la suerte diasistemática de un contacto lingüístico

24
reCHERches Culture et histoire dans l'espace roman 14 | 2015 Langue, grammaire et didactique en diachronie : domaine roman La suerte diasistemática de un contacto lingüístico: lenguas afroasiáticas y románicas en la Península Ibérica José Antonio Vicente Lozano Edición electrónica URL: https://journals.openedition.org/cher/4787 DOI: 10.4000/cher.4787 ISSN: 2803-5992 Editor Presses universitaires de Strasbourg Edición impresa Fecha de publicación: 1 junio 2015 Paginación: 35-57 ISBN: 978-2-86820-910-8 ISSN: 1968-035X Referencia electrónica José Antonio Vicente Lozano, «La suerte diasistemática de un contacto lingüístico: lenguas afroasiáticas y románicas en la Península Ibérica», reCHERches [En línea], 14 | 2015, Publicado el 03 diciembre 2021, consultado el 15 diciembre 2021. URL: http://journals.openedition.org/cher/4787 ; DOI: https://doi.org/10.4000/cher.4787 Ce(tte) œuvre est mise à disposition selon les termes de la Licence Creative Commons Attribution - Pas d’Utilisation Commerciale - Partage dans les Mêmes Conditions 4.0 International.

Upload: others

Post on 15-Jul-2022

5 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: La suerte diasistemática de un contacto lingüístico

reCHERchesCulture et histoire dans l'espace roman 14 | 2015Langue, grammaire et didactique en diachronie :domaine roman

La suerte diasistemática de un contacto lingüístico:lenguas afroasiáticas y románicas en la PenínsulaIbéricaJosé Antonio Vicente Lozano

Edición electrónicaURL: https://journals.openedition.org/cher/4787DOI: 10.4000/cher.4787ISSN: 2803-5992

EditorPresses universitaires de Strasbourg

Edición impresaFecha de publicación: 1 junio 2015Paginación: 35-57ISBN: 978-2-86820-910-8ISSN: 1968-035X

Referencia electrónicaJosé Antonio Vicente Lozano, «La suerte diasistemática de un contacto lingüístico: lenguasafroasiáticas y románicas en la Península Ibérica», reCHERches [En línea], 14 | 2015, Publicado el 03diciembre 2021, consultado el 15 diciembre 2021. URL: http://journals.openedition.org/cher/4787 ;DOI: https://doi.org/10.4000/cher.4787

Ce(tte) œuvre est mise à disposition selon les termes de la Licence Creative Commons Attribution -Pas d’Utilisation Commerciale - Partage dans les Mêmes Conditions 4.0 International.

Page 2: La suerte diasistemática de un contacto lingüístico

n°14 / 2015Culture et Histoire dans l’Espace Roman

La suerte diasistemática de un contacto lingüístico:

lenguas afroasiáticas y románicas

en la Península Ibérica

JOSÉ ANTONIO VICENTE LOZANO

ERIAC-Universisad de Ruan

A través de testimonios extaídos de investigaciones filológicas (de arabistas, historiadores de la literatura y lingüistas en general) y

de fuentes de distinta índole (documentación de fuentes lexicográficas o textuales impresas o electrónicas, incluyendo fuentes de primera o segunda mano, a menudo insertas en bases de datos como Admyte II o CORDE1), daremos cuenta de manifestaciones incuestionables del contacto lingüístico que se dio, se ha dado o se seguirá dando entre lenguas de dos familias tan dispares como las indoeuropeas y las camitosemíticas en la península ibérica. Los ejemplos estudiados y las distintas hipótesis abordadas serán enfocados desde un prisma diasistemático, según el cual las distintas lenguas han de ser entendidas como conjuntos heterogéneos de sistemas más o menos homogéneos, entre los cuales tienen cabida las llamadas interlenguas que han de ser privilegiadas como sistemas de transición hacia la instauración de cronolectos más estables y normativizados, en los cuales las huellas de sistemas interlectales o no, suelen pasar desapercibidas como si algunas de las unidades léxicas, gramaticales o fonético-fonológicas que componen dichos cronolectos hubiesen surgido ex nihilo, o lo que es peor epistemológicamente, atribuyendo a esas unidades etiquetas tan

1 Las referencias a las fuentes procedentes de estas bases de datos se darán siguiendo las convenciones adoptadas por los equipos respectivos de informatización.

Page 3: La suerte diasistemática de un contacto lingüístico

José Antonio Vicente Lozano36

cómodas, pero al mismo tiempo inadecuadas e insatisfactorias como las de «origen incierto».

Como muestra capital, cabe señalar que la primera documentación del topónimo que designa a la villa y corte o si se quiere a la ciudad del oso y el madroño la encontramos en árabe medieval, a comienzos del siglo X2: Mayrit, ماجريط, pronunciado [mādžrīṭ]3, con t final enfática faringalizada, de ahí la forma escrita del topónimo recogida por Steiger (1932: 180, nota 2): ماجريد [mādž(a)rīd], que también contiene la letra medial ج (ج, yim del alifato). Ello nos permite entrar en materia para tratar desde un enfoque diasistemático ese contacto lingüístico que se dio, sobre todo en la Edad Media, entre lenguas afroasiáticas y románicas, destacándose árabes y bereberes, como «elementos constitutivos de la cultura hispana» (Maíllo Salgado 1993: 7), sin olvidar a los hebreos y a la población hispanorrománica. Aunque en este trabajo nos centraremos en las dos lenguas principales: el árabe y el castellano. Las huellas del consecuente contacto son palpables en castellano, como también lo serían en los llamados dialectos mozárabes y en las variedades del árabe peninsular (Marcos Marín 2001: 61-96).

Los avatares de una dialexía medieval con cognado decimonónico

Precisamente, en el fragmento de la alfonsina Estoria de España (1260-1284), sobre los acontecimientos del 711, al mismo tiempo que se da cuenta de la llegada de los árabes aparece la palabra amiramomelin, claro ejemplo de préstamo interlingüístico desde la lengua semítica (la letra bastardilla de las citas referenciadas serán nuestras, salvo indicación contraria)4:

(A1) Andados dos annos del regnado del rey Rodrigo, […] auie en Affrica un princep a quedizien Muça que tenie aquella tierra de mano de Vlid amiramomelin. Con este Muça ouo el cuende Julian su

2 En sus territorios [se refiere a Guadalajara] hay muchos castillos y ciudades, como el castillo de Madrid; otro el de Castejón [de Henares], y otro el llamado de Atienza, que es el más fuerte de este distrito» (Lévi-Provençal 1953: 81), traducción en Garrot 2011, de la versión francesa de la crónica de Ahmad al Razi, conocido como el moro Rasis, en castellano, que vivió entre el año 887 y el 955.

3 Vocablo transcrito como Majeryt por la herramienta de http://translate.google.fr/, consultada el primero de enero de 2014.

4 Adoptamos en (A1) la transcripción pidaliana del texto alfonsí, que nuestro gran filólogo e historiador de la literatura decidió titular Primera crónica general de España que mandó componer Alfonso el Sabio y se continuaba bajo Sancho IV.

Page 4: La suerte diasistemática de un contacto lingüístico

Lenguas afroasiáticas y románicas en la Península Ibérica 37

aleuosia fablada, et prometiol quel darie toda Espanna sil quisiesse creer (Menéndez Pidal 1955: 308).

Con nada menos que 37 apariciones en dicho corpus, según el índice de formas de Roudil (basado en la misma edición de Menéndez Pidal), incluyendo – además de 4 amiramomelin – las variantes en plural amiramomelines (1 caso), el ápax amiramolin (considerado como una errata por los transcriptores de Admyte II (Marcos Marín 1999): «Et sin este nombre fizo se llamar Amiramo[me]lin.», fol. 45r) y las formas más frecuentes con ll (31 amiramomellin). Dicha palabra compuesta así como la transcripción de antropónimos árabes aparecían ya en fuentes latinas de la obra alfonsí, como el Chronicon mundi de Lucas de Tuy (1236) y la Historia Arabum de Rodrigo Jiménez de Rada (1238), explicitándose a veces su significado:

(A2) Eo tempore Rex Agarenus, nomine Alphagip, fecit se vocare Almanzor, & vna cum filio suo Abdameleh, & cum praedicto Vela comité Castellano, & aliis comitibus Christianis exulatis regnum Legionensium, & regnum Pampilonensium, & comitatum Burgensium fortiter deuastabat (Schott 1603-1608: 87, in Martin 1992: 236).

(A3) En aquel tiempo .i. rey moro clamado alphagip / se fizo clamar Almazor / e ensemble con su fillo aldameleh e con el dicho Vela comte castellano / e otros comtes xristianos exellados degastauan el regno de legion / e el regno de pamplona / e el condado de burgos5.

(A4) il est appelé Amiramomelin ce qui veut dire roi des croyants (…). II est évident que l’œuvre de R. Jimenez de Rada, puisant dans les sources arabes, est bien supérieure à celle de Luc de Tuy (Richard 1971: 130).

Dicho préstamo seguirá presente en crónicas posteriores a la de Alfonso X, como la Crónica del Rey Don Pedro del Canciller Ayala (c. 1351):

(A5) E despues paso Vlit Amiramomelin, fijo de Abdel Melic, que quiere dezir en la lengua de los alarabes Amiramomelin, el señor mayor de los creyentes, que quiere dezir, de los que nueuamente creyeron la seta de Mahomad (Germán Orduna 1994: 57-58, in Alchalabi 2003: 253, note 91).

Aunque la transcripción del compuesto puede variar en ediciones posteriores, como la de Damián (López de Ayala 1526: fol. XIV):

5 Admyte II : Lucas de Tuy. Crónica del tudense. Traducido al aragonés del latín via catalán, 1385 ad quem. Tr. Anónimo. [fol. 86r].

Page 5: La suerte diasistemática de un contacto lingüístico

José Antonio Vicente Lozano38

(A6)

CORDE nos presenta también 6 casos de amiramomelin, procedentes de la Crónica de veinte Reyes (c. 1325). A lo cual se añaden 29 casos de miramomelin (en 8 documentos), entre 1250 y 1454, extraídos de corpus diversos y no solo históricos:

(A7)

como en estos dos ejemplos jurídico y literario:(A8) Era .Mil .CC.xxx. .ij. fo la bataylla dalarcos quoando lidio el Rey don alfonsso con miramomelin. la uiespra de sancta maria de medio agosto6.

(A9) El miramomelin mando ami su sieruo que buscasse el libro de manera de hordenar el regno quel dizen poridat de las poridades7.

Además de otros 10 casos con -ll- (miramomellin) en obras historiográficas (1 en la alfonsina Estoria de España, II, y 9 en la Crónica abreviada de Don Juan Manuel, de 1322), por ejemplo:

(A10) En el CXXVI capitulo, foja XCIIIIº, fabla quel rey Yunes de Marruecos, fijo del miramomellin, vyno a çercar al Çid a Valencia8.

Sobre la forma miramomelín observa Federico Corriente (2002: 117), siguiendo a Montaner (la bastardilla de los vocablos señalados aparece en el origninal en negrita):

6 Anónimo, 1300-1330, Fuero Navarra; referencia de CORDE: BNM ms. 248, ESPAÑA, 10.Ordenamientos y códigos legales, Pedro Sánchez-Prieto Borja, Universidad de Alcalá de Henares (Alcalá de Henares), 2004.

7 Anónimo, c. 1250, Poridat de poridades; referencia de CORDE: Escorial L.III.2, ESPAÑA, 12. Relato breve tradicional, Pedro Sánchez-Prieto Borja, Universidad de Alcalá de Henares (Alcalá de Henares), 2004.

8 Don Juan Manuel, c. 1320-1322, Crónica abreviada, referencia de CORDE: ESPAÑA, 19. Historiografía, José Manuel Blecua, Gredos (Madrid), 1983, p. 599.

Page 6: La suerte diasistemática de un contacto lingüístico

Lenguas afroasiáticas y románicas en la Península Ibérica 39

(A11) se debe añadir en miramolí, la var[iante] c[a]s[tellana] Miramomelín, de la que me informa el Dr. Montaner: «Esta variante, más cercana al étimo, debió de ser sin duda la primitiva, pues aparece en la Primera Crónica General […]».

Por lo tanto cabría considerar la existencia de una dialexía polimorfa, con distintas realizaciones cuyo denominador común es el primer elemento del compuesto, presente también en las formas disjuntas amir amuçlemin y amir almoslemin, así como en el SN con complemento preposicional del primer nombre ya en el sistema contemporáneo, siglos después de la Edad Media (amir de los muslimes):

(A12) Al muy noble e muy honrado don Mahomat Aboabdille Alemnaçar Rey de Granada e de Malaga e amir amuçlemin9.

(A13) Al muy noble don Jayme por la gracia de Dios Rey de Aragon, de Valençia, de Cerdenna, de Corcega e Conde de Barçelona. De mi don Naçar por esa misma gracia Rey de Granada, de Malaga et de Algesira, de Ronda, de Malaga et de Algesira, de Ronda, de Guadiex et amir almoslemin salut como a Rey que amamos et a qui mucho preçiamos et para quien querriemos que diesse Dios tanta uida et salut como para nos mismo10.

(A14) A cuya consulta, según las crónicas árabes refieren, ellos le respondieron: ¡Oh, amir de los muslimes! nos parece que es muy justo y cosa conveniente que todo muslim socorra a su hermano el muslim […]11.

La representación ortográfica del vocablo en estos ejemplos coincide con la pronunciación de su étimo árabe, amir, del ár. clás. ’amīr /ʔami:r/12(أمير), como indica el diccionario académico. No obstante, en diacronía, cabe pensar en una dialexía también en lo que respecta exclusivamente a dicha palabra, puesto que en español contemporáneo se ha impuesto una vocalización diferente: emir, por ello el diccionario académico señala que

9 Anónimo, 1301, De Jaime II al Rey de Granada, tranquilizándole respecto de los ataques posibles de Castilla; referencia de CORDE: ESPAÑA, 10. Documentos notariales, Andrés Giménez Soler, Tip. La Academia (Zaragoza), 1932, p. 248.

10 Anónimo, 1314, Carta de Nasar I de Granada a Jaime II, comunicándole su alianza con Don Juan Manuel y su mediación; referencia de CORDE: ESPAÑA, 10. Documentos notariales, Andrés Giménez Soler, Tip. La Academia (Zaragoza), 1932, p. 437.

11 Julián Zugasti y Sáenz, 1876-1880, El Bandolerismo. Estudio social y memorias históricas; referencia de CORDE: ESPAÑA, 19.Historiografía, Ediciones Albolafia, Excma. Diputación Provincial de Córdoba, Virgilio Márquez Editor (Córdoba), 1983.

12 Transcripción fonológica de Roman (2011: 37). La hamza del alifato, sobre el alif, representa una oclusiva glotal sorda [ʔ], transcrita [ɔ] por Steiger (1932: 43), transliterada [’] por Corominas en (A17) y por Maíllo Salgado (1998: 49), quien señala que [’] no se representa a principio de palabra, de lo que resulta respectivamente: [ʔa], [ɔa] y [’a]; dicho fono está ausente en la transcripción del DRAE.

Page 7: La suerte diasistemática de un contacto lingüístico

José Antonio Vicente Lozano40

amir es poco usado, pero no fue así durante mucho tiempo, si tenemos en cuenta que los dos primeros casos de emir(es) que aparecen en CORDE están fechados a principios del siglo xvii:

(A15) El Niquilu, aunque se rrecató al prinçipio de la armada de los dichos persianos, publicandose ya muchos dias auia que su venida era para Ormuz, no trató de buscar ayuda de los arabes vezinos de la tierra adentro, cuyo emir y señor á quien obedeçen, con particular nonbre , con particular nonbre se llama Cathane […]13.

(A16) […] Hebrain Baxá; el cual, en lugar de remediarlo, hizo mayores robos y tiranías, y habiendo juntado mucho dinero Hebrain y enviado al Eunuco de Constantinopla, se vino por los pueblos de Palestina y Judea, y sosegó de paso los emires de aquellas provincias, que son los reyes dellas […]14.

Y no aparecen más casos en dicho corpus hasta 1845, cuando se generaliza (54 emir y 7 emires, desde 1845 hasta 1900; y desde esa fecha hasta 1972 se cuenta respectivamente con 375 y 173 casos). Tal diversidad de formas aparece corroborada por Corominas y Pascual (1991, § emir; conservamos la bastardilla del original):

(A17) EMIR, del ár. ’amîr ‘jefe, comandante, el que manda’, deriva de ’ámar ‘mandar’. 1.a doc.: mir, h. 1300, Gr. Conq. de Ultr., 536; amir y alamir en docs. Del tiempo de Fernando IV (1295-1317), DHist.; emir, Terr.; Acad. 1884, no en 1843.

Amir se empleó también en el S. XIX (D. de Rivas, Zorrilla). La forma emir, que hoy ha predominado, debió de tomarse del francés.

Deriv. Emirato (falta todavía en Acad. 1939).

Cpt. Miramamolín [amiramomellínm h. 1295] 1.a Crón. Gral.; miramalolín, h. 1600, Mariana], del ár. ’amîr al-mu’minîn ‘el jefe de los creyentes’.

El compuesto árabe المؤمنين transcrito Amīr al-mu’minīn, se ,أمير aplicaba en un principio al califa y hoy es el título del rey de Marruecos, por otra parte existía la expresión أميرالمسلمين transcrita Amīr al-muslimīn, que significa literalmente «jefe de los musulmanes», empleada por algunos sultanes como título distinto del de califa. Es sin duda esta otra expresión árabe la que se prestó desembocando también en formas como

13 García de Silva y Figueroa, c. 1618, Comentarios; referencia de CORDE: ESPAÑA, 16. Turismo y viajes, Manuel Serrano y Sanz, Sociedad de bibliófilos españoles (Madrid), 1903-1905, p. 466.

14 Juan de Persia, 1604, Relaciones; referencia de CORDE: ESPAÑA, 19. Cartas y relaciones, Narciso Alonso Cortés, Real Academia Española (Madrid), 1946, p. 161.

Page 8: La suerte diasistemática de un contacto lingüístico

Lenguas afroasiáticas y románicas en la Península Ibérica 41

las vistas en (A12) y (A13), aunque para los hablantes romances con muy deficiente competencia lingüística en árabe serían como dijimos variantes de una misma dialexía que podríamos parafrasear en el sistema castellano de la época medieval con el significado de «jefe de los moros».

Etimología de algunos vocablos en ámbitos geográficos, culturales y

metalingüísticos

En otro orden de cosas, históricamente, el acceso de las olas migratorias a nuestra península se hacía tanto por los Pirineos como por los escasos quince km que separan Europa y África. Pero el camino podía hacerse también en sentido inverso, como fue el caso de los vándalos. Precisamente una de las hipótesis sobre los orígenes de la apelación árabe de Hispania sería el gentilicio latino de dicho pueblo germánico, pronunciado [wándalos] en acusativo plural y que pudo dar lugar en bereber a la expresión pronunciada [tamort wandalos], en el sentido de ‘tierra de los andalusíes’. El primer testimonio de la apelación Al-Andalus en árabe, está fechado en el año 98 del calendario musulmán (716-717 d. C.), en un dinar del periodo omeya, en la mención que podemos traducir «acuñado en Hispania»; en el anverso de la moneda aparece con la forma latina Span[nia] la palabra que se corresponde con Al-Andalus en el reverso escrito en árabe (Guichard 2005: 382), huella numismática de un contacto lingüístico palpable en los albores de ese Al-Andalus hispánico, significante que desde un principio tendrá un referente de geografía variable, para designar a los territorios bajo el poder musulmán en la Península Ibérica. Nos serviremos pues, como es lógico, del adjetivo andalusí para referirnos a todo lo relativo a Al-Andalus.

Por su parte, el nombre actual del estrecho, como es sabido, data de la época referida en (A1), lo que también aparece reflejado en la misma Estoria de España:

(A18) Andados tres annos del regnado del rey Rodrigo… Tarif dio al cuende Julian doze mill omnes pora todo fecho; e el cuende passo los aquend mar ascondudamientre en naues de mercaderos pocos a pocos, por tal que ge lo non entendiessen; e pues que fueron todos pasados a Espanna, ayuntaron se en un mont que oy dia lieua nombre daquel moro et dizen le en arauigo Gebaltarif, et los cristianos Gibaltar, ca gebel en arauigo tanto quiere dezir como monte (Menéndez Pidal 1955: 309).

En 1492 los nobles árabes del reino de Granada tienen que exiliarse, pero este último emirato, nacido en 1238, consiguió no obstante

Page 9: La suerte diasistemática de un contacto lingüístico

José Antonio Vicente Lozano42

preservar sus fronteras desde 1342 (tras el sitio de Algeciras), siendo por lo demás el único territorio musulmán que quedaba en la Península tras la reconquista de Murcia en 1266.

Desde la época referida en (A1) supra se empleó, en árabe clásico, el término mustacrib15, con el significado de ‘arabizado’, ‘que parece árabe sin serlo realmente o que pretende serlo’ (nuestra traducción del francés, véase Epalza 1992 : 39), para referirse a los cristianos que convivían con los musulmanes en Al-Andalus; es el étimo del castellano mozárabe, dialexía atestiguada en romance al menos desde el siglo XI, también bajo formas diversas (Menéndez Pidal 1956: 414; Corominas y Pascual 1991, § arabesco): muztarabes (1101), muçaravi (1024), muzarabes (1160). Primero aparece en textos legales y crónicas escritas en latín, de lo que se deduce que su empleo en romance fue mucho anterior (datos obtenidos en general del corpus CORDE), valgan algunos ejemplos:

(A19) Sub Christi nomine. Ego Adefonsus Dei gratia, toletani imperii rex, et magnificus triunfator, una pariter cum dilectissima uxore mea Elisabet Regina, ad totos Muztarabes de Toleto, tam caballeros, quam pedones, pacem in Christo, atque perpetuam salutem.

Fueros de los vecinos Muzarabes de Toledo por don Alfonso VIII en 20 de marzo de 1101 (Llorente 1808: 1)

(A20) Et non devetet nullus homo ad illos moros lures armas. Et si illos almoravites faciant aliquam mutationem super illos mozarabes, non si non tornasent illos christianos ad illos moros de Tutela.

Pactos entre Alfonso el Batallador y los moros de Tudela (1115)

(A21) In Dei nomine ejus gratia: Ego Aldephonsus, Dei gratia rex, facio hanc cartam donationis, confirmationis et ingenuitatis ad vos totos christianos mozarabes de Mallen, quos ego traxi cum Dei adjutorio de potestate paganorum, et aduxi vos intra christiaporum.

Fuero de los mozarabes de Mallén en Aragón (1132)

(A22) nobiles eius et christianos quos vocant muzarabes et iudaeos, qui ibi erant ex antiquis tempo.

Crónica Adefonsi Imperatoris (1160)

No obstante, para designar a las hablas romances andalusíes, según el DRAE, en árabe clásico se empleaba el término a‘ǧamiyyah, de donde vendría el andalusí al‘aǧamíyya, étimo de aljamía. Esta aljamía de los

15 »Según Marcos Marín (2001: 67) el nombre no agentivo mustacrib habría dado mustacrab (como si fuera agentivo) en la pronunciación dialectal ([i] y [a] marcaban una distinción gramatical de voz que se perdió en la lengua popular).

Page 10: La suerte diasistemática de un contacto lingüístico

Lenguas afroasiáticas y románicas en la Península Ibérica 43

mozárabes la compartirían con los llamados muladíes, que se habían convertido al islam, y la pudieron compartir también con musulmanes no convertidos (Marcos Marín 2001: 63):

(A23) Los usuarios del romance andalusí no eran cristianos, ni necesaria ni mayoritariamente, del mismo modo que también habría cristianos entre los usuarios del árabe andalusí. Encontramos usuarios cristianos, mozárabes, pero también musulmanes, para las dos variedades lingüísticas que sería mejor considerar una única variedad con un espectro amplio.

El glotónimo romance andalusí es por lo tanto mucho más adecuado que el de mozárabe, Corriente propone al respecto el término romandalusí (2001: 93). De todos modos esa especie de interlengua no sería nada homogénea, en realidad los hablantes de las hablas andalusíes se adaptarían a la competencia lingüística de sus interlocutores, y el propio léxico de dichas hablas variaría en función del locutor: un araboparlante podía dominar relativamente un romance andalusí si estaba en contacto con hablantes de romance así como los primeros cristianos que aprendieron árabe hablarían una especie de araborromance o de hispanoárabe según los casos. En Al-Andalus el árabe literario es la lengua escrita por excelencia, pero también encontramos casos excepcionales de obras bilingües, como el Calendario de Córdoba de 961, escrito en su parte latina por el obispo Rabi ibn Zayd, conocido como Recesmundus (Harib filii Zeid episcopi, quien dedica su texto al califa al-Hakam II 961-976) y en su parte árabe por Arib ibn Sa’d al-Katib. Poco más tarde, las huellas de dicho contacto han quedado plasmadas en las jarchas mozárabes descubiertas por Stern en 1948; la más antigua de ellas dataría de 1042 (Stern 1948: 331), inserta en una moaxaja hebrea, en la cual, por ejemplo, si damos crédito a la lectura de Lapesa (1960: 60) aparecería nidios un término conservado, todavía en el siglo xx, en los regiolectos de Salamanca y de Asturias pero que también pudo existir en un habla romandalusí, con las reservas expresas por Frenk Alatorre (1977: 12) aplicables a las jarchas en general para este caso en particular:

(A24) No todas han sido plenamente descifradas. Como los poemas mismos en que figuran, las jarchas aparecen en los manuscritos en caracteres hebreos y árabes. La falta de signos para ciertas vocales en ambos alfabetos, y las frecuentes equivocaciones de los copistas, que desconocían la lengua romance, suelen hacer la trasliteración muy difícil y problemática. A ello se añade nuestro incompleto conocimiento de la lengua mozárabe.

Page 11: La suerte diasistemática de un contacto lingüístico

José Antonio Vicente Lozano44

No obstante, cabe reconocer que se trataba de escribir formas de una lengua oral desprovista de tradición escrita: la ortografía solo se adaptaba de manera más o menos adecuada a la lengua culta y/o ritual, ya fuera el árabe clásico, el hebreo o el latín medieval. Los copistas cristianos intentarían transcribir lo mejor posible las variedades orales de su época con las grafías que habían permitido transcribir de manera más fidedigna los sonidos del latín clásico del siglo I, pero que no permitían representar adecuadamente todos los fonemas que los dialectos romances habían adquirido a lo largo del tiempo; en realidad problemas semejantes se les planteaban para transcribir el romance con caracteres árabes. No parece prudente sostener que las dificultades que se encuentran hoy para interpretar esos textos impliquen que los copistas desconocían la lengua que estaban transcribiendo, tanto en los territorios cristianos como en los musulmanes, teniendo en cuenta la multiplicidad de formas y variantes que se encuentran en los textos medievales más antiguos. Por la misma época nos han llegado de la zona cristiana textos escritos en latín, con glosas en romance, como las emilianenses y silenses, o los cartularios de Valpuesta. Al contrario, a pesar de las vacilaciones en la transcripción de palabras romances con los alfabetos semíticos en las jarchas más antiguas, en aquella época, el bilingüismo de los locutores estaría mucho más difundido que en lo sucesivo, hasta el punto que algunas palabras romances de las jarchas podían percibirse en Al-Andalus más como arcaísmos que como palabras ajenas a los idiolectos de locutores hispano-románicos o hispano-árabes. Lo que coincide con la opinión de Corriente (1996: 2):

(A25) Es bien sabido que a principios del s. VIII Hispania es ocupada por ejércitos musulmanes y gradualmente integrada en la órbita del mundo islámico arabófono, tras un periodo de homogeneización religiosa y lingüística, que no queda totalmente consumada hasta el s. XIII, justamente cuando los avances de la Reconquista han mermado ya considerablemente a partir del Norte la extensión de la resultante de aquel proceso, una entidad política a la que debemos llamar Alandalús, según la pronunciación habitual de sus habitantes, y en ningún caso, anacrónica y distorsionadamente «España musulmana».

Más adelante, como señala también Maíllo Salgado (1993: 36-37), a través de los nuevos territorios reconquistados a partir de 1212, que transformaron geopolíticamente la península, con un aumento de la población no cristiana en el mismo Reino de Castilla – principalmente con los llamados mudéjares –, el sistema legal castellano se abrió a la

Page 12: La suerte diasistemática de un contacto lingüístico

Lenguas afroasiáticas y románicas en la Península Ibérica 45

cohabitación de las tres religiones, pero tras la ingente labor de Alfonso X, las normas anteriormente escritas en latín pasaron a expresarse en lengua romance, como en este ejemplo de la Séptima partida, citado en parte por Maíllo Salgado (1993: 36), acerca de las normas de convivencia con los judíos (Admyte II: Alfonso X, Las siete partidas, 1256-1265 [fol. 399v]):

(A26) Synoga es do los iudios fazen oraçion. & tal cosa commo esta non puede fazer nueua mente en ningund lugar de nuestro señorio a menos de nuestro mandado. pero las que auian antigua mente si acaesçiesse que se derribassen pue denlas fazer & renouar en aquel suelo mesmo a si commo se estaua non las alargando mas ni las achicando ni las faziendo pintar. E la synoga que de otra guisa fuesse fecha deuen la perder & ser dela yglesia mayor del lugar donde la fizieren. […] E porque la synoga es casa do se loa el nonbre de dios. defendemos que ningund cristiano non sea osado dela quebrantar ni de sacar ende ni de tomar alguna cosa por fuerça. Fueras ende si algund mal fechor se acogiesse aella. Ca aeste bien pueden y prender por fuerça para leuarlo ante la iustiçia. Otrosy defendemos que los cristianos non metan ay bestia ni posen en ella ni fagan enbargo alos iudios mientra que ay estuuieren.

Así como ocurre en este otro fragmento que concierne a cristianos y musulmanes (ibídem, fol. 401r):

(A27) E dezimos, que deuen biuir los Moros entre los Christianos, en aquella mesma manera, que diximos en el titulo ante deste, que lo deuen fazer los Judios, guardando su Ley e non denostando la nuestra.

Lo que estaba sucediendo en la zona cristiana también va a favorecer la fusión de elementos culturales en el reino granadino, a lo largo del siglo xiii (Maíllo Salgado 1993: 37):

(A28) Esta tolerancia estaba determinada, tanto por el interés de los cristianos a no promover revueltas en la población recién sometida, como por la necesidad de los musulmanes, dada su inferioridad militar, a amoldarse a la nueva situación; también coadyuvaron otros factores tales como […] la presencia de un cierto bilingüismo y el género y ritmo de vida idénticos que dictaba la convivencia.

En la zona musulmana los topónimos van a dejar claras huellas en el futuro, con palabras como medina o alcazaba (aunque otras palabras como jarquía, se perderían) así como en el mundo del ocio (ajedrez, jaque) y en la joven literatura, por ejemplo. Posteriormente, compilaciones de poemas como el Cancionero de Baena (compilado entre 1430 y 1450, según figura en Admyte II) incluyen a poetas de diverso origen: «nobles, religiosos, hidalgos, conversos,» y, claro está, «mudéjares» (Maíllo Salgado 1993: 43). Es un periodo de marcada influencia latina en la

Page 13: La suerte diasistemática de un contacto lingüístico

José Antonio Vicente Lozano46

lengua escrita, sin que los arabismos dejen de estar presentes, puesto que seguían siendo comprendidos por clases populares, especialmente en zonas fronterizas, como refleja este poema contextualizado en la toma de Antequera por Fernando I de Aragón en 1410 (Maíllo Salgado 1993: 44; tomado de Menéndez Pelayo16 1944: 100-101):

(A29) ¡Si ganada es Antequera! ¡oxalá Granada fuera! ………………… vi mora con osadía passear por la ribera, ………………… yo le dixe: Alá çulay (=Dios sea contigo) çalema (=contigo la salud) me respondiera: ………………… Por la fablar más seguro, puseme tras duna almena, un perro tiró del muro, ¡Dios que le dé mala estrena! dixo la mora con pena, ¡o mal ayas Alcarrán! (=flechero, hombre de guerra) pues heriste a mi Anizaran (=nazareno, cristiano)

Esta presencia de arabismos en los poemas fronterizos debe analizarse diasistemáticamente: por un lado tendríamos los arabismos heredados de cronolectos más antiguos, en cuyo caso el aporte del árabe se había integrado ya por completo en el romance castellano, por esta razón los hablantes no serían conscientes de que ello había sido fruto de un contacto lingüístico pasado (Oxalá, almena); por otro lado los mismos hablantes van a sentir como extraños nuevos préstamos, fruto del contacto lingüístico que les era contemporáneo, de ahí las dificultades en la interpretación de un sentido adecuado y un relativo exotismo que impregnaba dichos préstamos: de ellos anizarán y alcarrán se perdieron,

16 Menéndez Pelayo sigue la versión de Aureliano Fernández Guerra quien se basa en el Cancionero llamado Flor de enamorados (Linares 1573: 82-83) y en un códice del XVI de paradero desconocido. Adoptamos la transcripción fiel al texto de dicho cancionero salvo los signos de puntuación y las vocales acentuadas que hemos escrito en bastardilla, y que seguramente se deben a la intervención de los editores contemporáneos (Fernández Guerra, Menéndez Pelayo o sus impresores), quienes además optan por empezar cada verso con letra mayúscula; las otras variantes ortográficas del texto de Menéndez Pelayo (Vy, rivera, Pusse me, d’una, dixo mora con grand pena, Oh mal háyas alcarrán, Heriste a mí, anizarán) en general se deberán al texto más antiguo del códice referido. Las glosas de los arabismos figuran tal cual en Maíllo Salgado.

Page 14: La suerte diasistemática de un contacto lingüístico

Lenguas afroasiáticas y románicas en la Península Ibérica 47

por ejemplo, aunque otras palabras como Alá eran transparentes y algunas otras acabarán incorporándose al léxico castellano en el futuro, como fue el caso de zalema(s)17 / çalema(s)18 cuyo étimo dará también los frecuentísimos derivados zalamero(s), -a(s)19 y zalamería(s)20.

Efectivamente, el grado de bilingüismo de los habitantes de la península fue muy dispar, pero no ha de ser menoscabado, y sin lugar a dudas evolucionó diatópica y diacrónicamente, como ocurrió con el propio Al-Andalus. Así, siguiendo a Maíllo Salgado, en la segunda mitad del siglo xiv (1993: 41):

(A30) Paralela a esta expansión del mudejarismo cultural se observa en las crónicas la aparición cada vez más frecuente de trujamanes o intérpretes. La España musulmana más o menos bilingüe desde sus orígenes ha dejado de serlo, al compás del progresivo proceso de orientalización del reino granadino y de su dinastía, cuyos primeros reyes habían hablado o comprendido el romance al igual que muchos de sus sujetos.

El significante trujamán, que aparece en (A30), es también una palabra árabe que se corresponde con una necesidad de la época, pero cuyo étimo remontaría a Mesopotamia (targamānu[m] o turgamānu[m] términos acadios, según el DRAE 2001). De la misma manera que, en el periodo de Alfonso X, el castellano, que se emancipará de un latín que dejará de ser la única lengua de cultura escrita en la zona romance, no solo había adoptado términos latinos sino también arabismos, incluidos en crónicas históricas y en géneros literarios de inspiración árabe (teniendo en cuenta además que la cultura árabe había servido de intermediaria entre la cultura clásica occidental u oriental y la cristiana, a través de escuelas de traductores –Segovia, Toledo, Barcelona, Murcia– que serían precursoras de los equipos alfonsinos). Vemos cómo ese contacto lingüístico y cultural permitió establecer diferencias significantes para

17 3 casos del siglo XII como antropónimo, en CORDE, 5 casos del XVI, 346 casos a partir de 1600 y uno más como nombre de ciudad; 2 casos en Admyte II, del manuscrito de un cancionero de Góngora, escrito en el XVII por Antonio Chacón Ponce de León; 42 casos en CREA desde 1981 hasta 1995.

18 16 casos transcritos en CORDE con mayúscula (nombre propio) anteriores al XVI, 5 casos del XVI, otros 4 casos a partir de 1600; 3 casos en Admyte II usado como nombre propio en dos libros de viajes de los siglos XIV y XV (la traducción del francés Juan de Mandevilla del Libro de las maravillas del mundo y La historia del gran Tamorlán de Ruy González Clavijo).

19 77 casos en CREA desde 1976 hasta 2002.20 54 casos en CREA desde 1975 hasta 2002.

Page 15: La suerte diasistemática de un contacto lingüístico

José Antonio Vicente Lozano48

referentes distintos, como el designado por la palabra patrimonial bandurria y el laúd, de origen árabe.

Al final del siglo xiv, en la zona cristiana, a causa de la crisis económica de Castilla y de las querellas nobiliarias, durante el reinado de Enrique IV (1454-1474) se suceden incursiones estivales en territorio granadino, lo que va a favorecer el debilitamiento del Reino nazarí y un mercadeo continuo de parias (palabra latinovulgar), en un proceso que culminará con los Reyes Católicos. Lo que no quita que en el reino castellano perdure cierta tolerancia hacia las minorías, incluyendo a los mudéjares, y que la corte no deje de adoptar modos y maneras de los musulmanes. Por ello Pedro de Madrazo, en el discurso que dio siglos después en la Academia de San Fernando hace referencia al conde bohemio León de Rozmithal, a quien le resultaban completamente extraños los usos y costumbres del monarca castellano (1859: 71-72; véase también Fernández González 1886: 230, citado por Maíllo Salgado 1993: 45):

(A31) El rey Enrique IV estaba sentado sobre una alcatifa a la usanza morisca […]. Al tercer día de permanecer en aquel detestable lugar dio el rey audiencia á mi Señor; Estaba sentado y á su lado la reina, ambos en tierra, sobre una rica alfombra.

En el siglo xv esas palabras árabes podían aparecer en los textos castellanos ortografiadas de diferentes maneras: alcatifa, alquetifa, alhombra, alfombra. El carácter tolerante del rey le resultaba incomprensible al noble bohemio (Madrazo 1859: 72):

(A32) De aquí llevó el caballero á mi señor á otro pueblecillo llamado Gerbirro, donde otra vez encontramos al rey… En este lugar la gente era mahometana. Allí el viejo rey tiene á los cristianos despojados de sus tierras, y estas en poder de los paganos moros. El rey come, bebe, viste y lo hace todo á la musulmana : es enemigo de los cristianos y en todas sus ideas les es contrario.

Como señala Maíllo Salgado (1993: 45), la crónica del rey describe usos semejantes cuando Enrique IV recibe al condestable Miguel Lucas de Iranzo, yendo ambos vestidos «al modo morisco»:

(A33) El condestable «quando llégó cerca del […] descaualgó del cauallo. E fechas tres reuerençias, llegó por besarle la mano. E como por el dicho señor rey, con mucho amor, le fuese negada, quando vido que su supricar no bastaua, satisfizo su deseo la real ropa besando al modo morisco. E sin fablar, caualgó en su cauallo, y con grande reuerencia boluió a fablar al señor rey».

Page 16: La suerte diasistemática de un contacto lingüístico

Lenguas afroasiáticas y románicas en la Península Ibérica 49

Cabe decir que en (A33) el término morisco ha de entenderse en su primera acepción, que figura en el DRAE 2001 (moro). Es un periodo durante el cual los cristianos adoptan prendas de origen oriental que, a pesar del rechazo de algunos en un principio, habían sido «ya adoptadas totalmente» en tiempos de los Reyes Católicos (Maíllo Salgado 1993: 46): almaizares, alfaremes, marlotas, etc.

Entre 1474 y 1514 se impone el autoritarismo primero de los Reyes Católicos y luego de Carlos I, sucediéndose también el final del Reino de Granada y los decretos que proponían la conversión a moriscos y mudéjares, so pena de expulsión (1501 en Granada; 1502 en Castilla; 1516 en Navarra, castellana desde 1512; 1525-1526 en Aragón; datos procedentes de Maíllo Salgado 1993: 47). Pero a pesar del exilio, para los que se quedaron, el bilingüismo o el contacto lingüístico, cuando se daba, no podía borrarse por completo a decretazos. Los moriscos acabarán adoptando el castellano, de lo que resultó el desarrollo de la literatura aljamiada intracomunitaria, que a menudo eran copias de obras de otros periodos: por ejemplo, según Saroïhandy (1904: 192), el manuscrito A del Poema de Yuçuf habría sido copiado en el siglo xvi, teniendo en cuenta sus frecuentes interferencias lingüísticas con el castellano. Pero asimismo en pleno siglo xvi, antes de la expulsión definitiva de la Corona de Aragón en 1609 y de Castilla en 1614, se escribirían poemas que imitan la poesía castellana propiamente dicha pero que no dejan de integrar estribillos en árabe, en sentido inverso a lo que se hizo con las jarchas (Manzanares de Cirre 1970: 315):

(A34) Ye habíb ye Muhammad wa salat ’ ala Muhammad

Šeñor fas tu açala sobrel y fasnoš amar kon el sácanos en šu toropel so la šenna de Muhammad

Ye habib ye Muhammad wa salat ’ ala Muhammad.

Curiosamente, gracias al empeño de Pedro de Alcalá para enseñar el árabe granadino a los clérigos, encargados de la conversión de los otrora musulmanes, disponemos hoy de una buena descripción contrastiva del árabe andalusí coetáneo del descubrimiento de América. Así es como, por ejemplo, su obra nos permite comprender mejor arabismos que se perdieron, como el término alcarrán citado en (A29) y que podía

Page 17: La suerte diasistemática de un contacto lingüístico

José Antonio Vicente Lozano50

emplearse maledictológicamente21 con el significado de «cornudo» (qarrán, es un insulto que sigue empleándose en Marruecos, según Moscoso García 2005 § Cabrón, cornudo). Por otra parte el bilingüismo de la península se verá trasladado hacia algunas regiones del Norte de África, en las cuales los moriscos que ya habían adoptado el castellano van a convivir con los habitantes autóctonos, esos antiguos moriscos con el tiempo sólo hablarán árabe, y en el mejor de los casos sus descendientes podrán conservar al menos alguna que otra canción popular, como ocurrió siglos atrás con el romance de algunos mozárabes o muladíes (Vázquez 2007: 219):

(A37) Corría el año 1715 cuando Joseph Morgan, cónsul británico en Túnez, escuchó, de seguro con oídos asombrados, poesía española recitada de memoria por los residentes del pueblo de Testur.

Coincidencias fonético-fonológicas a nivel diasistemático

Por último, Pedro de Alcalá nos presenta dos fonemas (todavía) ajenos al sistema castellano: el de la consonante fricativa sorda velar y el de la interdental que, no obstante, serán integrados en el español general del centro y norte peninsular poco antes de 1650, correspondiéndose desde entonces con la pronunciación de las grafías j y z en castellano:

(A35) Alcalá 1505: fol. 4r:

(A36) Alcalá 1505: fol. 3v:

21 »El metatérmino maledictología (Maledictologie en alemán), adoptado entre otros por Éric Beaumatin (malédictologie, en francés), se lo debemos a Reinhold Aman, germanista que fundó en 1977 la revista Maledicta – The International Journal of Verbal Aggression. La maledictología tiene como objeto de estudio las palabras soeces e insultos, así como cualquier otro tipo de agresión verbal.

Page 18: La suerte diasistemática de un contacto lingüístico

Lenguas afroasiáticas y románicas en la Península Ibérica 51

En cuanto a la influencia en lo que concierne a la pronunciación, antes del siglo xv, cabe contextualizar lo afirmado por Cano (1988: 52):

(A38) Todos los estudios realizados sobre correspondencia de fonemas de una lengua a la otra han resultado negativos: los respectivos sistemas fonológicos fueron siempre impermeables el uno al otro.

En realidad, durante siglos los dialectos románicos estuvieron en constante evolución y solamente a partir del siglo xiii algunos de ellos se convertirían en lenguas vehiculares de cultura escrita. No obstante, comparando el árabe y el castellano, en el siglo xv había fonemas con realizaciones prácticamente idénticas en ambas lenguas, como era el caso de los dos fonemas palatales que Nebrija identificó respectivamente como i consonante y como x, hasta el punto que nuestro primer gramático va a pensar que se trataban de sonidos de origen árabe (Alonso 1949: 9-10). El español medieval podía por lo tanto integrar perfectamente los arabismos que contuvieran dichos sonidos, aunque con el tiempo será una articulación velar la que resultará de las palabras concernidas, una articulación que les parecería extraña, en gran medida, a muchos castellanoparlantes contemporáneos de Pedro de Alcalá, y sin embargo a partir del siglo xvii el español podrá incorporar ya arabismos con sonidos fricativos velares, sin desnaturalizar fonéticamente al étimo, verbigracia lo encontramos con el neologismo jarcha.

No obstante, la acentuatión tradicional de la onomatopeya ajó (Vicente Lozano 2000: 58-9) que sigue vigente en Andalucía y en Argentina, por ejemplo (Ajó-Ajó era el lema de la página web de accesorios para bebés www.ajoajo.com, consultada en mayo de 2013), puede explicarse etimológicamente por ser de origen hispanoárabe, ya que /aχó/ significaba «hermano» en árabe andalusí, según el mismo Pedro de Alcalá. Corominas y Pascual rechazan esta hipótesis (1991, § ajó) en base a que el testimonio escrito más antiguo y sin equívoco de dicho sentido es anterior a 1651 (fecha del fallecimiento de su autor: el dramaturgo Quiñones de Benavente), y para Corominas y Pascual bastaría con encontrar un único ejemplo de ajó en los siglos precedentes para refutar dicha posibilidad etimológica; sin embargo la etimología de las unidades fonológicas no puede conformarse a las mismas «reglas» que la etimología de las unidades léxicas. Si aceptamos la hipótesis de Corominas y Pascual, el personaje de Quiñones de Benavente habría pronunciado ajó con una consonante palatal sorda, lo que también contradiría lo establecido por estudiosos de la adquisición del lenguaje

Page 19: La suerte diasistemática de un contacto lingüístico

José Antonio Vicente Lozano52

por los niños: por ejemplo, Miras Martínez ha demostrado que, antes de los tres años, los niños almerienses no consiguen articular correctamente fonemas palatales sordos (1992: 96-98).

¿Por qué no pensar que algunos españoles que hubiesen hablado árabe en el pasado hubieran podido transmitir esa palabra pronunciada como todavía lo era en el árabe andalusí de Pedro de Alcalá, con un valor afectivo para imitar los gorgoritos de un niño y un significante que significara «hermano»? Tal sería la pronunciación sugerida en la definición del vocablo compuesto axoniño que nos proporciona Covarrubias en 1611:

(A39) AXONIÑO, quando las madres o las amas enseñan a hablar al niño de teta, lo primero que percibe es el gorgear y formar la voz en la gorja, porque aquello se haze sin los demás instrumentos necessarios para formar la perfeta voz significativa, contentándose con solo el sonido gutural […].

Además, hay otras palabras de origen árabe que contenían [h] y que se han mantenido con dicho sonido en zonas de Andalucía y del Caribe, aunque ortográficamente se representen con j, y que en el resto de zonas hispanohablantes se realice más bien como [χ] (véase Maíllo 1993: 431):

(A40) Majarón: maḥrūm «excluido, desterrado, descomulgado, desgraciado», de ahí «infeliz, desdichado», acepciones estas últimas con las que la palabra pasó al castellano […] el término majarón (y su variante majara) emerge como voz del habla popular de Andalucía y del habla jergal de la zona de Salamanca-Madrid, donde dicho término significa «loco», evolución lógica descendente de su antiguo contenido, que la variante majareta, registrada en DRAE (1984), también incluye.

Lo que permite comprender mejor la explicación que dan Corominas y Pascual a la generalizada conservación de [h] en un maledictum como el actualmente ortografiado joder, que provenía de fŭtŭěre (1991, § joder):

(A41) predominó en todas partes la pronunciación aspirada, aun en las regiones donde por lo demás se ha perdido la aspiración; la razón no es solo el empleo frecuente del infinitivo como interjección (…) sino en general el carácter brutal de la palabra que se presta a una pronunciación especialmente enérgica y achulada.

El sistema fonológico del castellano tendría que evolucionar al final del periodo del Siglo de Oro para evitar la confusión entre consonantes fricativas sibilantes y chicheantes, y serán precisamente sonidos que existían en palabras árabes los que van a permitir resolver el problema

Page 20: La suerte diasistemática de un contacto lingüístico

Lenguas afroasiáticas y románicas en la Península Ibérica 53

(los dos sonidos ajenos al castellano de Pedro de Alcalá vistos en (A35) y (A36) supra, así como en algunas zonas [h], un sonido que era común al árabe y al castellano medievales). Bien pudo ser entonces que algunas interjecciones, palabrotas u otras palabras con marcada carga afectiva jugaran un papel determinante, asegurando la transición de los sistemas del Siglo de Oro a los del español contemporáneo y si las prepalatales sordas antiguas se transformaron en consonantes posteriores para salvar al sistema fue, entre otras cosas, porque esas unidades léxicas habían salvaguardado realizaciones listas para su fonologización o su refonologización, según las zonas, verbigracia: [χoðíðo] o [hoðíðo]. Si no todo ello habría sido resultado de la casualidad…

Conclusiones

Hemos visto en este trabajo algunas muestras de la extensa variabilidad de formas de origen árabe desde la Edad Media hasta épocas más recientes y de documentos que tratan de intercambios lingüísticos y culturales entre hablantes de zonas musulmanas o cristianas, que se dieron con distinta intensidad según los periodos concernidos por los avatares de la historia geopolítica y social. Todo ello resulta de un contacto lingüístico innegable que se dio no solo en zonas fronterizas, en la esfera pública o privada, y que se trasladaría fuera de la península con algunos de los hablantes de una u otra lengua, que tuvieron que exiliarse a fines de la Edad Media o en pleno Siglo de Oro. Queda por hacer un estudio diasistemático detallado de la configuración de los sistemas fonológicos que convivieron en la Península con el árabe, así como también se puede aplicar, de manera mucho más amplia, un enfoque diasistemático a estudios lexicológicos y etimológicos, sacando el máximo partido de las herramientas informatizadas de las que disponemos actualmente y de un acceso muchísimo más fácil que en el pasado a incunables y manuscritos, rindiendo homenaje a los grandes pilares de la filología hispánica como son Menéndez Pidal y Corominas, y al mismo tiempo siguiendo los pasos de Corriente (1996: 1):

(A42) El estudio de los arabismos del iberorromance es, en términos lingüísticos estrictos, una cuestión pancrónica de interferencia de lenguas en contacto que debe investigarse sobre el corpus total de datos existentes con la metodología apropiada, fundamentalmente desarrollada por la etimología, el estudio de los cambios de código y la lingüística estadística, para obtener unos resultados correctos, tanto etimológica como sociolingüística y estadísticamente.

Page 21: La suerte diasistemática de un contacto lingüístico

José Antonio Vicente Lozano54

Bibliografía

Diccionarios

Corominas, Joan y Pascual, José Antonio, 1991, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos.

Covarrubias, Sebastián de, 1611, Tesoro de la Lengua Castellana, o Española, Madrid, Luis Sánchez, (edición facsimilar de Ignacio Arellano y Rafael Zafra, DVD-Rom, Universidad de Navarra, 2006).

DRAE, ver Real Academia Española, 2001.Moscoso García, Franciso, 2005, Diccionario español-árabe marroquí, Sevilla,

Dirección General de Coordinación de Políticas Migratorias, Consejería de Gobernación, Junta de Andalucía.

Real Academia Española, 2001, Diccionario de la lengua española, 22ª edición, CD-ROM, Madrid, Espasa Calpe.

Estudios

Alchalabi, Frédéric, 2003, L’écriture de l’Histoire dans les Chroniques de Pierre Ier et de Pierre III, Thèse soutenue à l’université de Paris IV.

Alonso, Amado, 1949, «Examen de las Noticias de Nebrija sobre antigua pronunciación española», Nueva Revista de Filología Hispánica, 3, 1: 1-82.

Beaumatin, Éric, 2007, « Pour une systématique de la violence verbale chez le capitaine Haddock », Marie-Hélène Larochelle éd. Invectives et violences verbales dans le discours littéraire, Québec, Presses Universitaires Laval, p. 177-196.

Benarroch, Myriam, 2011, «Quelques réflexions sur les arabismes portugais et espagnols dans deux dictionnaires de 1611», Ariane Desporte et Gilbert Fabre éds. Aspects actuels de la linguistique ibéro-romane, Limoges, Lambert-Lucas, p. 57-75.

Cano Aguilar, Rafael, 1988 [1999], El español a través de los tiempos, Madrid, Arco Libros.

Corriente, Federico, 1996, «Novedades en el estudio de los arabismos en iberorromance», Revista Española de lingüística, 26, 1, p. 1-13.

Corriente, Federico, 2001, «El romandalusí reflejado por el Glosario Botánico de Abulxayr», Estudios de dialectología norteafricana y andalusí, 5, p. 93-241.

Corriente, Federico, 2002, «Primeras adiciones y correcciones al diccionario de arabismos y voces afines en iberorromance», Estudios de dialectología norteafricana y andalusí, 6, p. 105-119.

Epalza, Mikel de, 1992, «Les mozarabes. État de la question», Revue du monde musulman et de la Méditerranée, 63-64, p. 39-50.

Fernández González, 1886, Estado social y político de los mudéjares de Castilla, Madrid, Real Academia de la Historia (reed. 1985, Madrid, Hiperión).

Frago, Juan Antonio, 1993, Histoira de las hablas andaluzas, Madrid, Arco Libros.

Page 22: La suerte diasistemática de un contacto lingüístico

Lenguas afroasiáticas y románicas en la Península Ibérica 55

Frenk Alatorre, Margit, 1977, Lírica española de tipo popular, Madrid, Cátedra.Garrot Garrot, José Luis (Dpto. de Estudios Árabes e Islámicos, Universidad

Complutense de Madrid), 2011, «Cómo veían las fuentes árabes a Mayrit», España y su Historia, blog consultado el 3 de enero de 2014, http://espanaysuhistoria-garrot.blogspot.fr/2011/09/como-veian-las-fuentes-arabes-mayrit.html.

García Turza, Claudio, 2005, «En los orígenes de la escritura española: la creación gráfica de los glosadores altomedievales», Actes du du IX Simposiun de la SDLLL, La Lengua Escrita, Logroño, Universidad de la Rioja, 45-62.

Guichard, Pierre, 2005, « La conquête arabe de l’Espagne au miroir des textes », Cahiers de linguistique hispanique médiévale, 28, p. 377-389.

Lapesa, Rafael, 1960, «Sobre el texto y lenguaje de algunas ‘jarchyas’ mozárabes », Boletín de la Real Academia Española, 40, 159, p. 53-66.

Levy Provençal, Évariste, 1953, «La description de l’Espagne de Ahmad al Razi », in Al-Andalus: revista de las Escuelas de Estudios Árabes de Madrid y Granada, 18, 1, p. 51-108.

Maíllo Salgado, Felipe, 1993 [1998], Los arabismos del castellano en la Baja Edad Media, Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca.

Manzanares de Cirre, Manuela, 1970, «Textos aljamiados. Poesía religiosa morisca», Bulletin Hispanique, 72, 3-4, p. 311-327.

Marcos Marín, Francisco, 1997, «Lecturas y lecciones de las jarchas», Al-Andalus Magreb, 5, p. 75-86.

Marcos Marín, Francisco, 2001, «Forma y contenido en las cantigas de amigo y las jarchas: La nueva perspectiva», in Cortijo Ocaña et al. eds. Estudios Galegos Medievais, Santa Barbara, University of California, p. 61-96.

Martin, Georges, 1992, Mentalités et discours historique dans l’Espagne médiévale, col. Annexes des Cahiers de linguistique hispanique médiévale, 6, Paris, Klincksieck.

Menéndez Pidal, Ramón, 1956, Orígenes del español, Madrid, Gredos.Miras Martínez, Francisco, 1992, El desarrollo fonoarticulatorio del habla infantil,

Almería, Universidad de Almería.Richard, Bernard, 1971, « L’Islam et les musulmans chez les chroniqueurs »,

Hesperis Tamuda, 12, 1, p. 107-132.Roman, André, 2011, Grammaire systématique de la langue arabe, Paris,

L’Harmattan.Ruiz Girela, Francisco, 2000, «Expresiones de visiones rígidas de la realidad;

Ejemplos en ámbito cultural arabo-islámico», Cahiers du PROHEMIO, 3, Orléans, Université d’Orléans, p. 85-93.

Saroïhandy, Jean, 1904, « Remarques sur le Poème de Yuçúf », in: Bulletin Hispanique, 6, 3, p. 182-194.

Page 23: La suerte diasistemática de un contacto lingüístico

José Antonio Vicente Lozano56

Steiger, Arnald, 1932, Contribución a la fonética del hispano-árabe y de los arabismos en el ibero-románico y el siciliano, Madrid, Hernando (cit. ed. de 1991, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas).

Stern, Samuel Miklos, 1948, « Les vers finaux en espagnol dans les muwassahs hispano-hébraïques. Une contribution à l’histoire du muwassah et à l’étude du vieux dialecte espagnol ‘mozarabe’ », Al-Andalus Revista de las escuelas de estudios árabes de Madrid y Granada, XII, p. 299-346.

Vázquez, Miguel Ángel, 2007, «Poesía morisca (o de cómo el español se convirtió en lengua literaria del islam)», Hispanic review, 75, 3, p. 219-242.

Vicente Lozano, José, 2002, «Etimología con fabulación», Orléans, Université d’Orléans, Cahiers du PROHEMIO, 4, p.  67-86.

Vicente Lozano, José, 2006, L’approche diasystématique en phonologie espagnole et française, Rouen, PURH.

Vicente Lozano, José, 2008, « La trace phonologique du zéro phonétique, en espagnol: le cas du h », George Tyras ed., Université Stendhal-Grenoble 3, Trace et linguistique, Tigre 16, p. 79-92.

Fuentes y bases de datos

ADMYTE II, ver Marcos Marín 1999.Alcalá, Pedro de, 1505, Vocabulista aravigo en letra castellana, Granada, Juan

Varela de Salamanca.Ayala (Canciller), ver López de Ayala 1536 y Orduna 1994.CORDE, ver Real Academia Española.CREA, ver Real Academia Española.Linares, Juan de, 1573, Cancionero llamado Flor de enamorados, Barcelona, Pedro

Malo (cit. ed. de 1626, Barcelona, Emprenta de Lorenço Deu).Llorente, Juan Antonio, 1808, Noticias historicas de las tres provincias Vascongadas,

Parte 3, Volume 4, Madrid, Imprenta Real.López de Ayala, Pero, 1526 [c. 1301], La Crónica del Rey don Pedro, Toledo, en

casa de Remón de Petras imprimidor a costas y despensas de Cosme Damián.Madrazo, Pedro de, 1859, « Discurso del Ilmo. Señor Don Pedro de Madrazo »,

Discursos leídos en las recepciones y actos públicos de la Real Academia de las Tres nobles artes de San Fernando, Madrid, Imprenta de Manuel Tello, I, p. 41-73.

Marcos Marín, Francisco, ed., 1999, ADMYTE II, CD-Rom, Madrid, Micronet.Menéndez Pelayo, Marcelino, 1944, Antología de poetas líricos castellanos, vol. 7,

Madrid, CSIC (primera ed. Madrid, Librería de Perlado Páez, 1906).Menéndez Pidal, Ramón, 1955, Primera crónica general de España que mandó

componer Alfonso el Sabio y se continuaba bajo Sancho IV, Madrid, Gredos.Orduna, Germán ed., 1994, Crónica del Rey Don Pedro y del Rey Don Enrique, su

hermano, hijos del rey don Alfonso Onceno, de Pero López de Ayala, edición crítica e Incipit, Buenos Aires, SECRIT.

Page 24: La suerte diasistemática de un contacto lingüístico

Lenguas afroasiáticas y románicas en la Península Ibérica 57

Real Academia Española, Banco de datos (CORDE) [en línea]. Corpus diacrónico del español, <http://www.rae.es> [consultado el 2 de enero de 2014].

Real Academia Española, Banco de datos (CREA) [en línea]. Corpus de referencia del español actual, <http://www.rae.es> [consultado el 5 de enero de 2014].

Schott, Andreas, ed., 1603-1608, Chronicon mundi, de Lucas de Tuy, col. Hispania Illustrata, vol. 4, Frankfurt, Claudisus. Marnius et Heredes Joanni Aubrii.