepcin individualista del mundo. Aparececon Montaigne, a fines de la Edad Media, en el siglo XVI; durante cerca decuatro siglos, hasta nuestros das, muchos pensadores han formulado o re-afirmado esta concepcin con numerosos matices. No agregaron nada a susrasgos fundamentales: el individuo (y no ya la jerarqua) aparece como la rea-

    2 Cf. en el estudio sobre Descartes (Hier et Aujourd'hui), pg. 60 y siguientes, algunas indicaciones

    ms precisas.

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    lidad esencial; poseera la razn en s mismo, en su propia interioridad; entreesos dos aspectos del ser humano lo individual y lo universal, es decir, larazn existira una unidad, una armona espontnea, lo mismo que entre elinters individual y el inters general (el de todos los individuos), entre los

    derechos y los deberes, entre la naturaleza y el hombre.El individualismo trat de sustituir la teora pesimista de la jerarqua (inmu-table en su fundamento y cuya justificacin se halla en un ms all pura-mente espiritual) por una teora optimista de la armona natural de los hom-bres y las funciones humanas. Histricamente, esta concepcin del mundocorresponde al liberalismo, al crecimiento del Tercer Estado, a la burguesa dela belle poque. Es pues esencialmente la concepcin burguesa del mundo(aunque la burguesa declinante la abandone actualmente y se vuelva haciauna concepcin pesimista y autoritaria, y por lo tanto jerrquica, del mundo).

    3) Por ltimo viene la concepcin marxista del mundo. El marxismo seniega a establecer una jerarqua exterior a los individuos (metafsica,[3] pero,por otra parte, no se deja encerrar, como el individualismo, en la concienciadel individuo y en el examen de esa conciencia aislada. Advierte realidadesque escapaban al examen de conciencia individualista: son estas realidadesnaturales (la naturaleza, el mundo exterior); prcticas (el trabajo, la accin);sociales e histricas (la estructura econmica de la sociedad, las clases socia-les, etctera).

    Adems, el marxismo rechaza deliberadamente la subordinacin definitiva,inmvil es inmutable, de los elementos del hombre y de la sociedad entre s;pero no por eso admite la hiptesis de una armona espontnea. Comprueba,en efecto, la existencia de contradicciones en el hombre y en la sociedadhumana. As, el inters individual (privado) puede oponerse, y se opone confrecuencia, al inters comn; las pasiones de los individuos, y ms todava deciertos grupos o clases (y por lo tanto sus intereses) no concuerdan espont-neamente con la razn, el conocimiento y la ciencia. Para expresarlo con ma-yor generalidad: no existe la armona que grandes individualistas como

    Rousseau creyeron descubrir entre la naturaleza y el hombre. El hombre lu-cha contra la naturaleza; no debe permanecer pasivamente a su nivel, con-templarla o sumergirse romnticamente en ella; debe, por el contrario, ven-cerla, dominarla mediante el trabajo, la tcnica, el conocimiento cientfico, yes de este modo como llega a ser l mismo.

    Quien dice contradiccin dice tambin problema por resolver, dificultades,obstculos por lo tanto lucha y accin, pero tambin posibilidad de victo-ria, de paso adelante, de progreso. En consecuencia, el marxismo escapa tantoal pesimismo definitivo como al optimismo fcil.

    3 La palabra metafsica adquiere para los marxistas un sentido peyorativo, que involucra una crtica

    del sentido clsico del trmino. (Cf. especialmente Logique, 1, pg. 14, etc.

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    El marxismo ha descubierto la realidad natural, histrica y lgica de las con-tradicciones. Con ello aporta una toma de conciencia del mundo actual, don-de las contradicciones son evidentes (tanto que el mundo moderno es arroja-do irremediablemente en el absurdo, si no situamos la teora de las contradic-

    ciones y de su superacin en el centro de nuestras preocupaciones).El marxismo apareci histricamente en relacin con una forma de actividadhumana que hizo evidente la lucha del hombre contra la naturaleza: la granindustria moderna con todos los problemas que plantea.

    Se formul, adems, en relacin con una realidad social nueva, que sintetizaen ella las contradicciones de esa sociedad moderna: el proletariado, la claseobrera. Ya en sus obras de juventud, Marx comprob que el progreso tcnico,el poder sobre la naturaleza, la liberacin del hombre respecto de ella y el en-riquecimiento general provocaban en la sociedad moderna, es decir, capita-lista, esta consecuencia contradictoria: la servidumbre, el empobrecimiento deuna parte cada vez mayor de esa sociedad, o sea del proletariado. Durantetoda su vida continu el anlisis y sigui el proceso de esta situacin; mostrque esa contradiccin implicaba una sentencia de muerte contra una sociedaddeterminada: la sociedad capitalista.

    De manera que el marxismo surgi con la sociedad moderna, con la granindustria y el proletariado industrial. Aparece como la concepcin del mundoque expresa ese mundo moderno, sus contradicciones y sus problemas, para

    los que aporta soluciones racionales.Son tres y solo tres las concepciones del mundo, dijimos ms arriba. Ello sig-nifica que ciertas teoras propuestas actualmente como concepciones delmundo no tienen ningn derecho a ese nombre. El existencialismo, por ejem-plo, hoy de moda, sita en el centro de sus preocupaciones la conciencia y lalibertad del individuo, tomadas como absolutos. Desde este punto de vista, elexistencialismo no es ms que un ersatz tardo y degenerado del individua-lismo clsico.

    Se sabe que repudia el optimismo fcil del individualismo clsico; se sabe

    tambin que a veces se reviste de un barniz de marxismo, con el objeto demodernizarse y hacer pasar de contrabando temas ya envejecidos. Eso nocambia en nada lo esencial, que consiste en el esfuerzo por extraer una pre-tendida verdad absoluta de una descripcin de la existencia y la concienciaindividuales. [4]

    Tres y solo tres concepciones del mundo. Ello significa que el fascismo y elhitlerismo, a pesar de sus pretensiones ridculas, no han podido ofrecer unaconcepcin del mundo. Quisieron dar la ilusin de una renovacin espiri-tual. Por encargo, los idelogos del fascismo italiano intentaron escribir una

    4 Cf. L'existentialisme, por H. LEFEBVRE, Ed. Saggittaire, Pars, 1946.

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    enciclopedia fascista. Por encargo, los idelogos del hitlerismo, como Ro-senberg, ensayaron una interpretacin de la historia. Si examinamos msde cerca estas mixtificaciones, no encontraremos ms que un montn de detri-tus ideolgicos. As, los idelogos hitlerianos tomaron del ms antiguo juda-

    smo la idea de pueblo elegido y de raza, que perfeccionaron en nombrede consideraciones biolgicas discutibles. Tomaron del marxismo la nocindel proletariado, pero tergiversndola en forma fraudulenta y hablando depretendidas naciones proletarias (Alemania, Italia, Japn) destinadas a ven-cer a las democracias capitalistas. Y as sucesivamente. Un frrago de nocio-nes tomadas de otros y deformadas, una acumulacin de temas demaggicossin conexin racional (se trata, por el contrario, de una conexin afirmada condesprecio de la razn): he ah lo que fue la pretendida concepcin del mun-do que trajo el fascismo.[5]

    Tres y solo tres concepciones del mundo. Para juzgarlas conviene despren-derse previamente de la atmsfera confusa y pasional que rodea con frecuen-cia estos problemas, y plantearlos en el plano de la Razn.

    Por ser reciente, el marxismo no goza todava de esa especie de prestigio sen-timental alimentado por siglos de expresin esttica y filosfica. Posee elatractivo de la novedad, de la modernidad en la mejor acepcin del trmi-no. Pero las largas meditaciones acerca de la muerte y del ms all, incor-poradas en tantas obras, la prolongada exaltacin del individuo como valornico y supremo, crearon en torno del cristianismo y del individualismo unconjunto de sentimientos confusos y poderosos. Antes de juzgar se deben de-

    jar en suspenso esas apreciaciones sentimentales, esos juicios de valor quepermiten todas las confusiones, justifican todos los errores y son el refugioirracional de todos los que rechazan la Razn.

    Es evidente que el individualismo est muriendo, aunque deje en la sensibili-dad supervivencias profundas. La historia del individualismo mostrara a losgrandes representantes de esta doctrina retrocediendo, cediendo terreno,comprobando con disgusto la naturaleza antagnica, contradictoria, de las

    relaciones naturales y humanas. Respecto de este punto fundamental, la obrade Nietzsche es significativa.

    Ms todava: el individualismo literalmente ha estallado debido a sus pro-pias contradicciones internas. La unidad armoniosa que sus grandes repre-sentantes clsicos (Descartes, Leibniz, por ejemplo, despus Rousseau) creye-ron descubrir entre el pensamiento individual y el pensamiento absoluto, en-tre la conciencia individual y la verdad, entre lo individual y lo universal, serevel inexistente. En todas las formas del anarquismo: literarias, sentimenta-

    5 Cf. La consciente mystifie, por N. GUTERMAN y H. LEFEBVRE, Pars, 1936. Cf. tambin elescrito clandestino de GEORGES POLTZER, difundido en enero de 1941 y reeditado en 1946 en

    Ed. Sociales: Rvolution et contrervolution au XX sicle, respuesta a Rosenberg.

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    les y polticas, lo individual se disoci de lo universal para oponerse a l. Re-cprocamente, lo universal no pudo mantenerse en esta tradicin de pensa-miento ms que destruyendo lo individual; se mantuvo bajo la forma de im-perativos categricos (Kant), del Estado considerado como encarnacin de la

    Razn (los hegelianos de derecha), etctera.Se sabe por otra parte que todo el aspecto econmico, jurdico y poltico delindividualismo el liberalismo clsico, la doctrina del laissez /aire ha fra-casado prctica y tericamente. Y ello a pesar de los desesperados esfuerzosde los neoliberales.

    Debido a sus contradicciones internas y a su incapacidad para comprenderlas contradicciones en general, el viejo racionalismo, el viejo liberalismo y elviejo individualismo se han descalificado.

    Quedan frente a frente, al menos en Francia, el cristianismo (el catolicismo nocontaminado por el libre examen individualista protestante) y el marxismo.

    Nadie se atrevera hoy a negar ni se esforzara en probarlo que el catoli-cismo es una doctrina poltica; en otros trminos, que la iglesia tiene una pol-tica. Pero no se hace notar suficientemente la naturaleza de la conexin entreesa poltica y la doctrina. Insistamos sobre esto. Se trata de una conexin ra-cional? No. A partir de proposiciones sobre la muerte, la espiritualidad delalma y el ms all, es imposible deducir racionalmente proposiciones relati-vas al Estado y a la estructura social; lo mismo ocurre si se pretende realizar

    esas deducciones a partir de proposiciones abstractas (metafsicas) sobre la jerarqua de las sustancias. La conexin no es ni puede ser ms que unaconexin de hecho, que deja las aplicaciones polticas fuera de los principiosmetafsicos. De hecho, la jerarqua abstracta es apta para justificar abstracta-mente una estructura social jerrquica actualmente dada, y sobre todo para

    justificar el esfuerzo y la accin que consolidan la estructura de esa sociedad.Una conexin indirecta, y, en el fondo, irracional, se establece, pues, entre lateora metafsica y la prctica a la cual ofrece un vocabulario justificativo. A larecproca, sin esta accin prctica la teora permanecera puramente abstracta,

    simplemente especulativa, y por lo tanto ineficaz. En otros trminos, y paradecirlo con claridad, la concepcin cristiana del mundo es hoy esencialmentepoltica; no vive ms que como tal, y de ello depende su eficacia.[6] Y, sin em-bargo, la teora se sita en otro plano que el de la prctica (poltica): el de laabstraccin teolgico-metafsica. Entre los dos planos no existe ninguna rela-cin que pueda determinarse abierta y racionalmente, lo que por otra partetiene la ventaja de permitir una gran libertad de maniobra.

    Para el marxismo, como se ver ms claramente en lo que sigue, la relacin dela accin con la teora es por completo diferente. El marxismo aparece ante

    6 Los esfuerzos de los cristianos progresistas por elaborar una nueva teologa, libre de las viejas nocio-

    nes jerrquicas, merecen seguirse con inters

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    todo como expresin de la vida social, prctica y real, en su conjunto, en sumovimiento histrico, con sus problemas y sus contradicciones, lo que inclu-ye tambin, por consiguiente, la posibilidad de superar la estructura actual.Las proposiciones referentes a la accin poltica dependen abierta y racional-

    mente de las proposiciones generales. Son teoras polticas subordinadas a unconocimiento racional de la realidad social, y por lo tanto a una ciencia. Des-de este punto de vista el marxismo se presenta, pues, como una sociologacientfica con consecuencias polticas, mientras que la concepcin del mundoque se opone a l es una poltica justificada abstractamente por una metafsica.

    Es conveniente disipar las confusiones relativas a este importante punto. En-tre los tantos errores que se cometen acerca del marxismo, uno de los msdifundidos consiste en afirmar que el marxismo es, esencialmente, una polti-ca justificada a posteriori por una tentativa de interpretacin del mundo.

    Ocurre que no es precisamente el marxismo el que puede definirse de estemodo.

    Si aceptamos la definicin amplia de marxismo como concepcin del mun-do y como expresin de la poca moderna con todos sus problemas, se veclaramente que el marxismo no se reduce a la obra de Carlos Marx y que nodebemos concebirlo como el pensamiento de Marx o la filosofa de Marx.

    En efecto: la elaboracin racional (cientfica) de los datos de la experiencia ydel pensamiento modernos comienzan, segn el mismo Marx, mucho antes

    que l:1) Las investigaciones sobre el trabajo como relacin activa y fundamental delhombre con la naturaleza, sobre la divisin del trabajo social, sobre el cambiode los productos del trabajo, etctera, fueron iniciadas a fines del siglo XVIII,en el pas que en ese momento haba alcanzado mayor desarrollo industrial(Inglaterra), por una serie de grandes economistas: Petty, Smith, Ricardo.

    2) Las investigaciones sobre la naturaleza como realidad objetiva, como ori-gen del hombre, fueron iniciadas y proseguidas por los grandes filsofos ma-terialistas D'Holbach, Diderot, Helvetius, y ms tarde Feuerbach, y tambin

    por los sabios, matemticos, fsicos y bilogos que durante los siglos XVIII yXIX descubrieron cierto nmero de leyes naturales.

    3) Las investigaciones sobre los grandes grupos sociales, las clases y sus lu-chas, fueron comenzadas por los historiadores franceses del siglo XIX Thie-rry, Mignet y Guizot, en el transcurso de estudios sobre los acontecimientosrevolucionarios o influidos por ellos.

    4) La ruptura con la concepcin de un mundo armonioso ocurri a mediadosdel siglo XVIII. Se halla virtualmente en la obra de Voltaire (Candide), en la

    de Rousseau (La Socit oposse la nature) y en la de Kant. La influencia deMalthus no puede ser subestimada (teora de la competencia y de la Struggle

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    for life) a pesar de todos sus errores; ms tarde Darwin dar el golpe de gra-cia al optimismo fcil.

    Pero, en lo que a esto se refiere, la obra esencial fue y sigue siendo la deHegel. Solo l revel y puso a plena luz la importancia, el papel, la multipli-cidad de las contradicciones en el hombre, en la historia y hasta en la natura-leza. El ao 1813 (Fenomenologa del espritu) debe considerarse una fechacapital en la formacin de la nueva concepcin del mundo.

    5) Los grandes socialistas franceses del siglo XIX plantearon problemas nue-vos: el problema de la organizacin cientfica de la economa moderna (Saint-Simon); el problema de la clase obrera y del porvenir poltico del proletariado(Proudhom); el problema del hombre, de su porvenir y de las condiciones dela realizacin humana (Fourier).

    6) Finalmente, conviene no olvidar que la palabra marxismo, que ha pasadoa ser de uso corriente, contiene una especie de injusticia; el marxismo fuedesde sus comienzos el resultado de un verdadero trabajo colectivo en el quese despleg el genio propio de Marx.

    7. Es evidente que algn da no se dir ms marxismo, como no se dicepasteurismo para designar la bacteriologa. Pero nosotros no hemos llega-do todava a eso!

    La contribucin de Federico Engels no puede ser silenciada y puesta en se-gundo plano. Fue Engels en particular quien llam la atencin de Carlos

    Marx sobre la importancia de los hechos econmicos, sobre la situacin delproletariado, etctera. Todos estos elementos mltiples y complejos se vuel-ven a encontrar en el marxismo.

    Cul fue por lo tanto el aporte de Marx, su contribucin original?

    1) Los ms audaces descubrimientos del pensamiento humano del siglo XVIIIy la primera mitad del siglo XIX permanecan dispersos, aislados entre s.Adems, cada una de esas doctrinas tena un carcter limitado y tendra ainmovilizarse en un sistema incompleto, unilateral. As, el materialismo

    inspirado en las ciencias de la naturaleza, el materialismo francs del sigloXVIII, tenda hacia un mecanicismo, es decir, hacia una reduccin de la natu-raleza a elementos materiales siempre y en todas partes idnticos a s mismos.En Hegel, en cambio, la teora de las contradicciones tenda a fijarse en unidealismo abstracto que defina todas las cosas, de una vez para siempre, porla presencia en ellas de la contradiccin en general. Y los trabajos de los eco-nomistas clsicos se hallaban detenidos en un cierto punto, precisamente alldonde para continuar el anlisis se haca necesario tomar en cuenta las con-tradicciones reales de la estructura econmica y social, esas fases reciente-

    mente descubiertas por los historiadores franceses. Incapaces, en fin, de darun fundamento terico y prctico a sus aspiraciones, los socialistas seguansiendo utopistas, y construan imaginariamente una sociedad ideal.

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    El genio de Marx (y de Engels) consisti en aprehender todas esas doctrinasen sus relaciones hasta entonces ocultas, en ver en ellas las expresiones, frag-mentarias pero inseparables, de la civilizacin industrial moderna, de susproblemas y de las claridades nuevas arrojadas sobre la naturaleza y la histo-

    ria por esos tiempos nuevos.Marx supo destruir los compartimentos estancos, liberar tales doctrinas desus limitaciones; captarlas, por lo tanto, en su movimiento profundo. Mien-tras ellas se oponan contradictoriamente (como el materialismo y el idealis-mo) y se contradecan a s mismas (los historiadores que descubrieron la lu-cha de clases en la Revolucin Francesa fueron ms bien reaccionarios; Hegelmismo cay en esta contradiccin, etc., Marx supo resolver esas contradiccio-nes y superar (es decir, transformar profundamente y criticar integrndolas)esas doctrinas incompletas. Supo elaborar a partir de ellas una teora nueva,

    profundamente original, pero de una originalidad que no debe entenderse demanera subjetiva, como expresin de la fantasa, la imaginacin creadora y elgenio individual de Marx. Su originalidad reside, precisamente, en el hechode que se sumerge en la realidad, la descubre y la expresa, en lugar de sepa-rarse de ella y disociar un fragmento aislado. As contiene, pero transformn-dolas, todas las doctrinas que la prepararon y que, consideradas en s, tenanun carcter fragmentario.

    En este esfuerzo, brevemente resumido ms arriba, del pensamiento marxistahacia la sntesis de todos los conocimientos, pueden ya presentirse todos loscaracteres de este pensamiento, los rasgos esenciales del mtodo marxista.Sacar los hechos y las ideas de su aislamiento aparente; descubrir las relacio-nes; seguir el movimiento de conjunto que se esboza a travs de sus aspectosdispersos; resolver las contradicciones para alcanzar (mediante un progresorepentino) una realidad o un pensamiento ms elevados, amplios, complejosy ricos.

    2) Pero la obra propia de Marx (y de Engels) no se reduce a la realizacin deesta sntesis transformadora de sus elementos. Se le debe la comprensin neta

    y clara de la importancia de los fenmenos econmicos y la afirmacin neta yclara de que esos fenmenos requieren un estudio cientfico, racional, efec-tuado metdicamente, acerca de hechos objetivos y determinables. Esto sedenomina materialismo histrico, fundamento de una sociologa cientfica (am-bos trminos son equivalentes y designan dos aspectos de una misma inves-tigacin).

    3) Igualmente pertenecen a Marx el descubrimiento de la estructura contra-dictoria de la economa capitalista y el anlisis del hecho crucial, de la rela-cin esencial (y esencialmente contradictoria) que constituye esta economa:

    el salario, la produccin de plusvala.

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    4) Pertenecen tambin a Marx, finalmente, el descubrimiento del papel hist-rico del proletariado, de la posibilidad de una poltica obrera independiente(respecto de la burguesa) y de una transformacin de las relaciones socialespor medio de esa poltica independiente.

    El materialismo histrico fue descubierto en 1844-1845. La teora de la plusva-la (del salario), lo mismo que el claro empleo del anlisis de las contradiccio-nes (mtodo dialctico) y la aplicacin lcida de ese anlisis al estudio delcapitalismo, datan de 1857. Finalmente, la poltica independiente del proleta-riado fue definida por la experiencia de los aos 1848-50, y profundizada mstarde por el anlisis de los acontecimientos de 1870-71 en Francia (Comuna dePars).

    El marxismo, constituido por el movimiento de un pensamiento sinttico,unificador, jams se ha detenido e inmovilizado en su desarrollo. Se presentade este modo como un conocimiento racional del mundo que se ahonda sincesar, superndose a s mismo. Este enriquecimiento no se ha interrumpidohasta nuestros das. Prosigue y proseguir todava. Como una ciencia, elmarxismo se desarrolla sin destruir por eso sus principios. Difiere en ello delas filosofas clsicas. Sin embargo, como veremos, es al mismo tiempo queuna ciencia (la sociologa cientfica, la economa racional-mente estudiada,etc.) una filosofa (una teora del conocimiento, de la Razn, del mtodo ra-cional, etc.). Unifica en s mismo esos dos elementos hasta entonces separa-dos, aislados, incompletos, del pensamiento humano: la ciencia y la filosofa.

    Considerado en toda su amplitud, como concepcin del mundo, el marxismose denomina materialismo dialctico. Sintetiza y unifica, en efecto, dos elemen-tos que Marx hall separados y aislados en la ciencia y en la filosofa de sutiempo: materialismo filosfico, ciencia ya avanzada de la naturaleza, por unaparte; y, por otra, esbozo de una ciencia de la realidad humana, dialctica deHegel, es decir, teora de las contradicciones.

    La denominacin de materialismo dialctico se ajusta a la doctrina as de-signada ms exactamente que el trmino habitual de marxismo. Muestra me-

    jor, en efecto, los elementos esenciales de esta vasta sntesis, y permite, sobretodo, captar mejor en esta doctrina la expresin de una poca no la de unindividuo sin separarla por ello de la obra de Marx propiamente dicha.

    La exposicin que sigue deja expresamente de lado la formacin, la historia yla prehistoria del materialismo dialctico (que se remonta al pensamientogriego, particularmente a Herclito).

    En todo conocimiento racional, la exposicin de los resultados alcanzadosmodifica y a veces invierte el orden segn el cual fueron obtenidos. Aunqueel resultado, el conocimiento efectivamente adquirido, no puede separarse delmovimiento de pensamiento que lo obtuvo, no por ello deja de ser cierto quelo esencial se halla al final de ese movimiento; las etapas intermedias no tie-

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    nen otra importancia que la de haber preparado el resultado. Permiten com-prender mejor el proceso del pensamiento, pero la exposicin puede prescin-dir de ellas, porque el conocimiento alcanzado las supera.

    Lo mismo se aplica al materialismo dialctico. Es cierto que el estudio de suprehistoria (de Herclito al siglo XVIII) y el de su historia propiamente dicha(el materialismo filosfico de los siglos XVIII y XIX; la dialctica todava idea-lista de Hegel; las etapas del pensamiento de Marx y de Engels, etc.) lo acla-ran singularmente. Pero para hacer una exposicin doctrinal no es necesariodetenerse en esas etapas intermedias.

    CAPTULO I.

    LA FILOSOFA MARXISTA

    Considerado filosficamente (es decir, en la medida en que da respuesta a losproblemas tradicionalmente llamados filosficos), el marxismo o materialis-mo dialctico aparece bajo dos aspectos principales:

    El primero, considerado aqu como esencial, es el aspecto metodolgico.Hegel retom y desarroll en su Lgica algunas cuestiones ya tratadas por

    Aristteles, Descartes, Leibniz y Kant, concernientes al empleo metdico de laRazn. En el curso de sus trabajos cientficos, Marx desarroll la lgica hege-liana y continu la elaboracin del mtodo dialctico.

    Por otra parte, Hegel esboz en su Fenomenologa del Espritu una historia ge-neral de la Conciencia Humana. Marx continu ese esfuerzo; de la Fenomeno-loga hegeliana conserv sobre todo, para transformarla en teora concreta, laclebre y oscura nocin de alienacin.

    De acuerdo con lo dicho hasta ahora, la elaboracin de esta ltima teora fuede hecho anterior a la continuacin por Marx de los trabajos metodolgicos.

    Pero en una exposicin doctrinal es en rigor legtimo considerar el mtodocomo primordial.

    Este resumen del materialismo dialctico considerado filosficamente comen-zar, pues, con una breve exposicin de la metodologa dialctica, y continua-r con una presentacin sumaria del concepto de alienacin.

    a) El mtodo dialctico

    Toda discusin, todo esfuerzo por avanzar en el conocimiento se realizan

    mediante la confrontacin de tesis opuestas: el pro y el contra, el s y el no, laafirmacin y la crtica.

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    Esto es suficientemente conocido, suficientemente claro para que se lo admitasin mayores dificultades.

    Pero de dnde provienen esas tesis opuestas que se enfrentan? Aqu la cues-tin se hace difcil. En general se admiten sin profundizar que las divergen-cias entre individuos que piensan y se expresan provienen de sus errores, delas insuficiencias de su reflexin. Si tuvieran la capacidad necesaria, si fueranms lejos, si tuviera las facultades (la intuicin o el genio) indispensablesaprehenderan de un golpe la verdad.

    Esta teora, pues, adoptada por muchos filsofos y tambin por el sentidocomn, atribuye las contradicciones en el pensamiento exclusivamente a susdeficiencias, al carcter incompleto del pensamiento humano. Es necesariorechazar esta explicacin? No, ciertamente; en muchos casos (y la prctica, esdecir, la menor discusin real, lo muestra) un examen ms profundo permitellegar a un acuerdo y salir de las contradicciones. Sin embargo esta teora noes satisfactoria, pues deja sin explicar dos puntos importantes.

    Ante todo, las tesis que se enfrentan no son slo diferentes o divergentes. Sonopuestas, y a veces contradictorias. Y es en su condicin de tales como se en-frentan. Para tomar un ejemplo muy simple: si uno dice blanco y otro ne-gro, se comprenden porque discuten acerca de una misma cosa, el color deun objeto. Y es cierto que un examen del objeto permite decir si es blanco onegro; pero esto no es siempre fcil si el objeto es gris, o tiene sombras, o

    cambia, etc. Adems, para que haya discusin tambin es necesario que hayaobjetos negros y objetos blancos! En consecuencia, las tesis contradictorias enconsideracin no tienen su solo y nico origen en el pensamiento de quienesdiscuten (en su conciencia subjetiva, como dicen los filsofos).

    En segundo lugar la teora en cuestin olvida que esta confrontacin de tesisno es un simple accidente de la investigacin del que podra prescindirse. Escierto que en la imaginacin (es decir, metafsicamente) el filsofo puede in-troducirse de golpe dentro de las cosas mismas; puede soar que conoce degolpe la verdad absoluta como la conocera un puro espritu que se trasladara

    al interior de esas cosas. Pero no se trata ms que de una imaginacin y de unsueo. En los hechos el filsofo, como todo ser humano, est obligado a bus-car la verdad, a tantear, a avanzar paso a paso confrontando las experiencias,las hiptesis, los conocimientos ya adquiridos, con todas sus contradicciones.

    Se llega as, muy simplemente, a un resultado de extraordinaria importancia.

    Las contradicciones en el pensamiento humano (que se manifiestan a cadainstante y en todas partes) plantean un problema esencial. Se originan, al me-nos parcialmente, en las deficiencias de ese pensamiento, que no puede captarsimultneamente todos los aspectos de una cosa y debe destruir (analizar) elconjunto para comprenderlo. Pero esta unilateralidad de todo pensamientono basta para explicar las contradicciones; hay que admitir que las contradic-

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    ciones tienen un fundamento, un punto de partida en las cosas mismas. Enotros trminos, las contradicciones en el pensamiento y la conciencia subjeti-vos de los hombres tienen un fundamento objetivo real. Si hay pro y contra, sy no, es porque las realidades no slo tienen aspectos diversos, sino tambin

    aspectos cambiantes y contradictorios. Y entonces el pensamiento del hombreque no logra aprehender de primera intencin las cosas reales, se ve obligadoa tantear y a orientarse a travs de sus propias dificultades, sus contradiccio-nes, para alcanzar las realidades cambiantes y las contradicciones reales.

    Respecto de este problema fundamental, planteado por las contradicciones,dos actitudes son posibles para la inteligencia y la razn.

    Una consiste en considerar absurdas todas las contradicciones. Se resuelveque no son ms que aparentes, superficiales; que slo tienen origen en las de-bilidades del pensamiento humano y en el hecho de que no podemos alcan-zar de golpe la verdad. Se supone entonces necesariamente que esa verdadexiste como algo acabado antes del esfuerzo humano por descubrirla; que elhombre podra o debera llegar a ella mediante una intuicin o una revelacinmisteriosas; que esa verdad es eterna, inmvil, inmutable. sta es la actitudmetafsica. Se ve claramente que tiende a descuidar e inclusive a negar lascondiciones concretas del esfuerzo humano hacia el conocimiento.

    La otra actitud admite simultneamente que el pensamiento humano busca laverdad a travs de las contradicciones y que las contradicciones tienen un

    sentido objetivo, un fundamento en lo real. Se deja de considerar absurda oaparente toda contradiccin; se convierte, en cambio, el estudio de las contra-dicciones y de su fundamento objetivo en una preocupacin central. Se estimaque los mtodos tradicionales del pensamiento reflexivo deben desarrollarseen este sentido; al establecer, ms enfticamente que nunca, la verdad y laobjetividad como metas de la razn, se define una razn ms profunda: larazn dialctica.

    Es evidente que el problema es hoy fundamental. Da lugar a un dilema, a uno bien... o bien. Las dos respuestas son incompatibles; o bien la una o bien la

    otra! En rigor, slo la razn dialctica ofrece una solucin, porque slo ella seesfuerza por comprender las condiciones concretas de la investigacin y loscaracteres concretos de lo real.

    Marx fue el primero en adoptar y emplear de manera coherente el mtododialctico. Metdicamente, al estudiar una realidad objetiva determinada,analiza los aspectos y los elementos contradictorios de esa realidad (teniendoen cuenta, por consiguiente, todas las nociones contradictorias entonces cono-cidas, pero en las que no se saba ver la parte de verdad que contenan). Des-pus de distinguir los aspectos o elementos contradictorios sin descuidar sus

    conexiones, sin olvidar que se trata de una realidad, la vuelve a hallar en suunidad, es decir, en el conjunto de su movimiento.

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    Importantes indicaciones metodolgicas se hallan en los prefacios de El Capi-tal. No hay ms que un punto importante, dice Marx: descubrir las leyes delos fenmenos estudiados; descubrir, no slo la relacin que liga a los elemen-tos del fenmeno en un cierto instante, sino la ley de sus modificaciones y de

    su evolucin.Para ello es conveniente, segn l, distinguir entre el mtodo de investigaciny el mtodo de exposicin.

    La investigacin debe apropiarse en detalle la materia, el objeto estudiado;debe analizarlos y descubrir las relaciones internas que ligan a esos elemen-tos. El mtodo de anlisis debe adecuarse al objeto estudiado; necesario evitaren economa poltica el empleo de mtodos que permiten descubrir leyes fsi-cas o qumicas. Ms todava: cada perodo histrico posee sus leyes propias;el anlisis de los hechos sociales muestra que entre los organismos socialeshay diferencias tan profundas como entre los organismos vegetales o anima-les y que un fenmeno se hallar sometido a leyes diferentes, segn el conjun-to del que forme parte.

    Estudiar cientficamente, analizar la vida econmica es pues descubrir en laformacin econmica y social procesos naturales, aunque sui generis, es decir,especficos y diferentes de los procesos fsicos, qumicos o biolgicos. Es tam-bin, por lo tanto, descubrir las leyes particulares que rigen el nacimiento, eldesarrollo y la muerte de cada conjunto social y su reemplazo por otro.

    Despus del anlisis viene la exposicin. Una vez hecha, la vida del objetoconsiderado y el movimiento de la materia estudiada se reflejan en las ideasexpuestas a tal punto que los lectores se imaginan a veces que se hallan frentea una construccin a priori.[7]

    En el Discurso del Mtodo, Descartes haba dado ya las reglas para el anlisis(llegar a los elementos de la cosa estudiada) y la sntesis (reconstruccin delconjunto).

    Kant, Augusto Comte y muchos otros haban ya insistido en la exigencia fun-damental de la investigacin cientfica y de la razn humana: no aislar el obje-to considerado, buscar sus conexiones, sus relaciones constantes y regularescon otros fenmenos.

    Qu aporta de nuevo, al inspirarse en Hegel, el mtodo marxista?

    1) Afirma que el anlisis suficientemente profundo de toda realidad descubreelementos contradictorios, por ejemplo, lo positivo y lo negativo, el proleta-riado y la burguesa, el ser y la nada, casos stos que hemos tomado delibera-damente de los ms distintos dominios).

    7 Es precisamente lo que les ocurre a numerosos espritus de buena fe con la exposicin del materia-lismo dialctico. Una teora nueva no es jams comprendida si se contina juzgndola a travs de las

    teoras antiguas e interpretaciones fundadas (sin que lo advierta el que reflexiona) sobre ellas.

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    Esta importancia de la contradiccin escap a Descartes e inclusive a Kant(por no decir nada de Augusto Comte). Slo Hegel la percibi; despus Marx,al aplicar la hiptesis hegeliana al anlisis de la realidad social, econmica ypoltica, confirm su verdad profunda.

    2) El mtodo marxista insiste mucho ms netamente que las metodologasanteriores sobre un hecho esencial: la realidad que debemos aprehender atravs del anlisis y reconstruir mediante la exposicin sinttica es siempreuna realidad en movimiento.

    Aunque el anlisis comienza por destruir ese movimiento para llegar a loselementos, y de este modo sus resultados son, en cierto sentido, abstracciones(exactamente como el fisilogo que separa un tejido para estudiarlo, o inclu-sive una clula para examinarla al microscopio), el mtodo marxista afirmaque la reconstruccin del todo y del movimiento es posible. Es necesario, cier-tamente, llegar por abstraccin a los elementos, y para ello separarlos, aislar-los. Pero cuando el anlisis se efecta de manera adecuada, no separa loselementos ms que para volver a hallar sus conexiones, sus relaciones inter-nas en el todo. Y no compara ni descubre analogas ms que para discernirmejor las diferencias. As, la reconstruccin del conjunto, del todo en movi-miento, no es incompatible con el anlisis, con la diseccin anatmica de esetodo. Al contrario.

    3) Ms claramente que los mtodos anteriores, el mtodo marxista insiste so-

    bre la originalidad (cualitativa) de cada especie de objetos estudiados e inclu-sive cada objeto. Como cada objeto posee su cualidad, sus diferencias, el sabiodebe proponerse descubrir la ley propia de ese objeto: su devenir.

    Pero entonces se dir este mtodo abandona todo principio universal ycesa por lo tanto de ser racional: se adapta a cada objeto!

    No es as en absoluto si admitimos que el anlisis, al aplicarse especficamen-te a cada objeto, no por ello deja de aplicar verdades universales, tales comosta: En todas partes, siempre, en toda cosa, hay contradicciones. Esas con-tradicciones pueden, en efecto, ser diferentes entre s, originales, especficas

    en cada caso; mas no por ello dejan de estar ligadas a una teora general a unaverdad universal y por lo tanto racional.

    La aplicacin del mtodo universal y racional a cada caso particular no puedehacerse mecnicamente. La teora lgica de las contradicciones no permitedecir qu contradicciones se hallan en tal o cual objeto, en tal realidad parti-cular, en el ncleo de tal movimiento real. Nada reemplaza el contacto con elobjeto, su anlisis, la captacin de su realidad, de su materia.

    En esto es donde el mtodo dialctico empleado por Marx difiere profunda-

    mente de la dialctica hegeliana. Qu hizo, en efecto, Hegel? Despus de ad-vertir la importancia fundamental de la contradiccin en todos los dominios

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    (naturaleza e historia),[8] crey que poda definir abstractamente la contradic-cin en general; y a continuacin se esforz en reconstruir las contradiccionesreales, los movimientos reales, mediante esa definicin lgica (formal). Talreconstruccin (aunque en el curso de sus especulaciones Hegel tom en

    cuenta muchos conocimientos adquiridos y hechos concretos) no tena senti-do ms que en la cabeza del filsofo; era una reconstruccin especulativa, me-tafsica, de la realidad. Todo lo que existe y vive no existe y vive ms que porun movimiento, un devenir; pero Hegel, a fuerza de abstracciones, lleg a unafrmula puramente abstracta, puramente lgica, del movimiento en general;y entonces imagin que en esa frmula posea el mtodo absoluto, que expli-caba todo e inclua el movimiento de todo.

    Marx, por el contrario (no hay que dejar de insistir sobre ste punto esencial),afirma que la idea general, el mtodo, no nos exime de aprehender cada obje-

    to en s mismo; provee simplemente una gua, un marco general, una orienta-cin para la razn en el conocimiento de cada realidad. Es necesario descubrirlas contradicciones propias de cada realidad, su movimiento propio (interno),su calidad y sus transformaciones bruscas; la forma (lgica) del mtodo debepor lo tanto subordinarse al contenido, al objeto, a la materia estudiada; per-mite, al optar la forma ms general de esa realidad, abordar eficazmente suestudio; pero nunca sustituye la investigacin cientfica por una construccinabstracta. Inclusive, la exposicin de los resultados obtenidos tiene el aspectode una reconstruccin del objeto, ello no es ms que una apariencia: no hay

    construccin o reconstruccin ficticia, sino encadenamiento de los resultadosde la investigacin y del anlisis a fin de reconstituir en su conjunto el movi-miento (la historia) del objeto estudiado, por ejemplo la historia del capital.

    As, las ideas que nos hacemos sobre las cosas el mundo de las ideas noson ms que el mundo real, material, expresado y reflejado en la cabeza de loshombres, lo que equivale a decir que son elaboradas a partir de la prctica ydel contacto activo con el mundo exterior, a travs de un proceso complejo enque interviene toda la cultura.

    Cul ser entonces el mtodo de la ciencia nueva creada por Marx, la socio-loga cientfica?

    Considera un conjunto, un todo concreto: tal pas dado. Este conjunto concre-to aparece luego bajo aspectos diversos: distribucin de la poblacin en lasciudades y en los campos, produccin y consumo, importacin y exportacin,etctera. Una descripcin, por ejemplo, del gnero de vida, o de los trabajos, ode la geografa humana, aporta ciertos conocimientos sociolgicos sobre esepas, pero no va muy lejos. No nos muestra su historia, su formacin. No nos

    8 Esta importancia fue tambin reconocida por un ilustre contemporneo de Marx, el bilogo CLAU-

    DE BERNARD.

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    revela la estructura econmico-social, es decir, la esencia de los fenmenosdescritos. Para profundizar es necesario analizar.

    Qu aporta el anlisis? Descubre en seguida grupos concretos de poblacin(campesinos, obreros, artesanos, pequeos, medios o grandes burgueses), esdecir, clases. Pero tales clases no son ms que abstracciones si el anlisis noprosigue y llega a los elementos en los que se basan: el capital, el salario, etc-tera. Y stos, a su vez, suponen el cambio, la divisin del trabajo, los precios,etctera. El anlisis halla, pues, en todas partes elementos a la vez contradic-torios e indisolubles (produccin y consumo, conjunto social y clases sociales,etc.) y debe distinguirlos sin dejar de advertir sus conexiones. Llega, adems,a conceptos cada vez ms simples, pero que se hallan por as decir compro-metidos e incorporados en la textura compleja de la realidad social, de la queson por lo tanto los elementos reales: valor y precio, divisin del trabajo, etc-

    tera.Muchos economistas y socilogos se han orientado en esta direccin (es sabi-do que de Adam Smith a Durkheim la divisin del trabajo ha sido estudiadacon frecuencia). Pero, en primer lugar, no eran dialcticos, y no advertan laconexin entre las contradicciones; por ejemplo: estudiaban el consumo, ladistribucin de los productos (circulacin, comercio, etc.) aparte de la pro-duccin, sin comprender que se trata de dos aspectos inseparables del mismoproceso social, entre los cuales el modo de produccin es, por otra parte, elesencial. No llegaban a comprender, adems, las relaciones existentes entre laburguesa y el proletariado, relaciones dialcticas que implican un conflictoconstante; estos dos aspectos reales de la sociedad moderna nacieron simul-tneamente y son inseparables, de tal modo que los no dialcticos ven unasimple simultaneidad, e inclusive una armona, all donde, como en muchosotros casos, la relacin significa tambin y simultneamente: lucha, transfor-macin, movimiento por saltos hacia una realidad nueva.

    En segundo lugar esos economistas y socilogos, al llegar a elementos sim-ples (tales como la divisin del trabajo, el valor de cambio y el valor de uso de

    los productos, etc.) no vean en ellos ms que simples conceptos abstractos.En este resultado detenan sus investigaciones. No comprendan que su anli-sis no era ms que la primera parte de la investigacin cientfica y que luegohaca necesario sin arbitrariedades, sin reconstruccin fantasiosa de la rea-lidad rehacer el camino en sentido inverso y volver a hallar el todo, lo con-creto, pero ahora analizado y comprendido.

    Esta exposicin del todo concreto a partir de sus elementos es segn Marx elnico mtodo cientfico. El primer mtodo, el del anlisis abstracto, terminapor volatilizar el todo concreto en conceptos abstractos. Slo el segundo

    mtodo permite reproducir lo real (su estructura y su movimiento) en el pen-samiento. Sin embargo presenta un riesgo. Hegel comprenda muy bien que

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    lo concreto es concreto porque es complejo, rico en aspectos diversos, en ele-mentos, en determinaciones mltiples; de tal modo que, para el conocimiento,no puede ser ms que un resultado obtenido mediante el anlisis, a travs del y despus de l; y ello a pesar de que el todo es el verdadero punto de par-

    tida, y su conocimiento el nico fin del pensamiento. Pero Hegel crey quepodra alcanzar este resultado mediante el pensamiento solamente, a travsde la reflexin solitaria, por sus solas fuerzas, por su solo movimiento. Alerror hegeliano del anlisis abstracto corresponde el error de la sntesis abs-tracta.

    Cmo opera pues el mtodo dialctico? No considera abstractamente loselementos abstractos obtenidos por el anlisis. Sabe que, como elementos,tienen un sentido concreto, una existencia concreta. As, el anlisis del capitalllega a un elemento simple entre todos: el valor (desde que hay cambio, los

    productos toman un valor de cambio distinto de su valor de uso). El mtododialctico vuelve a hallar las condiciones concretas de esta determinacinsimple, en lugar de aislarla y considerarla separadamente; consideradas en elmovimiento real, esas condiciones son histricas. El valor de cambio ha exis-tido histricamente como categora real y dominante desde los comienzos delcapital comercial, en los foros de la sociedad antigua y en la Edad Media. Enun momento dado, en ciertas relaciones determinadas de produccin (artesa-nado, por ejemplo), con un cierto tipo de propiedad, de comunidad, de fami-lia y de Estado en tanto que aspecto entonces esencial de un todo vivien-

    te el valor de cambio apareci, no como un concepto abstracto, sino comorealidad concreta.

    En el curso del desarrollo histrico el valor de cambio fue incorporado, in-cluido en realidades y determinaciones ms complejas. En el capitalismo in-dustrial y financiero no es ms que una categora elemental, implicada inte-grada pero modificada; lleva all, como categora econmica, una existenciaantidiluviana. El anlisis lo vuelve a hallar bajo los sedimentos ulteriores, pa-ra emplear una metfora por otra parte fcil de comprender; lo reencuentraen el basamento de la formacin econmico-social actual; sigue luego el mo-vimiento histrico en el curso del cual la produccin simple de mercancas yel valor de cambio como categora dominante se desarrollaron, modificaron ytransformaron en capitalismo. De este modo el anlisis permite volver ahallar el movimiento real en su conjunto, y por lo tanto exponer y compren-der la totalidad concreta actualmente dada, es decir, la estructura econmicay social actual. El conocimiento de esta totalidad a travs de sus momentoshistricos y de su devenir es un resultado del pensamiento, mas de ningnmodo es una reconstruccin abstracta obtenida por un pensamiento que acu-

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    mulara conceptos prescindiendo de los hechos, de las experiencias, de losdocumentos. [9]

    b) La alienacin del hombre

    Lo humano es un hecho: el pensamiento, el conocimiento, la razn, y tambinciertos sentimientos, como la amistad, el amor, el coraje, el sentimiento de laresponsabilidad, el sentimiento de la dignidad humana, la veracidad, mere-cen sin discusin posible tal calificativo. Se distinguen de las impresiones fi-siolgicas y animales: e inclusive si admitimos la existencia de seres sub-humanos hay que conceder al ser humano su dominio propio.

    En cuanto a la palabra inhumano, todos saben hoy lo que designa: la injus-ticia, la opresin, la crueldad, la violencia, la miseria y el sufrimiento evita-

    bles...No fue siempre as. Antao estas nociones no eran tan claras y formulables.Tanto en la vida como en la conciencia, lo humano y lo inhumano se confun-dan por completo. A qu se debe que actualmente sean distinguidos por laconciencia cotidiana?

    Sin duda, a que el reino de lo humano parece posible, al hecho de que unareivindicacin profunda entre todas y fundada directamente sobre la concien-cia de la vida cotidiana proyecta su luz sobre el mundo.

    Se plantea entonces el problema difcil de la relacin entre lo humano y loinhumano.

    Los metafsicos definan lo humano por uno solo de sus atributos: el conoci-miento, la razn. Por lo tanto: consideraban como inhumanos los restantesaspectos del hombre. Adems su razn y su conocimiento, para no quedar enel aire, deban vincularse con un pensamiento, una razn o un conocimientosobrehumanos. De all la desvalorizacin sistemtica de lo humano (de la vi-da, de la actividad, de la pasin, de la imaginacin, del placer, etctera), con-fundido con lo inhumano.

    La religin (el cristianismo) se niega a situar en el mismo plano de las virtu-des humanas (la bondad, por ejemplo) a los vicios. Sin embargo, a causa de suinspiracin teolgica, confunde en una misma reprobacin esos aspectos delhombre, y rechaza lo que, por otra parte, su moral se ve obligada a rehabili-tar: las virtudes. Profunda contradiccin que la teologa no llega a resolver.Lo humano y lo inhumano ya no se distinguen; lo humano en su totalidad sehalla afectado por una mancha fundamental. Tanto la ciencia como la injusti-cia, la rebelin como la violencia opresiva se sitan entre las consecuencias

    9 Los textos de MARX resumidos y comentados ms arriba se hallan en: Misre de la Philosophie.Gesamtausgabe, VI, :n:leitung zu einer Kritik der Polit. Oekonomie, 1857. Kapital, pg. 178, etc.

    prefacios.

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    del pecado original. Lo humano y lo inhumano aparecen como una alienacinde la verdad eterna, como una decadencia de lo divino.

    La metafsica y la religin ofrecen, pues, una teora de la alienacin. Para unmetafsico como Platn, la vida, la naturaleza, la materia, son lo otro de lapura Idea (del Conocimiento), es decir, su decadencia. Del mismo modo, paralos estoicos toda pasin, todo deseo es una alienacin de la pura razn; por larazn, en efecto, el estoico reina sobre s y se desprende de todo lo que no de-pende de l, de todo lo que no es l mismo; pero por el deseo y la pasin, elhombre que no es un sabio se liga a otro distinto de s mismo; depende del; se aliena, es decir, se vuelve loco, delirante, desdichado, absurdo, y por lotanto inhumano o demasiado humano.

    Hegel retom la nocin filosfica de alienacin, pero Marx le dio su sentidodialctico, racional y positivo. Es este un aspecto filosfico esencial delmarxismo, poco comprendido a pesar de su celebridad.

    Ante todo, el hecho de que el hombre moderno distinga lo humano de lo in-humano no prueba que puedan definirse abstractamente, y menos an que sepueda aniquilar lo inhumano mediante un acto de pensamiento o de censuramoral. Slo prueba que el conflicto entre lo humano y lo inhumano (su con-tradiccin) entra en un perodo de tensin extrema, y se aproxima por lo tan-to a su solucin; penetra en la conciencia, y la conciencia urge, pide, exige estasolucin.

    Para expresarlo con mayor generalidad, la dialctica muestra que lo humanodebe desarrollarse a travs de la historia. El hombre no hubiera podido cre-cer armoniosamente, adquirir nuevos poderes por el solo esfuerzo de labuena voluntad, desarrollando su historia sobre un plano por completo moralo intelectual? Esta hiptesis idealista no toma en cuenta la dialctica. Aplica alpasado el mtodo de construccin abstracta y fantasmagrica que los utopis-tas aplicaron al porvenir. Lo inhumano en la historia (y en verdad toda la his-toria fue inhumana) no debe abrumarnos ni ponernos frente a un misteriocomo la presencia eterna del mal, del pecado, del diablo. Lo inhumano es un

    hecho, lo mismo que lo humano. La historia nos los muestra inextricablemen-te mezclados, hasta la reivindicacin fundamental de la conciencia moderna.La dialctica viene a explicar esta comprobacin, a elevarla a la categora deverdad racional. El hombre no poda desarrollarse ms que a travs de con-tradicciones; por lo tanto, lo humano no poda formarse ms que a travs delo inhumano, primero confundido con l para diferenciarse en seguida a tra-vs de un conflicto y dominarlo mediante la resolucin de ese conflicto.

    As es como la razn, la ciencia y el conocimiento humanos llegaron a ser yson todava instrumentos de lo inhumano. As es como la libertad no ha po-

    dido ser presentida y alcanzarse ms que a travs de la servidumbre. Y as estambin cmo el enriquecimiento de la sociedad humana no pudo realizarse

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    ms que a travs del empobrecimiento y la miseria de las ms grandes masashumanas. Igualmente el Estado, medio de liberacin, de organizacin, fuetambin y sigue siendo un medio de opresin. Lo humano y lo inhumano serevelan en todos los dominios con la misma necesidad, como dos aspectos de

    la necesidad histrica, como dos facetas del crecimiento del mismo ser. Peroestos dos aspectos, estas dos facetas, no son iguales y simtricas, como el Bieny el Mal en ciertas teologas (el maniquesmo). Lo humano es el elemento po-sitivo; la historia es la historia del hombre, de su crecimiento, de su desarro-llo. Lo inhumano no es ms que el aspecto negativo: es la alienacin, por otraparte inevitable, de lo humano. Es por ello que el hombre, al fin humano,puede y debe destruirla, rescatndose a s mismo de su alienacin.

    Al liberarla de interpretaciones msticas y metafsicas, de toda hiptesis fanta-siosa sobre la cada, la falta, la decadencia, el mal, etctera, Marx dio

    pues un sentido preciso a la antigua y confusa teora de la alienacin. Mostrque la alienacin del hombre no se define religiosa, metafsica o moralmente.Las metafsicas, las religiones y los sistemas morales contribuyeron, por elcontrario, a alienar al hombre, a arrancarlo de s mismo, a desviarlo de suconciencia verdadera y de sus verdaderos problemas. La alienacin del hom-bre no es ideal y terica, es decir, no ocurre slo en el plano de las ideas y delos sentimientos; es tambin y sobre todo prctica, y se manifiesta en todos losdominios de la vida prctica.

    El trabajo est alienado, sojuzgado, explotado, se ha vuelto fastidioso, humi-llante. La vida social, la comunidad humana, se halla disociada en clases so-ciales, enajenada, deformada, transformada en vida poltica, falseada, utiliza-da por medio del Estado. El poder del hombre sobre la naturaleza, lo mismoque los bienes producidos por ese poder, se hallan acaparados, y la apropia-cin de la naturaleza por el hombre social se transforma en propiedad priva-da de los medios de produccin. El dinero, smbolo abstracto de los bienesmateriales creados por el hombre (es decir, del tiempo de trabajo social medionecesario para producir tal o cual bien de consumo), domina como amo a loshombres que trabajan y producen.

    El capital, esta forma de la riqueza social, esta abstraccin (que, en cierto sen-tido, y tomado en s mismo, no es ms que un juego de letras comerciales ybancarias) impone sus exigencias a la sociedad entera e implica una organiza-cin contradictoria de esta sociedad: la servidumbre y el empobrecimientorelativos de la mayor parte de sus miembros.

    De este modo los productos del hombre escapan a su voluntad, a su concien-cia, a su control. Toman formas abstractas: el dinero, el capital, los que en lu-gar de ser reconocidos como tales y de servir como tales (es decir, como in-

    termediarios abstractos entre individuos actuantes), se convierten, por el con-trario, en realidades soberanas y opresivas. Y ello en beneficio de una mino-

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    ra, de una clase privilegiada que utiliza y mantiene ese estado de cosas. Loabstracto se convierte as, abusivamente, en lo concreto ilusorio y sin embargodemasiado real que abruma a lo concreto verdadero: lo humano.

    La alienacin del hombre se revela as en su temible extensin, en su real pro-fundidad. Lejos de ser slo terica (metafsica, religiosa y moral, en una pala-bra, ideolgica), es tambin y sobre todo prctica, o sea econmica, social ypoltica. En este plano real, se manifiesta en el hecho de que los seres huma-nos se hallan sometidos a fuerzas hostiles que no son, sin embargo, ms queel producto de su actividad, pero que se han vuelto contra ellos y los arras-tran hacia destinos inhumanos: crisis, guerras, convulsiones de toda clase.

    Resumamos ahora esta historia del hombre, considerada desde el punto devista filosfico.

    Ante todo hay verdadera historia del hombre, es decir desarrollo, formacinactiva, crecimiento hacia la autorrealizacin. La especie humana sigue la leydel devenir, que se manifiesta ya en las especies animales: apareci, se des-arroll y quiz se dirija de este modo hacia su fin. Pero en la actualidad esimposible preverlo, determinar las circunstancias en que tal fin ocurrira, y,por consiguiente, tenerlo en cuenta.

    La antropologa, ciencia de los orgenes y del desarrollo primitivo del hom-bre, puede investigar cmo y por qu esta especie recibi el privilegio magn-fico y temible de actuar sobre la naturaleza en lugar de seguir pasivamente

    sus leyes. Puede investigar cmo y por qu el devenir humano (el devenir dela especie humana) es un devenir social, un devenir en el plano de la activi-dad y de la conciencia es decir, una historia propiamente dicha en lugarde seguir siendo un devenir biolgico y fisiolgico, en el plano de la naturale-za y de la evolucin natural. Esta ciencia debe proseguir sus investigacionessobre el papel del cerebro y de la mano, del lenguaje, de las herramientasprimitivas, etctera, libre de toda hiptesis especulativa y metafsica.

    Cualesquiera que sean los resultados de esta investigacin, un hecho es indu-dable: el hombre (la especie humana), que lucha contra la naturaleza y la do-

    mina en el curso de un devenir propio, no puede separarse de ella. La luchamisma es una relacin y un vnculo, el ms estrecho de todos. Debido a suactividad, a su trabajo creador, la especie humana multiplic las relacionescon la naturaleza, en lugar de romperlas para lanzarse hacia un desarrollopuramente espiritual. La relacin del hombre con la naturaleza es una rela-cin dialctica: una unidad cada vez ms profunda en una lucha cada vezms intensa, en un conflicto siempre renovado que toda victoria del hombre,toda invencin tcnica, todo descubrimiento, toda extensin del sector de lanaturaleza dominado por el hombre viene a resolver en su provecho.

    El hombre no se desarrolla, pues, ms que en relacin con este otro de sque lleva en s mismo: la naturaleza. No ejerce su actividad ni progresa ms

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    que haciendo surgir del seno de la naturaleza un mundo humano. Es el mun-do de los objetos, de los productos de la mano y del pensamiento humano.Tales productos no son el ser humano, sino slo sus bienes y sus medios.No existen ms que por l y para l; no son nada sin l, porque son el produc-

    to de su actividad; recprocamente, el ser humano no es nada sin esos objetosque lo rodean y le sirven. En el curso de su desarrollo el hombre se expresa yse crea a s mismo a travs de este otro de s constituido por las innumera-bles cosas elaboradas por l. Al tomar conciencia de s mismo, como pensa-miento humano o como individualidad, el hombre no puede separarse de losobjetos, bienes y productos. Aunque se distingue de ellos e inclusive se lesopone, tal cosa no puede suceder ms que en una relacin dialctica: en unaunidad.

    Pero he aqu que, en el curso de este desarrollo, ciertos productos del hombre

    adquieren inevitablemente una existencia independiente. Inclusive lo msprofundo y esencial de s mismo; su pensamiento y sus ideas le parecen ori-ginados fuera de l. Las formas de su actividad, de su poder creador, se libe-ran del sujeto humano, y ste comienza a creer en su existencia independien-te. Estos fetiches que van desde las abstracciones ideolgicas y el dinerohasta el Estado poltico parecen vivientes y reales, y lo son en cierto senti-do, ya que reinan sobre lo humano.

    El ser humano que se desarrolla no puede, pues, separarse de este otro de smismo constituido por los fetiches. Adems los bienes sin los cuales no existi-ra ni por una hora, y que sin embargo no son l, se hallan indisolublemen-te ligados al ejercicio de sus funciones y de sus poderes. La libertad no puedeconsistir en la privacin de los bienes, sino, por el contrario, en su multiplica-cin. La relacin del hombre con los bienes no es, pues, esencialmente unarelacin de servidumbre, salvo en una sociedad donde los bienes son sustra-dos a las masas humana y acaparados por una clase que se apoya en una or-ganizacin y un fetichismo adecuados.

    La relacin del ser humano con los fetiches difiere por lo tanto de su relacin

    con los bienes. La relacin dialctica del hombre con los bienes se resuelvenormalmente, y en todo momento, mediante una toma de conciencia delhombre como vida propia y goce apropiado de su vida, como poder sobre lanaturaleza y sobre su propia naturaleza. Pero la relacin del hombre con losfetiches se manifiesta como enajenacin de s y prdida de s; es esta relacinla que el marxismo llama alienacin. Aqu el conflicto no puede resolversems que mediante la destruccin de los fetiches, mediante la supresin pro-gresiva del fetichismo y la recuperacin por el hombre de los poderes que losfetiches dirigieron contra l: mediante la superacin de la alienacin.

    La historia humana aparece ahora en toda su complejidad. Es un proceso na-tural en el cual el hombre no se separa de la naturaleza y crece como un ser

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    de la naturaleza. Pero si el proceso de un ser que lucha contra la naturaleza yconquista, a travs de este conflicto y en lucha incesante, a travs de contra-dicciones, obstculos, crisis y saltos sucesivos, grados cada vez ms altos po-der y conciencia.

    El hombre no se hace humano ms que al crear un mundo humano. Llega aser l mismo en y por su obra, sin confundirse con ella y sin embargo sin se-pararse ella.

    La produccin activa por el hombre de su propia conciencia interviene en elproceso natural de su crecimiento, sin quitarle por eso el carcter de procesonatural, hasta el momento en que, mediante un salto decisivo, el ser humanollega a ser capaz de organizar su actividad de manera consciente y racional.

    En el curso de este desarrollo, de por s complejo, surge otro factor de com-

    plejidad: el mundo inhumano (falsamente humano) de los fetiches. Por consi-guiente, la historia humana muestra la interpenetracin e interaccin incesan-tes de tres aspectos o elementos: el elemento espontneo (biolgico, fisiolgi-co, natural); el elemento reflexivo (la conciencia naciente, dbilmente diferen-ciada en sus comienzos, pero sin embargo ya real y eficaz); el elemento apa-rente, ilusorio (lo inhumano de alienacin y los fetiches).

    Slo el anlisis (dialctico) puede distinguir estos elementos, perpetuamenteen conflicto en el movimiento real de la historia.

    A quienes este anlisis del devenir humano les parezca ficticio se les puede

    responder con mltiples ejemplos tomados precisamente de ese devenir.Consideremos aqu, a manera de ilustracin, un hecho como el lenguaje. Es ala vez prctico (sirve) y terico (expresa, permite pensar). El lenguaje, es de-cir, un idioma determinado, nace, crece, se desarrolla y muere por un procesoespontneo, natural. Es verdad que el pensamiento y la conciencia intervie-nen en este proceso; pero aparecen en l naturalmente, sin quitarle el carcternatural. Excepcin hecha, sin embargo, del momento en que, en condicionesfavorables, un lenguaje alcanza un cierto grado de desarrollo; entonces llega aun punto crtico; se convierte en objeto de una elaboracin consciente por los

    escritores, los gramticos, los juristas y abogados, etc. Se halla entonces frentea problemas difciles. Si este lenguaje (es decir, los hombres que se sirven del) resuelve esos problemas, conserva e inclusive enriquece sus caracteres es-pontneos y naturales, volvindose al mismo tiempo expresin consciente yracional; si mantiene, superndose en el sentido de la razn y de la concienciaclara, su vitalidad y su frescura, alcanza entonces un grado superior, a travsde un salto y de una prueba decisiva. De otro modo declina, ya sea por unproceso natural, ya por academismo y abstraccin. Con este complejo devenirestn estrechamente ligadas las ilusiones ilgicas: la de los poetas que creen

    que la inspiracin y las musas suscitan su verbo; la de los telogos que, comode Bonald, pretenden que su Dios es el creador de las palabras; la de los me-

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    tafsicos, para quienes las palabras corresponden a ideas puras y absolutas,etctera.

    El mismo proceso complejo de triple aspecto en el cual el elemento cons-ciente llega siempre, en un momento decisivo, a dominar el elemento espon-tneo y criticar el elemento ilusorio podra sealarse en todas estas realida-des prcticas, histricas y sociales: la nacin, la democracia, la ciencia, la indi-vidualidad, etctera.

    Dicho esto qu es el comunismo, siempre desde el punto de vista filosfico?No se define como un ideal, como un paraso sobre la Tierra y en un porvenirincierto. No se define tampoco como un estado de cosas ordenado y previstopor un pensamiento racional pero abstracto. Esas anticipaciones, esas utopas,esas construcciones imaginarias son excluidas por un mtodo racional: el del

    marxismo, o sea el de la sociologa cientfica.El comunismo cientfico se determina por el movimiento integral de la histo-ria, por el devenir del hombre considerado en su totalidad. Es necesario com-probar, objetiva y cientficamente, que ese devenir se orienta hacia una etapaactualmente previsible (aunque probablemente no deba ser la ltima), etapaque por una definicin justificable y justificada lleva desde ya el nombre decomunismo.

    En primer lugar la especie humana (all donde encuentra condiciones favora-bles o puede crearlas) tiende como toda especie viviente, pero con sus carac-

    tersticas propias, y por un proceso espontneo y natural, hacia un cierto gra-do de realizacin. Y ello a pesar de las dificultades y obstculos y a pesar delos elementos de regresin, de decadencia, de destruccin interna que se reve-lan durante este proceso; es decir, a pesar de las contradicciones y las formasde alienacin o ms bien a travs de ellas.

    La conciencia y el pensamiento se integran en este proceso; no lo condicionan,pues se ve claramente que son, por el contrario, condicionados por l: apare-cen y crecen naturalmente, en el curso del proceso natural. El conocimiento, larazn, nacen y son al principio inseguros, dbiles, impotentes; despus se

    afirman, se confirman, extienden el sector dominado, se formulan. Llega fi-nalmente un momento decisivo, un punto crtico, con complejos problemas; elmomento en que la razn debe y puede dominar todas las actividades huma-nas, a fin de organizarlas racionalmente.

    Es el momento en que deben ser criticadas, denunciadas y superadas las ml-tiples ilusiones ideolgicas. Y con ellas todos los fetichismos, todas las formasde la actividad humana alienadas y vueltas contra el hombre.

    El comunismo se define, pues:

    1) Como el momento histrico en que el hombre, habiendo reencontradoconscientemente su conexin con la naturaleza (material), se realiza en su ac-

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    tividad natural, pero en las condiciones de un poder ilimitado sobre esa natu-raleza, con todo el aporte de una larga lucha y todo el enriquecimiento de unalarga historia.

    2) Como el momento en que la razn emerge decididamente, organiza el gru-po humano y supera (sin suprimirlo sino conservando, por el contrario, loesencial de sus ricas conquistas) el largo proceso natural, contradictorio, acci-dentado, doloroso, que fue la formacin del hombre.

    3) Como el momento en que la alienacin mltiple (ideolgica, econmico-social, poltica) de lo humano se halla poco a poco superada, reabsorbida yabolida (sin que por ello repitmoslo-- sea suprimida la riqueza material yespiritual conquistada a travs de esas contradicciones).

    Esta definicin filosfica de comunismo no puede separarse de las otras de-

    terminaciones que encontraremos ms adelante.La superacin de la alienacin implica la superacin progresiva y la supre-sin de la mercanca, del capital y del dinero mismo, como fetiches que reinande hecho sobre lo humano.

    Implica tambin la superacin de la propiedad privada: no la supresin de laapropiacin personal de bienes, sino de la propiedad privada de los mediosde produccin de esos bienes (medios que deben pertenecer a la sociedad ypasar al servicio de lo humano). La propiedad privada de los medios de pro-duccin entra, en efecto, en conflicto con la apropiacin de la naturaleza por

    el hombre social. El conflicto se resuelve mediante una organizacin racionalde la produccin que quita a las clases y a los individuos monstruosamenteprivilegiados la posesin de esos medios. (Los textos de Marx sobre la aliena-cin y sus diferentes formas se hallan dispersos en toda su obra, a tal puntoque su unidad permaneci inadvertida hasta fecha muy reciente.)

    CAPTULO IILA MORAL MARXISTA

    El marxismo (materialismo dialctico) aporta en primer lugar una crtica delos sistemas morales del pasado, y contribuye luego con indicaciones prcti-cas y tericas para la creacin de una nueva moral.

    1) Los sistemas morales del pasado que los historiadores reconstruyen, expre-

    saban, en cierto sentido, condiciones de existencia dadas e inevitables. Mien-tras las condiciones de la realizacin humana no estaban dadas o no eran al-

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    canzables, mientras el poder humano sobre la naturaleza permaneca restrin-gido, era necesario que los seres humanos limitasen sus deseos. Como erandbiles frente a la naturaleza, haba que convertir la necesidad en virtud y darun valor moral a la inevitable impotencia frente a la muerte, el sufrimiento y

    los problemas insolubles de la vida. Los deseos de los individuos franquea-ban sin cesar los lmites permitidos por las condiciones de existencia; el indi-viduo pasaba de la moderacin al exceso. Por lo tanto se haca necesario dar aeste hecho la moderacin, el lmite impuesto a los individuos por las condi-ciones de existencia y el nivel de desarrollo el valor de una regla y el senti-do de una disciplina social. Los individuos que violaban la regla se hallabantanto entre los mejor dotados como entre los menos dotados, los ms violen-tos y los ms brutales. Criminales y genios cayeron siempre bajo la mismareprobacin moral, que expresaba el promedio social: el nivel de desarrollo

    medio alcanzado (material y espiritualmente) por la sociedad considerada.Sin embargo los sistemas morales y las costumbres no expresaban las condi-ciones de existencia ms que bajo una forma indirecta, confusa, alienada; oexpresaban, si se quiere, las condiciones de la existencia humana alienada.Por lo tanto las reglas, las disciplinas, las sanciones y las represiones inevita-bles nunca aparecieron en su verdad prctica y con su sentido real. Siemprese relacionaron (es decir, fueron relacionadas por los individuos que las pro-mulgaban) con decretos misteriosos, con potencias oscuras. Los sistemas mo-rales y costumbres del pasado, con algunas pocas excepciones (la moral epi-

    crea, por ejemplo) fueron, pues, teolgicos o metafsicos. La regla prctica sepresent siempre como el resultado de un imperativo trascendente. La accinconcorde con la disciplina adquiri el prestigio misterioso del mrito, de lagracia y de la virtud. En cuanto a la accin no concordante con ella, fueigualmente valorada segn un baremo de origen oscuro y recibi los curiososnombres de pecado, falta, mancha, entidades difciles brutalmente materialesy msticas.

    Y ahora el mecanismo de la alienacin moral se halla desarmado. En primerlugar, los hbitos y los sistemas morales tendan siempre a fijar e inmovilizarla sociedad, pues condenaban lo excepcional y lo nuevo. Al rechazar toda ini-ciativa, la del criminal y la del genio, la del destructor y la del creador, la mo-ral y las costumbres reinantes sancionaban necesariamente el statu quo ya setratara de las virtudes del ciudadano antiguo, del guerrero feudal o del co-merciante capitalista. Frente a la moral, las iniciativas criminales o creadorasse confundan necesariamente, en una confusin que dura todava. La repro-bacin moral comenz siempre por castigar al individuo audaz, alcanzndolocon frecuencia en lo ms ntimo de su pensamiento, llenndolo de escrpulos,de duda, de mala conciencia. Tanto la historia de los actos como de los pen-samientos humanos pueden dar prueba de ello.

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    En segundo lugar, los sistemas morales confirieron a las acciones y a los pen-samientos un coeficiente ilusorio, una resonancia mistificadora. Por ejemplo,la simple paciencia ante los lmites de la actividad individual o ante el sufri-miento tom la apariencia de una virtud: la resignacin estoica o cristiana.

    Una situacin muy simple, una pasividad inevitable adquirieron entonces,para el moralista y para el individuo de formacin moral, una importancia yun valor enormes. De all a sufrir voluntariamente o limitarse para experi-mentar esta presin de importancia moral, no hay ms que un paso, dadorpido y frecuentemente. El hombre se precipita entonces hacia sus cadenas,creyendo encontrar all su libertad. Y cuando tropieza con sus lmites y expe-rimenta dolorosamente el carcter finito y limitado de su ser, cree hallar elinfinito moral. La expresin grandeza moral es engaosa, porque la moralno hace nunca ms que codificar y legalizar en lo interior del individuo,

    bajo la forma de conciencia moral; en lo exterior, bajo la forma de sancin ypredicacin la prctica social media en un momento dado.

    En el curso de la historia, pues, todo progreso slo ha podido realizarse a pe-sar de los sistemas morales reinantes o contra ellos. Cuando las condicionesde existencia cambiaban, la moral vigente trataba de frenar o disimular esoscambios. Hasta el da en que alguien, creador en el terreno moral, trataba deadaptar los valores aceptados a las condiciones nuevas, exponindose por elloa la persecucin (a pesar de que haca a esos valores el servicio de salvarlos.Scrates, etc.).

    En tercer lugar, y sobre todo, los sistemas morales relacionados con un decre-to o imperativo misterioso podan ser utilizados por quienes pretendan pro-mulgar tal decreto y representar ese poder misterioso. En otros trminos, lossistemas morales fueron siempre, o se transformaron siempre, en instrumen-tos de dominacin de una casta o clase social. Marx mostr de mil manerasque nunca hubo una moral de amos y una moral de esclavos, sino sistemasmorales establecidos por los amos para los esclavos. Las condiciones de exis-tencia legitimadas por los sistemas morales permitieron siempre esta domi-nacin, que la formulacin moral vena en seguida o coronar, sancionar y per-feccionar (de igual modo que la formulacin jurdica y religiosa). Cuando losdominados llegaban a introducir en las costumbres y los sistemas morales susvalores propios (por ejemplo, el respeto y el culto del trabajo en la poca mo-derna), stos se transformaban pronto en instrumentos de explotacin. Losamos no se preocupaban demasiado por ajustarse a las normas; saban inter-pretar las obligaciones morales o violarlas sin vacilaciones cuando les moles-taban. Es por ello que todos los sistemas morales del pasado terminaban en elfarisesmo o en la inmoralidad pura y simple. La moral ha creado la inmora-lidad; primero, considerando inmoral todo acto excepcional u obligndolo arealizarse en la sombra, en la zona maldita de lo anormal; y despus porque

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    las clases dominantes prescindan perfectamente de los valores que destina-ban al uso de las clases oprimidas.

    Tanto el derecho como la moral sancionaron siempre las relaciones y condi-ciones existentes, a fin de inmovilizarlas e inclinarlas en el sentido de la do-minacin de las clases econmicamente privilegiadas y polticamente reinan-tes.

    Por lo tanto la alienacin moral no se halla separada histrica, social o prc-ticamente de las otras formas de alienacin: la ideologa general, el derecho,la religin, etctera.

    2) Pero sera absolutamente falso no atribuir al marxismo ms que una posi-cin negativa y crtica frente al problema moral. Sera calumnioso atribuir a

    los marxistas una especie de cinismo inmoralista, cuando la crtica dialcticase aplica simultneamente a la moral y al inmoralismo pasados, mostrandocmo uno engendra al otro. El cinismo inmoralista se halla en los represen-tantes (literarios, ideolgicos, polticos) de la burguesa decadente, o tambinen ciertos individuos desclasados que rechazan toda moral al mismo tiempoque la moral establecida.

    El marxismo afirma que actualmente es necesario crear una nueva tica, libe-rada de la alienacin moral y de la alienacin ideolgica; se niega a establecervalores fuera de lo real, y por lo tanto busca en lo real el fundamento de las

    valoraciones morales.Ante todo, en la sociedad moderna dividida en clases una de ellas juega unpapel privilegiado, en el sentido profundo de esa palabra. Es el proletariado.Slo l puede, mediante su accin, poner fin a la alienacin humana, porquela vive y la sufre por entero. Slo l puede liberar a la sociedad y al hombreliberndose a s mismo, porque soporta todo el peso de la opresin y de laexplotacin. En su condicin de clase oprimida, el proletariado acept largotiempo los valores morales que le fueron impuestos y lo mantenan sometido:resignacin, humildad, aceptacin pasiva, etctera. Como parte integrante dela clase sojuzgada, el proletariado hallaba en la moral una compensacin ficti-cia y una recompensa ilusoria: era un pobre meritorio, un bravo y honestotrabajador, siempre que aceptara sin discusin los estrechos lmites de suactividad. El proletariado no llegaba, como clase oprimida, a crear sus valorespropios, y menos an a hacerlos admitir. El trabajo, y sobre todo el trabajomaterial, era despreciado. De igual modo, y en un plano anlogo aunque unpoco diferente, las mujeres continuaban sojuzgadas o explotadas, y por lotanto la maternidad no fue jams reconocida plenamente como funcin socialy como valor, ni el trabajo domstico como un trabajo social.

    El proletariado ascendente se comporta de un modo por completo distinto.Marx y los marxistas comprobaron este hecho y mostraron sus razones, es

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    decir, su racionalidad profunda. La clase ascendente se libera de los valoresilusorios y crea sus valores propios, su herosmo, sus virtudes. Como trabaja-dor explotado y oprimido, el proletariado slo necesita paciencia y resigna-cin. Pero como individuo consciente de su clase, y por lo tanto del papel his-

    trico de esta clase, tiene necesidad de coraje, de sentido de las responsabili-dades, de entusiasmo; debe adquirir conocimientos mltiples y considerarcomo valores, la lucidez en la accin y la comprensin de las situaciones.

    Oprimido y sumiso, el proletariado considera la obediencia como una virtud.Pero cuando acta en la lucha econmica y poltica la iniciativa, la disci-plina,